José Joaquín Gamboa

Si has llegado hasta aquí es porque tienes conocimiento de la importancia que detentó José Joaquín Gamboa en la historia. El modo en que vivió y las cosas que hizo mientras estuvo en la tierra fue determinante no sólo para quienes trataron a José Joaquín Gamboa, sino que posiblemente legó una huella mucho más honda de lo que logremosimaginar en la vida de gente que tal vez nunca conocieron ni conocerán ya jamás a José Joaquín Gamboa de modo personal.José Joaquín Gamboa ha sido una de esas personas que, por alguna causa, merece ser recordado, y que para bien o para mal, su nombre nunca debe borrarse de la historia.

Conocer las luces y las sombras de las personas significativas como José Joaquín Gamboa, personas que hacen rotar y transformarse al mundo, es algo esencial para que podamos valorar no sólo la existencia de José Joaquín Gamboa, sino la de todos aquellos y aquellas que fueron inspiradas por José Joaquín Gamboa, aquellas personas a quienes de de una forma u otra José Joaquín Gamboa influenció, y ciertamente, comprender y entender cómo fue el hecho de vivir en el momento de la historia y la sociedad en la que vivió José Joaquín Gamboa.

Vida y Biografía de José Joaquín Gamboa

(Localidad de México, 1878 - id., 1931) Dramaturgo mexicano. Ejerció como crítico teatral y ocupó distintos cargos diplomáticos en Europa. Autor de proyectos costumbristas y naturalistas (La muerte, 1904; El día del Juicio, 1908; El demonio tiene frío, 1923; Vía Crucis, 1925), en sus últimas proyectos se orientó hacia un simbolismo intelectual (El mismo caso, 1929; El caballero, la desaparición y el demonio, 1931).

José Joaquín Gamboa viajó por Europa y no logró finalizar la carrera de derecho, mucho más alterado por la literatura y el periodismo que por sus estudios. Iniciada de lleno su trayectoria literaria en el teatro (Soledad, zarzuela, 1899; Teresa, 1903, drama popular asimismo por La Carne; La muerte, 1904; El hogar, 1905, y El día del Juicio, 1908), la interrumpió para desempeñar distintos cargos diplomáticos, pero la reinició con mucho más vigor, quince años después. Su obra más esencial, alejada verdaderamente del resto de su teatro, es la última que escribió: El caballero, la desaparición y el demonio.

Además de este logro dramático simbolista, hay en el teatro de José Joaquín Gamboa un costumbrismo y una elegancia que valoran excepcionalmente su producción y comentan quizás el injustificado y desdeñoso olvido con que fué tratado. Su obra refleja una creciente incomodidad sicológica, que va adentrándose en el realismo con que comienza el dramaturgo y que caracteriza prácticamente toda su producción. Es exacto poner énfasis otros 2 títulos: El demonio tiene frío (1923), interpretación actualizada de un episodio bíblico, y Vía Crucis (1925), episodio intensamente dramático de la Revolución Mexicana.

En frente de las proyectos de su primera etapa (1903-1908), que sin parar de ser realistas caían con cierta frecuencia en los excesos del drama romántico tardío, las proyectos de este segundo periodo de tiempo (1923-1925) son realistas en un sentido mucho más extenso, tanto en el aspecto técnico como en la forma de afrontar la verdad. En ellas se advierte, franca o veladamente, el influjo de la Revolución de 1910: su presencia inflama a los individuos, convierte sus prácticas y orienta hacia nuevos objetivos sus pasiones. La crisis de la evolución popular hace aparición reflejada en Los Revillagigedos (1925).

En su tercera y última etapa el realismo queda atrás, y el creador se interna por los caminos, entonces poco frecuentados, de lo simbólico y lo abstracto. Se advierte poco a poco más en Gamboa una mayor inocencia, un mucho más profundo sentido nacional y una mayor intención sicológica en proyectos como ¡Si la juventud supiese! (1927), El mismo caso (1929) o Ella (1930), hasta llegar a su obra mucho más conseguida, El caballero, la desaparición y el demonio (1931), que proponía nuevos caminos que no lograron madurar, por el hecho de que la desaparición segó la vida del creador pocos días tras el estreno. Su Teatro terminado, en tres volúmenes, fue anunciado en 1938 con prólogo de Carlos González Peña.

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Los matices y las sutilezas que llenan nuestras vidas son en todos los casos importantes, ya que perfilan la diversidad, y en el tema de la vida de una persona como José Joaquín Gamboa, que tuvo su relevancia en un momento histórico concreto, es fundamental intentar ofrecer un aspecto de su persona, vida y personalidad lo más rigurosa posible.

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