José Luis Rodríguez Zapatero

La historia de la civilización la cuentan aquellas mujeres y hombres queen el paso de los años, gracias a su forma de actuar, sus ideales, sus hallazgos o su arte; han ocasionado quela humanidad, de un modo u otro,avance.

Conocer las luces y las sombras de las personas significativas como José Luis Rodríguez Zapatero, personas que hacen rotar y transformarse al mundo, es algo fundamental para que seamos capaces de valorar no sólo la existencia de José Luis Rodríguez Zapatero, sino la de todos aquellos y aquellas que fueron inspiradas por José Luis Rodríguez Zapatero, aquellas personas a quienes de de una forma u otra José Luis Rodríguez Zapatero influyó, y indudablemente, comprender y entender cómo fue el hecho de vivir en la época y la sociedad en la que vivió José Luis Rodríguez Zapatero.

Vida y Biografía de José Luis Rodríguez Zapatero

(Valladolid, 1960) Político español que fue líder del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y presidente del gobierno de España entre 2004 y 2011.

José Luis Rodríguez Zapatero nació el 4 de agosto de 1960 en Valladolid, pues allí tenía su solicitud el abuelo materno, un médico de prestigio; pero la familia tenía su vivienda en León, donde ejercitaba la abogacía el padre, Juan Rodríguez, que fue directivo de los servicios jurídicos del Ayuntamiento de León y decano del Colegio de Abogados. De la madre, Purificación Zapatero, José Luis heredó el pelo rubio y los ojos azules, aparte de un carácter tolerante y también introvertido, poco dado a exteriorizar sus conmuevas. Fue el segundo hijo del matrimonio, tras un hermano 4 años mayor, Juan.

Estudió anterior a la escuela y EGB en el instituto Discípulas de Jesús, y bachillerato y COU en el Colegio Leonés. De niño veraneaba en Luanco o en Gijón. Tenía ahora entonces una enorme afición por el fútbol, y una de sus fracasos fue el no resaltar como jugador; mayores destrezas mostró para el baloncesto. Al margen del deporte, es aficionado a la pesca de la trucha, en los ríos Porma u Órbigo, y a realizar excursiones por el monte. Es además de esto un enorme lector de literatura sudamericana, particularmente de Jorge Luis Borges.

Vocación política

En noviembre de 1975, la desaparición de Francisco Franco señalaba el objetivo de la dictadura y el comienzo de la llamada «transición» a la democracia, intérvalo de tiempo no exento de conmociones. En agosto de 1976, en el momento en que los partidos aún no eran legales, José Luis Rodríguez Zapatero asistió a un mitin de Felipe González en Gijón; allí nacieron su vocación política, su militancia socialista y su admiración perdurable por el líder hispalense. Se inscribió a las Juventudes Socialistas en 1979 y fue secretario de la organización en León. Pasó por la facultad como un estudiante competente, y en su expediente académico sobran los destacables y los visibles.

En las salas de la Facultad de Derecho conoció a Sonsoles Espinosa; él estudiaba cuarto curso, y ella segundo. Hablaron por vez primera a lo largo de la manifestación conmemorada el 24 de febrero de 1981 contra el intento de golpe para derrocar al gobierno del día previo; José Luis, que era encargado de curso, había logrado el postergamiento de los exámenes parciales citados para aquel día.

El noviazgo con Sonsoles fue bien difícil: la militancia le absorbía bastante tiempo, y solo podían verse de tanto mientras, durante la noche. Se casaron en Ávila, y pasaron una corta luna de miel en Sevilla. El matrimonio tuvo 2 hijas, Laura (1993) y Alba (1995). Sonsoles es maestra de música, y participa como soprano en distintos coros. Reconoce que su marido participa poco en las tareas de la vivienda, pero lo compensa con enormes dosis de buena intención. En contrapartida, ella protege su derecho a la intimidad, y se ha negado en redondo a ingresar en política y a formar parte en las campañas electorales de su marido.

José Luis Rodríguez Zapatero se licenció en derecho por la Universidad de León en 1982, con una tesina sobre el Estatuto de Autonomía de Castilla y León. Ejerció en exactamente la misma facultad como instructor de derecho constitucional, y desde 1986 ocupó un escaño, por las listas del Partido Socialista Obrero Español (PSOE), en el Congreso de Diputados, donde formó parte consecutivamente de las comisiones de Justicia y también Interior, Constitucional, del Defensor del Pueblo y de Administraciones Públicas, donde era representante de su conjunto.

En 1989 fue escogido secretario provincial del PSOE en León, desplazando a su primer guía político, Maximino Barte, merced al acompañamiento de una corriente crítica; en aquella escaramuza patentizó ahora la ambición, la aptitud para agregar apoyos heterogéneos, la seguridad en las opciones propias y la capacidad de maniobra que lo llevarían después a la cúpula nacional del PSOE.

La verdad es que Zapatero jamás ha perdido un Congreso, y que sus oponentes del Partido Popular (PP) se vieron obligados a corregir los apodos entre chuscos y conmiserativos («Bambi», «Zapatos») que le dedicaron antes que los desbancara del poder. Su mal manejo de los lenguajes y sus pocos entendimientos en el área de la ciencia económica, 2 déficit esenciales, no han pesado tanto en su trayectoria como su aptitud para cuadrar reveses sin pestañear y su fría determinación de corredor de fondo, con la capacidad de aguardar cualquier desfallecimiento de los oponentes para superarlos en la misión.

Secretario general del PSOE

Mantuvo su cargo provincial durante 4 congresos, en la década siguiente, y enarboló la consigna del «cambio relajado» en el XXXV Congreso del PSOE (julio de 2000), en el que fue escogido secretario general del partido, un cargo vacante desde la dimisión de Joaquín Almunia en el mes de marzo. Zapatero fue en aquella ocasión el candidato de la llamada «Novedosa Vía» (encabezada, entre otros muchos, por Pepe Blanco, Jesús Caldera, Trinidad Jiménez, Jordi Sevilla, Antonio Cuevas y Juan Fernando López Aguilar), y compitió por la secretaría general con José Bono, Matilde Fernández y Rosa Díez.

Los alegatos congresuales del resto aspirantes fueron seriamente autocríticos con la situación por la que atravesaba el partido tras la mayor parte absoluta lograda en las selecciones por el PP de José María Aznar. Zapatero lanzó un mensaje distinto: «Estoy seguro de que no nos encontramos tan mal». Nueve pocos votos de diferencia le brindaron la secretaría general, en frente de José Bono.

La victoria no aquietó las aguas en el primer partido de la oposición, y la política de Zapatero, de proposiciones de acuerdos con el gobierno sobre las considerables cuestiones de Estado (el terrorismo particularmente), no fue bien comprendida por ciertos ámbitos, empeñados en la confrontación pura y dura. No obstante, los sondeos de opinión y las investigaciones mostraron una restauración progresiva de las esperanzas del PSOE.

En octubre de 2002, Rodríguez Zapatero fue designado candidato de su partido a la presidencia del gobierno en las selecciones en general de 14 de marzo de 2004. La pelea prometía ser reñida. En las selecciones municipales de mayo de 2003, el PSOE consiguió 120.000 votos mucho más que el PP, si bien unos 400 concejales menos; pero absolutamente nadie podía adivinar las consecuencias que tendrían las selecciones a la Comunidad de Madrid. En ellas, el PSOE y también Izquierda Unida (IU) consiguieron votos suficientes para mover del gobierno al PP, pero la defección de 2 miembros del congreso de los diputados de la lista socialista en la sesión de investidura forzó a una reiteración de las selecciones, en el mes de octubre, y al fin y al cabo fue la aspirante habitual, Esperanza Aguirre, quien consiguió la mayor parte.

Ante la previsible igualdad en los desenlaces, Zapatero logró una apuesta osada: se comprometió públicamente a no conformar gobierno si su partido no era el primero en número de votos; una declaración que le atrajo votos, pero que podía haberse transformado en un bumerán, en función de los desenlaces.

Presidente del gobierno

Los atentados terroristas del 11 de marzo de 2004 en Madrid sacudieron el tramo final de la campaña electoral para las selecciones en general. La ciudadanía asistió a las urnas en un tiempo de convulsión frente a la catástrofe. Hubo asimismo indignación frente a la actitud del gobierno del PP, que prosiguió atribuyendo la autoría del atentado a ETA aun en el momento en que ahora había pruebas que señalaban a Al Qaeda; pero indudablemente ese no fue el elemento esencial del resultado electoral.

La participación medró en nueve puntos porcentuales respecto del año 2000; enormes bolsas de abstención se movilizaron esta vez en oposición a la participación de españa en la guerra de Iraq y de una política seguidista en demasía de los intereses geoestratégicos de Estados Unidos. El PP preservó la seguridad de su electorado (consiguió 9,6 millones de votos, prácticamente exactamente los mismos que en 1996, y solo 700.000 menos que en la mayor parte absoluta de 2000), pero el PSOE consiguió diez,9 millones, 2 millones mucho más que en 2000, la mayor cifra de votos alcanzada por un partido en la narración de la democracia de españa.

La victoria del PSOE dejó a Zapatero conformar un gobierno monocolor, con extensos apoyos parlamentarios. En la sesión de investidura (16 de abril de 2004) consiguió el acompañamiento de seis partidos representados en la Cámara, aparte del suyo (Izquierda Unida [IU], Iniciativa per Catalunya Verds [ICV], Chunta Aragonesista [CHA], Esquerra Republicana de Catalunya [ERC] y Coalición Canaria [CC]), las abstenciones del Partido Nacionalista Vasco [PNV] y Convergència i Unió [CiU], y el voto en contra únicamente del PP.

El XXXVI Congreso del PSOE, festejado a inicios del mes de julio, vino a comprobar el desenlace de los enfrentamientos internos que habían desgastado a los socialistas en la etapa previo, al darse un respaldo prácticamente unánime (consiguió mucho más del 95 % de los votos) al líder que había devuelto a la capacitación socialista al poder. Un líder que había tenido valor para organizar, solamente ungido presidente, el cumplimiento inmediato de su promesa electoral de sacar las tropas españolas de Iraq; y que puso el listón aún mucho más prominente con otra promesa tan supuestamente simple como bien difícil de cumplir: «El poder no me va a mudar». Zapatero repitió su intención de gobernar con un talante abierto, relajado, conciliador, respetuoso; «talante» se transformaría en la keyword de su primera presidencia, aireada por la oposición con determinada sorna.

El comienzo de su administración estuvo marcada por una decidida intención de imprimir cambios radicales en la vida política y popular del país. Una de la primeras medidas adoptadas fue la citada retirada de las tropas españolas de Iraq (hecho que fortaleció su popularidad), a la que prosiguieron la supresión del trasvase del río Ebro que viene dentro en el Plan Hidrológico Nacional y la paralización parcial de la Ley Orgánica de Calidad de la Enseñanza (LOCE).

Más tarde, a lo largo de su gobierno se aprobó la Ley Orgánica de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género, se rehabilitó la ley del Poder Judicial, se hizo una reforma del Código Civil que permite el matrimonio entre personas del mismo sexo y se aprobaron las leyes de Educación y de la Memoria Histórica; además de esto, tras largos debates sociales y parlamentarios, han quedado aprobadas las reformas de los estatutos de autonomía del País Valenciano, Islas Baleares, Aragón, Castilla y León, Andalucía y Cataluña.

Entre los temas de mayor trascendencia en la política interior con que debió confrontar Rodríguez Zapatero a lo largo de su administración estuvo la pelea contra el terrorismo. Poco tiempo tras abrir su primer gobierno, el gobernante adelantó su intención de arrancar alguna forma de aproximación con ETA, con el objetivo de comenzar el sendero hacia la paz. En febrero de 2006 la organización terrorista anunció un prominente el fuego persistente, tras lo que Rodríguez Zapatero hizo la primera reestructuración de su gabinete, que incluyó la designación de Alfredo Pérez Rubalcaba adelante del Ministerio del Interior, desde el que se brindaron los primeros pasos hacia una negociación.

No obstante, el desarrollo de paz quedó roto a fines de ese año, en el momento en que ETA efectuó un nuevo atentado mortal en el campo de aviación madrileño de Barajas; desde entonces, Rodríguez Zapatero debió enfrentar las críticas de la oposición a su estrategia en relación a la organización terrorista. Esa resistencia a su administración no expresaba la mayor parte de las voluntades de los ciudadanos; de este modo quedó probado en las selecciones de presidentes del 9 de marzo de 2008, en las que Rodríguez Zapatero logró mucho más de 11 millones de votos (43,64% del total), con lo que quedó afirmado en el cargo presidencial. Estos desenlaces dieron al PSOE 169 de los 350 escaños en competición, pero no le brindaron la mayor parte absoluta, con lo que Rodríguez Zapatero fue ungido presidente con mayoría fácil, el día 11 de abril.

Su segundo orden estuvo marcado por el encontronazo de la recesión económica global, que en la situacion de España se presentó como entre las mucho más graves de las últimas décadas gracias a la influencia de la crisis en el ámbito de la construcción, que representaba cerca del diez % del PIB español y empleaba a un 15 % de la población activa. Ante la increíblemente frágil situación de la economía, caracterizada por altos índices de desocupación y un considerable déficit fiscal, Rodríguez Zapatero se vio obligado a fomentar medidas impopulares, como el recorte de los sueldos estatales o la desaparición de la asiste para las familias con hijos recién nacidos, y una reforma del sistema de pensiones que, entre otras caracteristicas, acrecentaba la edad de jubilación de 65 a 67 años. Además, para achicar costos, el gobierno español aplicó fuertes cambios a las políticas presupuestarias y puso en marcha un plan de ahorro energético.

En abril de 2011, en el momento en que la economía de españa no daba todavía signos de restauración, Rodríguez Zapatero anunció que no se presentaría como candidato a las selecciones de 2012, al final avanzadas al 20 de noviembre de 2011. En semejantes comicios, el electorado pasó factura a la administración socialista y dio la mayor parte absoluta al Partido Popular, dirigido por Mariano Rajoy. De este modo, la figura de Rodríguez Zapatero quedó indudablemente enlazada a la debacle del PSOE en las urnas y por fin de la etapa de gobierno socialista.

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