(La Guaira, 1786 - Nueva York, 1854) Patriota, político y médico venezolano, presidente de la república entre 1835 y 1836. Tras cursar estudios de medicina en Caracas, que concluyó en 1808, ejercitó su profesión en Cumaná. Encarcelado por sumarse al movimiento independentista, fue liberado por Bolívar en 1813. Viajó a Gran Bretaña, donde amplió sus estudios médicos, y radicó en Puerto Rico entre 1819 y 1925. A su regreso a Venezuela (1825), se alió con los incondicionales de la separación de Venezuela de la Gran Colombia y participó en el Congreso de Valencia (1830).
José María Vargas fue escogido presidente en las primeras selecciones (1835), pero la presión militar (la llamada Revolución de las Reformas, dirigida por Mariño) lo forzó a dejar el país. Sofocada la rebelión, reasumió el poder, pero acabó por enseñar la dimisión en 1836. Posteriormente fue asesor del gobierno (1847-1851) y directivo de Instrucción Pública en el gabinete de José Tadeo Monagas. Sus disconformidades con la política de Monagas le llevaron a exilarse a Estados Unidos en 1853.
La presidencia de José María Vargas
En las selecciones de 1834, que terminarían dando la presidencia a José María Vargas, se perfilaron cinco aspirantes, tres de ellos militares, los en general Carlos Soublette (propuesto por José Antonio Páez), Santiago Mariño y Bartolomé Salom, y 2 civiles, Diego Bautista Urbaneja y nuestro Vargas. El doctor José María Vargas tenía el acompañamiento de distintos campos civiles (universitarios, labradores y dueños) que deseaban aprovecharse de la división que existe entre los militares para aupar una opción alternativa civilista. Los seguidores de Mariño se oponían ferozmente a esta candidatura y demandaban el derecho único que tenían los militares para gobernar el país.
Más allá de esta tenaz oposición, Vargas resultó escogido, y en el mes de febrero de 1835 reemplazó a José Antonio Páez, quien le entregó el poder. Vargas inició su orden actuando tal y como si tuviera una base permanente y intentando de perfeccionar el gobierno dotándolo de un cuerpo legal conveniente. Creía tener sólidos apoyos, pero prontísimo constataría que la verdad era otra. Los militares que se habían contrario a su candidatura han comenzado a planear y urdieron la llamada Revolución de las Reformas (julio de 1835), adelante de la que estaban los militares Santiago Mariño, Pedro Briceño Méndez y Pedro Carujo. Este movimiento logró deponer al doctor Vargas, que fue expulsado del país adjuntado con el vicepresidente, el doctor Andrés Narvarte.
José Antonio Páez, a quien el depuesto gobernante había nombrado jefe del ejército constitucional, despreció la oferta de mando que le logró Mariño y abandonó su retiro bucólico para proteger al presidente constitucional. Reunió a sus múltiples incondicionales armados, debeló la insurrección y devolvió el poder al legítimo presidente. El militarismo recalcitrante, apoyado en el ejército persistente, nada ha podido contra el carisma del caudillo Páez, quien apoyado por las elites civiles y por las milicias urbanas y rurales terminó con la Revolución de las Reformas.
Sofocada la revuelta, Vargas regresó a Venezuela y aceptó nuevamente el poder. Sin embargo, hostilizado otra vez por el Congreso, Vargas sintió que no tenía el auténtico acompañamiento de Páez, en quien percibía una actitud reticente y también indiferente, y al final renunció frente al Congreso de manera irrevocable en el mes de mayo de 1836.
A lo largo del corto gobierno civilista de Vargas se realizó la promulgación del Primer Código de la República, la organización del Registro Público, la elaboración de un Proyecto de Código de Instrucción Pública, la introducción de reformas en la enseñanza principal y superior y la reedificación de los institutos nacionales de Margarita y El Tocuyo. Se atendió asimismo a la sanidad, se establecieron las bases para el censo general de población y se autorizó la entrada de navíos españoles en los puertos de venezuela.
A Vargas le sucedió el vicepresidente Andrés Narvarte hasta enero de 1837. En esta fecha había sido electo como nuevo vicepresidente el general Carlos Soublette, pero, al encontrarse ausente en Europa, se hizo cargo del poder el general José María Carreño, vicepresidente del Consejo de Gobierno, hasta el momento en que al final, en el mes de mayo, Soublette se posesionó como vicepresidente solicitado de la presidencia.
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