La historia del mundo la escriben las mujeres y hombres queen el transcurrir de los siglos, gracias a sus obras, sus pensamientos, sus creaciones o su talento; han ocasionado quela civilización, de una forma u otra,avance.
Ya sea inspirando a otros o formando parte de la acción. José María Moncada es una de las personas cuya vida, realmente, merece nuestro interés debido al grado de influencia que tuvo en la historia.Conocer la vida de José María Moncada es comprender más acerca de época determinada de la historia de la humanidad.
Apreciar las luces y las sombras de las personas significativas como José María Moncada, personas que hacen rotar y transformarse al mundo, es algo básica para que seamos capaces de valorar no sólo la existencia de José María Moncada, sino la de toda aquellas gentes que fueron inspiradas por José María Moncada, aquellas personas a quienes de de una u otra forma José María Moncada influyó, y sin duda, entender y comprender cómo fue vivir en el momento de la historia y la sociedad en la que vivió José María Moncada.
Las biografías y las vidas de personas que, como José María Moncada, atraen nuestra curiosidad, deben servirnos en todo momento como referencia y reflexión para ofrecer un marco y un contexto a otra sociedad y otra época que no son las nuestras. Intentar comprender la biografía de José María Moncada, porqué José María Moncada vivió del modo en que lo hizo y actuó del modo en que lo hizo durante su vida, es algo que nos ayudará por un lado a vislumbrar mejor el alma del ser humano, y por el otro, el modo en que se mueve, de forma inexorable, la historia.
(José María Moncada Tapia; San Rafael del Sur, 1871 - Managua, 1945) Político y militar nicaragüense, presidente de la República entre 1929 y 1933. En su juventud ejercitó como instructor y periodista, hasta el momento en que en 1910 tomó las armas a favor de la revolución que derribó el gobierno de José Santos Zelaya. Formó una parte del nuevo gobierno como ministro de Gobernación hasta el momento en que fue obligado a emigrar a Costa Rica.
En 1926 regresó a Nicaragua y se opuso al gobierno de Adolfo Díaz. Alcanzó el rango de general y participó activamente en la guerra civil que se desarrolló entre 1926 y 1927 entre los incondicionales del general Emiliano Chamorro y el presidente constitucional, de ideología liberal, Juan Bautista Sacasa, al que apoyó por afinidades ideológicas.
Tras el desembarco de las tropas norteamericanas en Puerto Cabezas el 24 de diciembre de 1926, José María Moncada, en nombre del gobierno liberal predeterminado, inició diálogos con los estadounidenses y el 4 de mayo de 1927 firmó en Tipitapa el Pacto de Espino Negro, por el que se comprometía a hallar la paz en el país y convocar selecciones. Después de haber firmado el acuerdo, Moncada entabló negociaciones con el líder innovador Augusto César Sandino para hallar que entregase las armas y admitiera la ocupación temporal del país; pero sus sacrificios fueron inútiles y no ha podido hallar su rendición.
En las selecciones 1928, José María Moncada consiguió el triunfo como gerente del partido liberal; tomó posesión de su cargo el 1 de enero de 1929. Durante su gobierno debió realizar en frente de la sublevación de Sandino; para Sandino, Moncada se había vendido a los intereses de una capacidad extranjera. Además, el nuevo presidente debió enfrentar los efectos que la crisis económica de 1929 tuvo en Nicaragua. Moncada tenía el total acompañamiento del Congreso, en el que había una mayoría liberal, y emprendió ciertas reformas económicas y políticas destinadas a mitigar los efectos de la crisis, si bien en todo instante respetó los intereses estadounidenses en la región.
En 1930 autorizó la firma del Tratado Bárenas-Meneses Esguerra, por el que Nicaragua entregó a Colombia las islas de San Andrés y Providencia. El 31 de marzo de 1931 sucedió un fuerte terremoto que prácticamente destrozó Managua, lo que supuso un duro golpe para la ética del pueblo, pero logró que conservadores y liberales acercaran sus situaciones. Tras ello, Moncada inició la reconstrucción de la ciudad más importante del país.
En el final de su orden vio de qué manera el Congreso se negaba a firmar una de sus resoluciones políticas, puesto que Moncada, deseoso de remover tensiones, había recibido el Laudo Real, firmado por Alfonso XIII, en el que se acordaba la distribución de ciertas ciudades nicaragüenses a Honduras. La cámara de representantes se negó a sancionar el Laudo. El 1 de enero de 1933 Moncada abandonó su puesto como presidente y tomó posesión de su cargo el gobernante del país elegido, Juan Bautista Sacasa.
Tras su presidencia se retiró de la vida pública. Moncada asimismo cultivó la literatura, principalmente al ensayo. Entre sus proyectos resaltan Cosas de Centroamérica, El ideal ciudadano, Influencia popular y política de los Estados Unidos en América Central y El Imperialismo y la doctrina Monroe.
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Los matices y las sutilezas que llenan nuestras vidas son siempre importantes, ya que perfilan la diversidad, y en el caso de la vida de una persona como José María Moncada, que detentó su importancia en un momento histórico concreto, es vital tratar de brindar una perspectiva de su persona, vida y personalidad lo más rigurosa posible.
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