Ya sea inspirando a más seres humanos o siendo parte de la actuación. José de Diego es uno de esos sujetos cuya vida, realmente, merece nuestra atención por el nivel de influencia que tuvo en la historia.Conocer la biografía de José de Diego es comprender más acerca de etapa determinada de la historia del género humano.
Las biografías y las vidas de personas que, como José de Diego, atraen nuestro interés, deben servirnos en todo momento como punto de referencia y reflexión para ofrendar un marco y un contexto a otra sociedad y otra época que no son las nuestras. Intentar comprender la biografía de José de Diego, el motivo por el cual José de Diego vivió como lo hizo y actuó del modo en que lo hizo a lo largo de su vida, es algo que nos ayudará por un lado a entender mejor el alma del ser humano, y por el otro, la forma en que se mueve, de forma inexorable, la historia.
(Ahogadilla, 1867 - Nueva York, 1918) Poeta, político y letrado puertorriqueño. Aunque empezó sus estudios en Mayagüez, José de Diego se trasladó de manera temprana a España para estudiar en el Instituto Politécnico de Logroño. Pronto se despertaron en él las aficiones poéticas y la atracción por la política. A los catorce años de edad formaba una parte del Comité Republicano Progresista de la región riojana y mandaba sus primeras colaboraciones a La Semana Cómica de La capital española.
En la Universidad de Barcelona cursó la carrera de leyes. Por esos años creó, con Ricardo J. Catarineau, el diario La Universidad. En 1885, unos versos audazmente exagerados publicados en El Progreso de la ciudad más importante de españa le valieron entrar en la prisión. Muchos de sus poemas son exactamente sobre temas políticos de su tiempo, dada la situación de las últimas colonias españolas en América, en especial de Puerto Rico y Cuba.
A lo largo de unas vacaciones en su país enfermó, y gracias a ello no ha podido volver a finalizar sus estudios a España. Obtuvo, no obstante, la licenciatura en derecho en la Universidad de La Habana, Cuba, en 1891. Su permanencia en esa isla le dejó tomar contacto con la obra de José Martí.
En 1892 regresó a Puerto Rico de nuevo y también ingresó en el bufete de Rosendo Matienzo Cintrón, en la localidad de Mayagüez. Se estableció en Arecibo en 1893 y el 18 de enero de ese año creó allí el bisemanario político La República. Junto a Luis Muñoz Rivera cooperó en 1897 en la fusión del Partido Autonomista y el Partido Liberal Español, que dirigía entonces Práxedes Mateo Sagasta. Cuando España dio la autonomía a Puerto Rico en 1898, ocupó la Subsecretaría de Gracia, Justicia y Gobernación.
Mucho más adelante pasó a trabajar como magistrado de la Real Audiencia Territorial de Puerto Rico. En 1900 pasó a ser parte del Consejo Ejecutivo de Puerto Rico. Ocupó un escaño en la Cámara de Delegados en 1903. Al año siguiente, adjuntado con Luis Muñoz Rivera y Rosendo Matienzo Cintrón, cooperó en la fundación del Partido Unión de Puerto Rico. Este partido abogaba por una solución determinante para el estatus político del país; José de Diego se inclinaba enérgicamente por la independencia de Puerto Rico.
En 1907 fue nombrado presidente de la Cámara de Delegados, situación que ocuparía hasta 1917, en el momento en que el cuerpo legislativo fue sustituido por la Cámara de Representantes. En su obra legislativa se resaltan sus gestiones para la fundación del Colegio de Agricultura y Artes Mecánicas de Mayagüez (hoy en día popular por el Recinto Universitario de Mayagüez). La colectividad del Partido Unión de Puerto Rico lo escogió presidente en 1914. Dos años después decidió separarse del mismo gracias a la resistencia en el partido a desarrollar la soberanía y también independencia para el país.
Defendió entonces con igual vigor la independencia de Puerto Rico y la tradición hispana. Lo mejor de su elocuencia, de estirpe castelarina, lo consagró a la defensa del idioma español como lengua oficial de la enseñanza; se ganó de esta forma el apelativo de Caballero de la Raza. Realizó asimismo una fuerte publicidad en pos del emprendimiento de la Unión Antillana; con ese propósito viajó a Cuba y a la República Dominicana. Dos años antes de su fallecimiento debió pasar por la agonía de ver amputada su pierna derecha, para eludir la gangrena. Murió en Nueva York el 16 de julio de 1918.
Proyectos de José de Diego
La obra poética y en prosa de José de Diego es demasiado larga. Publicó poemarios y productos en la prensa de españa y puertorriqueña, aparte de estudios legales y de administración. Desde el criterio poético, José de Diego se considera como entre los predecesores del modernismo en Puerto Rico. Escribió 4 volúmenes de versos: Pomarrosas (1904), Jovillos (1916), Cantos de rebeldía (1916) y Cantos de pitirre (anunciado póstumamente en 1949).
Jovillos nos enseña un vívido testimonio de los años juveniles de nuestro creador, pasados en la Ciudad Condal. En 1886-87, una temporada en su isla nativa y unos tempranos amores brindaron como resultado la elegía A Laura, uno de sus poemas mucho más conseguidos y en el que desborda su lirismo frente a la pérdida de su querida. Esta composición (algo lastrada por la carga romántica) se extendió de manera insólita por todo Puerto Rico y próximamente transformó a José de Diego en una suerte de "tradicional" vivo de las Letras antillanas.
Entre su obra jurídica se tienen la posibilidad de nombrar La codificación administrativa: notas para un libro (1890) y El plebiscito puertorriqueño (1917). El tema de sus escritos, tanto en prosa como en verso, se enfoca hacia sus idóneas de independencia del país, el emprendimiento de la unión antillana (que en el siglo XIX favorecían Ramón Emeterio Betances, Pachín Marín y José Martí, entre otros muchos) y su pelea en pos de la institución obligatoria del español como lengua de la enseñanza en Puerto Rico.
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