La historia del mundo la narran las mujeres y hombres quea lo largo del tiempo, gracias a su proceder, sus ideas, sus innovaciones o su ingenio; han originado quela civilización, de un modo u otro,avance.
Si has llegado hasta aquí es porque eres consciente de la importancia que detentó José María Queipo de Llano en la historia. La forma en que vivió y las cosas que hizo mientras permaneció en el mundo fue determinante no sólo para las personas que conocieron a José María Queipo de Llano, sino que a lo mejor dejó una huella mucho más honda de lo que logremosconcebir en la vida de gente que tal vez nunca conocieron ni conocerán ya nunca a José María Queipo de Llano de forma personal.José María Queipo de Llano ha sido una persona que, por alguna causa, merece ser recordado, y que para bien o para mal, su nombre nunca debe borrarse de la historia.
Comprender lo bueno y lo malo de las personas destacadas como José María Queipo de Llano, personas que hacen girar y evolucionar al mundo, es una cosa fundamental para que podamos apreciar no sólo la vida de José María Queipo de Llano, sino la de toda aquellas gentes que fueron inspiradas por José María Queipo de Llano, aquellas personas a quienes de un modo u otro José María Queipo de Llano influyó, y por supuesto, comprender y entender cómo fue el hecho de vivir en el momento de la historia y la sociedad en la que vivió José María Queipo de Llano.
Las biografías y las vidas de personas que, como José María Queipo de Llano, cautivan nuestra atención, tienen que servirnos en todo momento como referencia y reflexión para proponer un marco y un contexto a otra sociedad y otra etapa de la historia que no son las nuestras. Hacer un esfuerzo por comprender la biografía de José María Queipo de Llano, el motivo por qué José María Queipo de Llano vivió como lo hizo y actuó de la forma en que lo hizo a lo largo de su vida, es algo que nos impulsará por un lado a vislumbrar mejor el alma del ser humano, y por el otro, la forma en que se mueve, de forma inexorable, la historia.
(José María Queipo de Llano, Conde de Toreno; Oviedo, 1786 - París, 1843) Político y también historiador español. Era hijo de José María Queipo de Llano y de Dominga Ruiz de Sarabia. Pasó su niñez en Madrid, Toledo y Cuenca, localidad esta última donde su madre tenía amplias características. De nuevo se trasladó a Madrid en 1797 para ofrecer comienzo a su educación formal, y en esta localidad le sorprendió la invasión francesa de 1808.
Gozaba ahora entonces del título de vizconde de Matarrosa y era vocal nato de la Junta General del Principado de Asturias, que le eligió como entre los embajadores que tenían que proceder a Londres a negociar la inversión de las coaliciones. La embajada salió de Gijón el 30 de mayo de 1808 y llegó a Londres el 6 de junio, localidad donde continuó hasta diciembre del mismo año. A su vuelta a España, por haber fallecido su padre, heredó el condado y se dedicó desde entonces, y hasta mayo de 1809, a la resolución de temas particulares.
Se trasladó entonces a Sevilla, cerca de la Junta Central, y en el mes de enero de 1810 fue nombrado gerente de la Junta de León, y después de la de Asturias, ahora cerca de la Regencia. Alférez mayor del Principado, fue escogido diputado a las Cortes de Cádiz por Asturias, cargo que juró el 18 de marzo de 1811, anterior dispensa por no tener la edad precisa, y en las que se realizó ver como orador. El 13 de junio de 1812 publicó un producto en el Redactor, nº 371, en contestación a otro de Ostolaza aparecido en el Diario de la Tarde y en el que se le atacaba. En 1814 escapó a Lisboa, y desde allí se trasladó a Inglaterra. Hizo múltiples viajes entre Londres y París, y fue detenido en esta última localidad en el mes de abril de 1816, por suponérsele difícil en las conspiraciones liberales españolas. No obstante, fue puesto en independencia en cuestión de un par de meses.
En París empezó su obra de historiador: Noticia de los primordiales hechos sucedidos en el Gobierno de España, desde el instante de la insurrección de 1808 hasta la disolución de las Cortes ordinarias de 1814 fue editada en París y Barcelona en 1820, y tuvo traducción francesa exactamente el mismo año. Fue nombrado por ese momento embajador en Berlín, pero no aceptó, por elegir el cargo de diputado por Asturias a las Cortes de 1820-1822.
Allí se realizó popular de manera rápida por sus intrigas de pasillo, su ambición y su egoísmo, que le formaron a la cabeza aparente de los moderados. El pueblo bajo no le disculpaba su hipocresía, sus manejos en Hacienda y sus usuales viajes a París, en donde diríase que jugaba a la bolsa y gozaba de la joie de vivre, aun llenándose de deudas. El 4 de febrero de 1822 fue insultado al escapar del Congreso, adjuntado con Martínez de la Rosa y José Moscoso, hecho que dio sitio a una causa instruida por el juez Moreno y Ramírez, que no arrojó enormes desenlaces.
En febrero de 1822 optó por irse a París, en donde se encontraba en el momento en que sucedió la invasión de 1823, lo que le transformó en migrado. En septiembre de 1825 se mencionó que daba productos a Evariste Dumoulin, del Constitutionnel, y a los articulistas del Courier, y un año después corrió asimismo el rumor de que el conde de Cartagena le consultaba para la redacción de sus Memorias. Dedicó un buen tiempo a viajar por Europa y empezó a elaborar su enorme libro, la Historia del alzamiento, guerra y revolución de España (1832).
Regresó a España en el mes de julio de 1833, y radicó en Asturias hasta la desaparición de Fernando VII. Procurador por Asturias entre 1834 y 1835, Martínez de la Rosa le nombró Ministro de Hacienda el 18 de junio de 1834, cargo que ejercitó hasta el 13 de junio de 1835. Se afirma que en el momento en que ocupaba este puesto se dejó sobornar por la Casa Rothschild por 1.600.000 francos, lo que contribuyó, adjuntado con otros accidentes, a consolidar su popularidad de enorme ladrón. Presidente del Consejo de Ministros y Ministro de Estado (7 de junio-14 de septiembre de 1835), fue su política la de poder una intervención extranjera que, so motivo de terminar con la guerra civil, evitase la revolución. Se casó entonces con María Pilar Gayoso de los Cobos y Téllez Girón, hija de los marqueses de Camarasa.
La revolución de los sargentos de la Granja en 1836 le logró emigrar nuevamente a Londres y a París, pero en esta ocasión regresó enseguida, como diputado nuevamente por Asturias (1837), ya que ocupó sin pausas hasta 1840. Por ese momento ahora era un opulento magnate y también, aun, fue hecho Grande de España. En 1839 volvió a París y efectuó un viaje por Italia, que describió en Diario de un viaje a Italia , obra que se publicó póstumamente en la Revista moderna (Madrid, 1882). En el artículo tiene relación a otro Diario previo sobre exactamente el mismo tema, aparentemente perdido. En febrero de 1841 volvió a expatriarse, y murió en el exilio.
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