José Figueroa Alcorta

Ya sea inspirando a más personas o tomando parte de la acción. José Figueroa Alcorta es una de esas personas cuya vida, realmente, merece nuestro interés debido al grado de influencia que tuvo en la historia.Comprender la vida de José Figueroa Alcorta es conocer más acerca de época determinada de la historia del género humano.

Si has llegado hasta aquí es porque sabes de la relevancia que detentó José Figueroa Alcorta en la historia. El modo en que vivió y aquello que hizo durante el tiempo que estuvo en el mundo fue decisivo no sólo para aquellas personas que conocieron a José Figueroa Alcorta, sino que a caso dejó una señal mucho más vasta de lo que podamosfigurar en la vida de gente que tal vez nunca conocieron ni conocerán ya nunca a José Figueroa Alcorta de modo personal.José Figueroa Alcorta fue uno de esos seres humanos que, por algún motivo, merece ser recordado, y que para bien o para mal, su nombre jamás debe borrarse de la historia.

Conocer lo bueno y lo malo de las personas relevantes como José Figueroa Alcorta, personas que hacen rodar y cambiar al mundo, es algo fundamental para que seamos capaces de apreciar no sólo la vida de José Figueroa Alcorta, sino la de todos aquellos y aquellas que fueron inspiradas por José Figueroa Alcorta, gentes a quienes de un modo u otro José Figueroa Alcorta influenció, y desde luego, entender y comprender cómo fue vivir en el periodo histórico y la sociedad en la que vivió José Figueroa Alcorta.

Las biografías y las vidas de personas que, como José Figueroa Alcorta, cautivan nuestro interés, deben valernos en todo momento como punto de referencia y reflexión para ofrendar un marco y un contexto a otra sociedad y otra época que no son las nuestras. Hacer un esfuerzo por comprender la biografía de José Figueroa Alcorta, porqué José Figueroa Alcorta vivió de la forma en que lo hizo y actuó de la forma en que lo hizo durante su vida, es algo que nos ayudará por un lado a vislumbrar mejor el alma del ser humano, y por el otro, la manera en que avanza, de forma inevitable, la historia.

Vida y Biografía de José Figueroa Alcorta

(Córdoba, 1860 - Buenos Aires, 1931) Político argentino que fue presidente de la República entre 1906 y 1910, tras la desaparición de Quintana. En 1882 se graduó en leyes en la facultad, y exactamente el mismo año fue designado para dictar en la vieja casa de estudios una cátedra de derecho en todo el mundo. José Figueroa Alcorta alternó la docencia universitaria y su cargo de consultor de la municipalidad de Córdoba y del ferrocarril Norte con tareas periodísticas en los diarios La Temporada y El Interior. No había cumplido aún los veinticinco años en el momento en que fue escogido senador provincial.

Al cesar en sus funcionalidades de senador fue escogido diputado a la legislatura por 4 años, periodo que no ha podido cumplir, por el hecho de que en 1890 fue nombrado ministro de Gobierno en la administración de Marcos Suárez, a quien acompañó hasta el desenlace de su administración. Eleazar Garzón, sustituto de Juárez, lo designó ministro de Hacienda de la provincia. Apenas cumplidos los 35 años fue escogido gobernador de la provincia de Córdoba. Su gobierno se distinguió por el saneamiento de las finanzas y por sus ideas en educación pública, proyectos viales y actualizaciones edilicias. Creó el registro de la propiedad, organizó el cuerpo de bomberos, inauguró las proyectos de luz y fuerza de la provincia y realizó otras varias realizaciones.

Terminado su periodo de gobierno en el mes de marzo de 1898, la Legislatura lo escogió el mes siguiente senador nacional, por enorme mayoría. Le tocó intervenir en la discusión de inconvenientes vitales como los vinculados a la cuestión de límites con Chile. José Figueroa Alcorta fue el responsable de enseñar a la Cámara el informe conveniente a los "acuerdos de Mayo", haciéndolo en un alegato que puso de manifiesto los riesgos de la paz armada en América; mantuvo la implantación del arbitraje para la solución de los enfrentamientos de todo el mundo y expuso la incomodidad argentina en la cuestión del Pacífico entre Chile, Perú y Bolivia.

En la "asamblea de visibles", convocada por Julio Argentino Roca, brotó su nombre como compañero de la fórmula presidencial que encabezaba Manuel Quintana. Al vencer la fórmula, José Figueroa fue consagrado vicepresidente de la República y aceptó la presidencia del Senado desde el 12 de octubre de 1904. Aprovechando un receso parlamentario se trasladó con su familia a Córdoba, en el verano de 1905, y se instaló en Capilla del Monte.

La revolución del 4 de febrero de 1905 reventó en Córdoba bajo la dirección del coronel Daniel Fernández y el doctor Aníbal del Viso, que derrocaron a las autoridades constituidas. Al conocerse en Córdoba el fracaso de la revolución en Buenos Aires, cundió el desaliento, y los revolucionarios, en pos de amparo, se apoderaron de la persona del vicepresidente y lo sostuvieron como rehén, para apretar sobre el ánimo del primer magistrado. Dominada la revuelta, Figueroa Alcorta recobró la independencia y volvió a Buenos Aires, reiniciando su tarea en el Senado.

La presidencia de José Figueroa Alcorta

En 1906, tras la desaparición del presidente Manuel Quintana, renunció el gabinete en pleno. José Figueroa Alcorta aceptó la presidencia y reordenó el gobierno de esta manera: Norberto Quirno Costa en Interior; Manuel Montes de Oca en Relaciones Exteriores; Norberto Piñero en Hacienda; Federico Pinedo en Justicia, Culto y también Instrucción Pública, sustituido entonces por Rómulo Neón, que creó las primeras academias rurales para dar a conocer la instrucción en la campaña; Luis María Campos en Guerra; Onofre Betbeder en Marina; Ezequiel Ramos Mejía, que trazó un plan de trenes patagónicos, en Agricultura, y Miguel Tedín en Obras Públicas.

Durante su orden presidencial (1906-1910), José Figueroa Alcorta supo gobernar sin presiones y ha podido encauzar una política de renovación, que le aseguró al principio un margen de simpatía en las esferas que se disputaban el poder. Pero de a poco cayó bajo la predominación de la fracción oligárquica. Mientras que en el aspecto político el gobierno debía enfrentar permanentes inconvenientes de hostigamiento, en lo económico el país había entrado en una época de prosperidad industrial, comercial y cultural, en un creciente confort que se advertía en muchas esferas de la vida del país. Argentina era en ese entonces entre los enormes distribuidores mundiales de cereales.

En las selecciones del 11 de marzo de 1906, la coalición de partidos contrarios encabezada por Carlos Pellegrini dio el triunfo a los antirroquistas en la ciudad más importante. Pero la mayor parte de legisladores no veía con gusto esa orientación y intentó soportar en forma pasiva al poder ejecutivo y su política; aun se charló de conformar juicio político al presidente. Convocado al Congreso a sesiones poco comúnes a fines de 1907 para estimar el presupuesto de costos y varios temas mucho más, las cámaras no solo se presentaron reluctantes a la ideas del poder ejecutivo, sino las ignoraron.

El 25 de enero de 1908 el presidente, en acuerdo general de ministros, dictaminó la vigencia del presupuesto general de 1908 de costos de la administración. Como consecuencia de la oposición de las cámaras, clausuró las sesiones poco comúnes del Congreso y retiró los temas sometidos a su deliberación. El 27 de enero, la fuerza pública ocupó el palacio legislativo y prohibió la entrada a los legisladores de las dos cámaras. Se anunció por el Ministerio del Interior que se prohibían las asambleas de legisladores en cualquier punto del país.

Hubo ciertas manifestaciones estruendosas a la entrada de las cámaras, pero en escaso tiempo el hecho fue olvidado, ya que no había sido mal recibido por la opinión habitual, poco adepta a un parlamento que se encontraba bastante lejos de sus pretensiones. Ante la queja de miembros del congreso de los diputados y miembros del senado, las fuerzas de ocupación fueron retiradas el 30 de enero, y los legisladores lograron ingresar y salir libremente. La clausura del Congreso por la parte del ejecutivo fue un hecho político de suma importancia; el Congreso reinició sus sesiones en el mes de mayo de 1908.

A nivel de adentro, a lo largo de la presidencia de Figueroa Alcorta se edificaron en las provincias y territorios canales, puentes, caminos, diques, proyectos de riego, etcétera. Fue estrenado el palacio del Congreso y en el mes de mayo de 1906 se hicieron allí sesiones legislativas. En el curso de 4 años los trenes tuvieron un incremento de siete mil km. El desarrollo urbano de la ciudad más importante siguió y, al llegar el Centenario de la Independencia, Buenos Aires era entre las enormes urbes de todo el mundo.

La explotación de recién descubiertos yacimientos petrolíferos fue otro de los hechos relevantes del intérvalo de tiempo. El 13 de diciembre de 1907, mientras que se efectuaban trabajos de perforación en pos de agua en Comodoro Rivadavia por encargo de la División de Minas, Geología y también Hidrología, los causantes de las tareas, J. Fuch y Humberto Behin, encontraron a 535 metros de hondura una cubierta de petróleo. Desde entonces hasta 1910 se perforaron cinco pozos. En la Exposición del Centenario se presentó una enorme caldera que funcionaba con petróleo argentino; exactamente el mismo año se decretó la ley de reservas, que englobaba una región de cinco mil hectáreas.

En política exterior, el presidente Figueroa Alcorta debió llevar a cabo en frente de múltiples enfrentamientos de todo el mundo. Uno de ellos fue la separación de relaciones con Bolivia, en el mes de julio de 1909. De acuerdo con el tratado entre Perú y Bolivia del 30 de diciembre de 1902, los dos países habían recibido someter el litigio al arbitraje del gobierno argentino para solucionar una vieja cuestión de límites. Esta fue doblegada a una comisión asesora del gobierno argentino, pero el laudo fue rechazado por el Congreso y el gobierno de Bolivia, por estimar que no les era conveniente. En La Paz y otras ciudades del Altiplano se generaron muestras hostiles en las calles y la legación argentina fue apedreada. El gobierno argentino retiró rápidamente a su encargado en Bolivia y entregó los pasaportes al gerente boliviano en Buenos Aires. Las relaciones diplomáticas no se restituyeron hasta enero de 1911, bajo el gobierno de Roque Sáenz Peña.

Otro grave problema se provocó con Uruguay, en razón de divergencias sobre la llegada jurisdiccional en aguas del Río de la Plata, a causa del como se causó un combate entre los gobiernos argentino y uruguayo, en la época de 1907. El enfrentamiento tuvo mucha influencia en la calle y provocó extensas polémicas en la prensa. Finalmente predominó en los mandatarios de los 2 países un método ponderado y sereno; las relaciones se sostuvieron tras una administración diplomática, de la que se hizo cargo Roque Sáenz Peña. Por último se firmó un protocolo que puso fin a la cuestión el 5 de enero de 1910.

El titular de Relaciones Exteriores, Estanislao S. Zeballos, asistió desde su ministerio a un enfriamiento en las relaciones con los Estados Unidos, Brasil y Uruguay. Zeballos había llevado su nacionalismo ardiente a la categoría de un argentinismo belicoso; pretendía militarizar el país y controlar por la fuerza la desavenencias con Brasil, según expresó en una carta del 27 de junio de 1908. Para realizar en frente de esa eventualidad procuró la coalición con Chile y Uruguay, a fin de aislar a Brasil y también imponerle la restricción de armamentos o la cesión de una parte de su escuadra.

Un telegrama encriptado que había cursado el ministro a su embajador en Chile, y que Zeballos preservaba en misterio, fue dado a la propaganda y mostraba algunos propósitos bélicos por la parte de Brasil. Alarmados los dos países por estos sucesos, el barón de Rio Branco probó la falsedad del artículo anunciado y difundió la clave segrega de su cancillería. Figueroa Alcorta debió soliciar la renuncia del ministro Zeballos, siendo designado para sustituirlo Victorino de la Plaza. Con esto cedió la tensión en todo el mundo, si bien la cordialidad entre los dos países solo se restituyó de forma plena bajo la presidencia de Sáenz Peña.

La sucesión presidencial

En la época del año 1909, se realizó pública la candidatura de Roque Sáenz Peña a la presidencia de la República. Para proclamarla se formó la Unión Nacional, compuesta por mitristas, pellegrinistas, roquistas, oficialistas provinciales, fuerzas amparadas por el presidente y ciudadanos independientes como Ricardo Lavalle, que debía presidirla. Los representantes del "viejo régimen" se unieron para mantener esa candidatura, lo mismo que la del entonces ministro de Relaciones Exteriores, Victorino de la Plaza.

En la oposición figuraba únicamente el Partido Republicano, a cuyo frente se encontraba Emilio Mitre, quien, al notar el triunfo aplastante de la Unión Nacional en la decisión para miembros del senado por la ciudad más importante, abandonó la carrera electoral. Cuando Sáenz Peña aceptó su candidatura ha dicho: "Requerimos hacer al sufragante, sacándolo del obscuro rincón del egoísmo, a la luz vivificante de las deliberaciones populares". Las selecciones para la renovación de la presidencia se hicieron en el mes de abril de 1910.

El 12 de octubre de 1910, Figueroa Alcorta entregó el gobierno a su sustituto Roque Sáenz Peña. Después de un corto reposo en su hogar y de un viaje de recreo a España en 1911, el nuevo presidente Sáenz Peña le confió la embajada excepcional para representar a la Argentina en el Centenario de las Cortes de Cádiz y de la Constitución Liberal de 1812. Con ello se retribuía asimismo la visita de la infanta Isabel; Alcorta fue recibido por el rey Alfonso XIII.

Al regresar al país se dedicó a su profesión de letrado; en 1915 quedó vacante un cargo de ministro de la Suprema Corte y el entonces presidente Victorino de la Plaza lo designó para ocuparla, previo acuerdo con el Senado. Figueroa Alcorta se abstuvo de toda participación política y se dedicó desde el prominente tribunal a su función concreta. Falleció el 27 de diciembre de 1931, a los 71 años.

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