José María Velasco Ibarra

Conocer lo bueno y lo malo de las personas destacadas como José María Velasco Ibarra, personas que hacen girar y evolucionar al mundo, es algo básica para que seamos capaces de poner en valor no sólo la existencia de José María Velasco Ibarra, sino la de todos aquellos y aquellas que fueron inspiradas por José María Velasco Ibarra, gentes a quienes de un modo u otro José María Velasco Ibarra influyó, y ciertamente, conocer y descifrar cómo fue vivir en el periodo histórico y la sociedad en la que vivió José María Velasco Ibarra.

Las biografías y las vidas de personas que, como José María Velasco Ibarra, atraen nuestro interés, deben servirnos en todo momento como referencia y reflexión para conferir un marco y un contexto a otra sociedad y otra época que no son las nuestras. Intentar comprender la biografía de José María Velasco Ibarra, el motivo por qué José María Velasco Ibarra vivió de la forma en que lo hizo y actuó de la forma en que lo hizo en su vida, es algo que nos impulsará por un lado a entender mejor el alma del ser humano, y por el otro, la forma en que avanza, de forma implacable, la historia.

Vida y Biografía de José María Velasco Ibarra

Político ecuatoriano (Quito, 1893-1979). Procedente de una familia acomodada, estudió en las universidades de Quito y París, se realizó letrado y entró en política en las filas del Partido Conservador. Desempeñó múltiples cargos políticos (como el de presidente del Congreso) antes de ganar su primera decisión presidencial en 1933. Desde entonces fue la figura preponderante de la política ecuatoriana por espacio de 40 años. Durante su primer orden (1934-35) procuró arrancar una reforma agraria con la división de las considerables haciendas; frente a la resistencia que hallaron sus proyectos, aceptó poderes dictatoriales y refrenó ferozmente a la oposición. Fue depuesto por un golpe de Estado militar y tuvo que exilarse en Colombia hasta 1944. El mismo patrón se repitió en 4 oportunidades mucho más, en las que fue escogido presidente del Ecuador y fue entonces depuesto por los militares (1944-47, 1952-56, 1960-61 y 1968-72), escogiendo Argentina como país de cobijo. Desde 1971 hasta su último derrocamiento instituyó un régimen autoritario enfrentado con los Estados Unidos, lo que le llevó a entablar contactos amistosos con la Cuba de Fidel Castro.

Hijo de Alejandrino Velasco Sardá, entre los primeros ingenieros formados en la Escuela Politécnica de Quito, y de Delia Ibarra, quien le dio sus primeros entendimientos, José María Velasco Ibarra efectuó sus estudios secundarios en el seminario San Luis y en el instituto San Gabriel. En 1922 consiguió el título de doctor en Jurisprudencia en la Universidad Central, donde más tarde se desempeñó como catedrático.

En 1926 inició su colaboración periodística en El Comercio, escribiendo con el seudónimo "La Briolle". Posteriormente publicaría esenciales proyectos como Rodó y el comprender del escritor; Derecho Político; Un instante de transición política; Democracia, Ética y Democracia Materialista; Tragedia Humana y Cristianismo; Caos Político en el Mundo Contemporáneo; Derecho en todo el mundo del futuro y Experiencias Jurídicas Latinoamericanas. Viajó a París en el mes de julio de 1931 y en la Sorbona se especializó en Derecho Internacional y Filosofía del Arte.

A su regreso al país, en 1932, fue escogido legislador por el bando conservador; por año siguiente, como presidente de la Cámara de Diputados, encabezó la oposición contra el gobierno de Juan de Dios Martínez Pura. Después de que el Senado declarase vacante la presidencia, aceptó la magistratura el 1 de septiembre de 1934.

El primer velasquismo se caracterizó por la puesta en marcha de una sucesión de resoluciones tomadas al apuro. Pese a que se le acusó de desatender los inconvenientes económicos del país, la verdad es que su gobierno tuvo puntos positivos y tangibles. Pronto la oposición se focalizó en el Congreso, comandado por el liberal Carlos Arroyo del Río. Velasco perdió la tranquilidad y, en apurada resolución, determinó desconocer al Congreso y convocar a una exclusiva Asamblea Constituyente. Ante esta actitud dictatorial fue apresado y obligado a renunciar el 20 de agosto de 1935, debiendo exilarse.

En enero de 1940 participó de nuevo como candidato a la presidencia, pero fue derrotado por Arroyo del Río. Posteriormente se residió en Chile, lugar desde donde establecía contacto con sus incondicionales, que le sostenían informado de todo lo que sucedía en el Ecuador, y después radicó en Pasto. En mayo de 1944 se envió una comisión encargada de traerle de regreso al país y, desde Ipiales, se dirigió a Quito, donde fue recibido por el pueblo en forma apoteósica. Fue nombrado jefe supremo el 1 de junio, y para el diez de agosto una Asamblea Constituyente le escogió presidente constitucional.

Durante este segundo orden realizó muchas proyectos y puso en marcha una política en todo el mundo que condujo al Ecuador a ser parte de la Flota Mercante Grancolombiana y a entrar a la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Velasco Ibarra condujo la economía con prudencia y integridad; autorizó la creación de la Casa de la Cultura y la Universidad Católica de Quito, atendió la enseñanza pública, dictó la Ley de Escalafón y Sueldos para el Magisterio Nacional y también inició múltiples proyectos públicas.

Aduciendo distintas causas, en el mes de marzo de 1945 Velasco y su ministro de Gobierno, Carlos Guevara Moreno, brindaron un golpe de Estado que sumió al país en un auténtico caos. En agosto de 1946, la novedosa Asamblea Constituyente le restableció como presidente constitucional hasta el momento en que tras una exclusiva revolución habitual, en el mes de agosto de 1947, su ministro de Defensa, el coronel Carlos Mancheno, le forzó a renunciar y le expulsó del país.

El 1 de junio de 1952, contando con el acompañamiento de distintas fuerzas políticas (Concentración de Fuerzas Populares, comandadas por Guevara Moreno y ciertos disidentes conservadores), aceptó el poder por tercera vez, alcanzando la votación mucho más alta registrada hasta el momento. Velasco había manifestado a lo largo de su tercera administración que se retiraría finalmente de la vida política, pero frente a la insistencia de sus incondicionales aceptó una exclusiva postulación presidencial en 1960.

El 5 de junio de aquel año participó en nuevos comicios electorales triunfando por mayoría de votos. En esta ocasión, desde los primeros instantes fue visible la heterogénea composición del bloque gubernativo y su reprochable composición, sumándose el crítico estado de la economía que demandaba una política de austeridad. Sin embargo, otra vez puso en marcha enormes proyectos que requerían una fuerte inversión, lo que le llevó a dictaminar una devaluación monetaria, que provocó la queja y el descontento habitual.

En las selecciones de 1968 Velasco triunfó por quinta ocasión y aceptó la magistratura bajo desfavorables situaciones: crisis fiscal, descomposición popular, ataduras legales y falta de respaldo legislativo y político. Con este negro panorama, los nuevos líderes velasquistas optaron por cerrar una coalición formal con el bloque de la Izquierda Democrática, en lugar de una coparticipación gubernativa. El acuerdo en un inicio funcionó, pero el presidente, al verse atado y sin hacer las reformas legales que estimaba imprescindibles, resquebrajó la coalición.

Convocadas novedosas selecciones en 1977, se le ha propuesto a Velasco dirigir el sexto velasquismo, pero su contestación fue tajante: "Yo tengo 84 años, tengo un riñón menos, mi memoria y también imaginación retentiva están fallando. Mi edad me ordena a seguir austeramente renunciando a la fatua vanidad". Murió el 30 de marzo de 1979, a los 86 años de edad, tras haber sufrido la trágica pérdida de su mujer, Corina Parral, que formaba la madre, compañera, consejera y puerto afectivo y espiritual de este discutido personaje.

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