Ya sea inspirando a otras personas o tomando parte de la acción. José de Salamanca y Mayol es uno de esos sujetos cuya vida, sin duda alguna, merece nuestra atención por el grado de influencia que tuvo en la historia.Comprender la vida de José de Salamanca y Mayol es comprender más sobre una época concreta de la historia del género humano.
Conocer lo bueno y lo malo de las personas destacadas como José de Salamanca y Mayol, personas que hacen girar y evolucionar al mundo, es algo fundamental para que seamos capaces de apreciar no sólo la existencia de José de Salamanca y Mayol, sino la de todos aquellos y aquellas que fueron inspiradas por José de Salamanca y Mayol, aquellas personas a quienes de de una u otra forma José de Salamanca y Mayol influenció, y sin duda, conocer y descifrar cómo fue vivir en la época y la sociedad en la que vivió José de Salamanca y Mayol.
Las biografías y las vidas de personas que, como José de Salamanca y Mayol, seducen nuestro interés, deben valernos en todo momento como punto de referencia y reflexión para conferir un marco y un contexto a otra sociedad y otra época de la historia que no son las nuestras. Hacer un esfuerzo por entender la biografía de José de Salamanca y Mayol, el motivo por el cual José de Salamanca y Mayol vivió de la forma en que lo hizo y actuó del modo en que lo hizo a lo largo de su vida, es algo que nos ayudará por un lado a conocer mejor el alma del ser humano, y por el otro, el modo en que se mueve, de forma implacable, la historia.
Vida y Biografía de José de Salamanca y Mayol
(José de Salamanca y Mayol, marqués de Salamanca) Empresario y político español (Málaga, 1811 - Madrid, 1883). Estudió Derecho en Granada y luchó desde joven por las ideas liberales contra el absolutismo de Fernando VII (en 1831 participó en la errada sublevación de Torrijos). Al instituirse la monarquía liberal de Isabel II recibió múltiples nombramientos políticos, empezando una extendida carrera parlamentaria, primero como diputado (1836-64) y después como senador (1864-73 y 1879-83).
Se instaló en Madrid y también logró fortuna en negocios relacionados con las finanzas del Estado o con temas en los que su predominación política pudiese ser esencial: arrendador de la Renta de la Sal (1837), negociador oficial de la conversión de la deuda pública (1841), agente de bolsa del general Narváez y del duque de Riánsares (marido morganático de María Cristina de Borbón), principal creador del Banco de Isabel II (1844) y del Banco de Cádiz (1846), constructor de líneas ferroviarias (desde la segunda que se instaló en España, de Madrid a Aranjuez, en 1851), promotor de la enorme operación urbanística de ensanche de Madrid (con el Barrio de Salamanca), del Canal del Duero (1879) y del ensanche de San Sebastián (1881).
Política y negocios formaban un grupo inseparable en la estrategia de ascensión popular de Salamanca, fundamentada en el cultivo de las relaciones personales (ya que una gran parte de su predominación se debía a las ayudas financieras que prestaba a individuos de la política o de la corte). La especulación y la corrupción formaban los 2 pilares básicos de su actuación en las finanzas.
En 1847 la frágil situación donde le podían poner ciertos de sus negocios le aconsejó ocuparse en lo personal de resolverlos desde el Ministerio de Hacienda: habiendo roto ahora sus relaciones con el jefe del partido moderado, Narváez (por una jugada de bolsa que salió mal), se escindió con la facción de los puritanos que encabezaba Pacheco y entró en el gobierno que este encabezaba como ministro de Hacienda. Desde ese cargo efectuó la fusión entre el banco nacional (llamado de San Fernando) y el suyo (el de Isabel II), en condiciones convenientes para este (1847).
Próximamente volvió al poder Narváez, y Salamanca procuró desalojarlo a través de una errada conspiración que le forzó a partir al exilio (1848). Sus amistades y también influencias en la corte le dejaron regresar por año siguiente y seguir sus negocios hasta amontonar entre las fortunas mucho más esenciales de la España isabelina.
Su popularidad de agiotista rico y corrupto le logró blanco de las iras populares, con lo que volvió a escapar del país al reventar la Revolución de 1854, miedoso de que las turbas volviesen a saquear su casa como en 1848; solo en el momento en que recibió garantías de Espartero sobre su seguridad se atrevió a regresar.
En 1863 la reina le nombró marqués de Salamanca y en 1864 conde de los Llanos, grande de España y senador vitalicio; se encontraba en el auge de su fortuna. Pero, poco después, la crisis de los negocios ferroviarios y también inmobiliarios le arrastró a la quiebra, obligándole a vender su compilación de pintura. Murió totalmente arruinado.
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