Comprender lo bueno y lo malo de las personas significativas como José Carlos Mariátegui, personas que hacen girar y evolucionar al mundo, es una cosa sustancial para que seamos capaces de valorar no sólo la existencia de José Carlos Mariátegui, sino la de todas aquellas personas que fueron inspiradas por José Carlos Mariátegui, gentes a quienes de de una forma u otra José Carlos Mariátegui influenció, y ciertamente, entender y comprender cómo fue vivir en el periodo histórico y la sociedad en la que vivió José Carlos Mariátegui.
(José Carlos Mariátegui La Chira; Moquegua, 1894 - Lima, 1930) Ensayista peruano, entre los pensadores mucho más predominantes en el campo de la reflexión sobre la civilización y sociedad de su país. Destacado activista político, fue además de esto el principal creador del Partido Socialista Marxista Peruano.
Su madre, Amalia La Chira, se había casado con Javier Francisco Mariátegui en 1882, en el pueblo de Sayán, de donde ella era originaria. Poco después fue dejada por su marido, quien la dejó al cargo de los tres hijos del matrimonio. Cuando la familia se instaló en Lima, José del Carmen Eliseo cambió su nombre por el de José Carlos. Durante una estancia en Huacho, Mariátegui padeció un incidente que dañó su rodilla izquierda y, si bien fue tratado en la Maisón de Santé de Lima, correspondiente a la Beneficencia Francesa, por último quedó cojo, lo que le forzó a dejar sus estudios institucionales. Durante su convalecencia inició su capacitación autodidacta con su madre y su hermana mayor.
Para contribuir al sostén de la familia entró a trabajar en el períodico La Prensa como ayudante en los talleres de linotipia y fue ascendiendo de manera lenta en el periódico. Su deseo de incorporarse al conjunto de articulistas lo motivó a divulgar en 1911 un producto sin autorización, pero a inicios de 1914, tras un duro periodo de estudio periodístico, empezó a redactar con regularidad como redactor con el seudónimo de Juan Croniqueur. Más adelante colaboraría en distintas gacetas sociales y también hípicas como Mundo Limeño, Lulú, El Turf, Vesperal y Alma Latina.
Su amistad con Abraham Valdelomar le dejó ingresar a ser parte del ambiente del conjunto Colónida. Además de sus crónicas periodísticas, escribió cuentos, poemas y 2 proyectos teatrales, tituladas Las Tapadas y La Mariscala, escritas en colaboración con Julio de la Paz y Abraham Valdelomar, respectivamente, que no han recibido buenos comentarios de la crítica.
A mediados de 1916 pasó al períodico El Tiempo para efectuar la crónica parlamentaria, lo que le dejó comprender la política de su temporada desde dentro. Sin embargo, sostuvo ciertas de sus reacciones decadentistas, las que motivarían un escándalo en el mes de noviembre de 1917, en el momento en que, acompañado de la bailarina suizo-argentina Norka Rouskaya y de un conjunto de escritores, se introdujeron a medianoche en el cementerio de Lima para poder ver bailar a la bailarina la Marcha fúnebre de Chopin.
Durante 1918, bajo la predominación de la revolución rusa, la prédica del presidente estadounidense Woodrow Wilson, la gaceta España de Luis Araquistain y de las ideas de Víctor Maúrtua, Mariátegui se adhiere al socialismo y lanza la gaceta Nuestra Temporada, apuntada por él mismo y por César Falcón, de la que solo vieron la luz 2 números, gracias a la publicación de un producto antimilitarista que motivó un ataque callejero a un conjunto de oficiales. Junto a otros intelectuales y ciertos obreros, creó el Comité de Propaganda y Organización Socialista, que tuvo cortísima vida gracias a divergencias internas. Por exactamente el mismo fundamento abandonó períodico El Tiempo a inicios de 1919 y creó La Razón. Codirigido con César Falcón, dicho periódico apoyó la pelea obrera y la reforma universitaria.
Tras el golpe de Estado de Augusto Leguía (4 de julio de 1919), su línea periodística fue de extremista oposición al régimen, fundamento por el que la Imprenta Arzobispal se negó a seguir editando el períodico. En este estado de cosas, el gobierno de Leguía ofreció becas para viajar a Europa, conque Mariátegui partió hacia Italia y César Falcón hacia España.
En Europa se quedaría Mariátegui hasta principios de 1923, en un periplo en el que recorrió Italia, Francia, Alemania, Austria, Hungría y Checoslovaquia, aprendió múltiples lenguajes y afianzó su capacitación política y también ideológica, adhiriéndose al marxismo y a la línea de la Tercera Internacional o Comintern. Participó como testigo en esenciales acontecimientos como el Congreso del Partido Socialista Italiano en Livorno, el Congreso Económico Mundial auspiciado por la Sociedad de las Naciones, y las huelgas obreras en el norte de Italia. Fue asimismo testigo de salvedad de las secuelas en Europa de la Primera Guerra Mundial: la situación alemana, el inconveniente de las reparaciones urgentes, la derrota del gobierno soviético húngaro y el ascenso del fascismo de Mussolini. Sus impresiones fueron publicados por el períodico El Tiempo bajo el apartado general de "Cartas de Italia".
En Europa, adjuntado con los peruanos Carlos Roe, Palmiro Machiavelo y César Falcón, creó la primera Célula Comunista peruana, que procuraba impulsar la organización sin dependencia de los obreros peruanos. En 1920 se casó con Anna Chiappe. En marzo de 1923 regresó al Perú y se incorporó a las Universidades Populares Gonzales Prada, en donde inició una campaña de difusión de las novedosas tendencias políticas de europa y de adhesión a la revolución bolchevique de Rusia, mediante un período de charlas llamada Historia de la Crisis Mundial. Para poder mantenerse inició sus colaboraciones en la gaceta Variedades, publicando productos sobre temas de europa bajo el apartado general de "Figuras y Aspectos de la Vida Mundial".
Cuando Víctor Raúl Haya de la Torre fue deportado a consecuencia de las manifestaciones del 23 mayo de 1923 contra la Consagración del Perú al Corazón de Jesús, Mariátegui aceptó la dirección de la gaceta Claridad, dándole una exclusiva orientación, y también impulsó la creación de la Editorial Obrera Claridad con la intención de divulgar y dar a conocer las novedosas ideas. Todas estas ocupaciones se vieron perjudicadas en el mes de mayo de 1924 por una crisis de su patología infantil que le forzó a la amputación de su pierna derecha, condenándolo a utilizar una silla de ruedas por el resto de su historia.
A pesar de esto, Mariátegui reinició sus colaboraciones en Variedades y en la gaceta Mundial, bajo el apartado general de "Peruanicemos al Perú". En octubre de 1925 funda con su hermano Julio César la Editorial Minerva y publica su primer libro: La Escena Moderna. A principios de 1926 se adhiere a la organización de la Alianza Popular Revolucionaria Americana (APRA), impulsada por Haya de la Torre y definida como un frente único de obreros manuales y también intelectuales.
En septiembre de 1926 creó la gaceta Amauta. Considerada la más esencial y paradigmática del siglo XX, en sus páginas se han publicado esenciales trabajos de la novedosa generación intelectual. Además de las novedosas corrientes intelectuales, políticas, artísticas y literarias de Europa, Amauta fue expresión de ámbas tendencias mucho más esenciales del Perú de los años 20: el indigenismo y la vanguardia. En junio de 1927, la gaceta Amauta fue clausurada por la presunta vida de un "complot comunista" para deponer al gobierno de Leguía. Apresado en el hospital militar de San Bartolomé, una campaña en todo el mundo abogó por su independencia. Aunque liberado, la gaceta Amauta tardaría en mostrarse, con lo que Mariátegui estudiaba la oportunidad de moverse a Buenos Aires o a Montevideo.
En abril de 1928 se causó la separación entre Mariátegui y Haya de la Torre por las disconformidades respecto a la organización de la APRA. Mariátegui denunció la separación unilateral de la política de frente único por la de partido único, y la práctica política fundamentada en "el bluff y la patraña" caracteristica de la política civilista. En este contexto, Mariátegui tomó contacto con la Secretaría Sindical de la Tercera Internacional y envió encargados al IV Congreso de la Sindical Roja o Profintern en Moscú y al Congreso de los Países Orientales en Bakú. Con ello se empezaron los vínculos de Mariátegui y sus ayudantes con la Tercera Internacional.
Acorde con la novedosa situación, la gaceta Amauta se define socialista en septiembre de 1928. Semanas después, el 8 de octubre se funda el Partido Socialista y Mariátegui es escogido Secretario General. El nombre del partido no se encontraba acorde con los requisitos pedidos por la Tercera Internacional para ser reconocidos como su sección peruana, lo que dio rincón a una sucesión de presiones para mudar dicho nombre por el de Partido Comunista. A fines de 1928 publica sus Siete Ensayos de Interpretación de la Realidad Peruana, entre los libros mucho más lúcidos escritos sobre los inconvenientes del Perú. La opción alternativa planteada por Mariátegui se apoya en una interpretación marxista de la verdad peruana, si bien heterodoxa en el dogma comunista de la temporada.
Inició además de esto, mediante la edición del quincenario Labor, que apareció en el mes de noviembre de 1928, una campaña pro fundación de la Confederación General de Trabajadores del Perú (CGTP), cuyo Comité Organizador se creó en el mes de mayo de 1929. Al mismo tiempo envió encargados al Congreso Constituyente de la Confederación Sindical Latinoamericana de Montevideo y a la Primera Conferencia Comunista Latinoamericana de Buenos Aires. Allí se manifestaron abiertamente las disconformidades entre las proposición peruanas y las del Buró Sudamericano de la Tercera Internacional. Sin embargo, Mariátegui fue escogido integrante del Consejo General de la Liga Antimperialista, organismo impulsado por la Tercera Internacional.
En septiembre de 1929 la vivienda de Mariátegui fue allanada de nuevo, en esta ocasión tras la demanda de un supuesto "complot judío". El quincenario Labor fue clausurado y por el momento no aparecería mucho más. Mariátegui decidió entonces viajar a Buenos Aires. Buscó el acompañamiento del escritor argentino Samuel Glusberg y del peruano Luis Alberto Sánchez, que en ese entonces se encontraba en Chile. Propició el ingreso de Eudocio Ravines, exiliado peruano en Europa, a fin de que se ocupara de la Secretaría General del Partido Socialista.
En febrero de 1930 Eudocio Ravines acepta la Secretaría General y Mariátegui concluye su viaje a Buenos Aires. Pero a fines de marzo una recaída de su vieja dolencia infantil forzó a internarlo en la Clínica Villarán, donde murió el 16 de abril. Muerto Mariátegui y bajo recomendación del Buró Sudamericano de la Tercera Internacional, el 20 de mayo se cambió el nombre de Partido Socialista por el de Partido Comunista.
El pensamiento de José Carlos Mariátegui
Hasta 1919, fecha en que volvió al Perú tras mantenerse tres años en Europa, duró lo que él llamó su "edad de piedra" para referirse a la evolución de su pensamiento. De regreso a Lima, inició la contada campaña de proselitismo ideológico, hasta declararse "marxista convicto y confeso": en esa temporada fundaría la Confederación General de Trabajadores y el Partido Socialista.
Un jalón primordial de su trayectoria fue la fundación de la conocida gaceta Amauta (1926-1930), que contribuyó a dar a conocer no solo el ideario socialista, sino más bien asimismo las primordiales manifestaciones de la vanguardia, y que propició la discusión de los inconvenientes mucho más sensibles del Perú de entonces, como la cuestión indigenista, donde tomó partido concibiendo el indigenismo en un contexto mucho más extenso, apartándose de la ortodoxia de estimar a este movimiento la única vía viable de expresión para el arte y la literatura peruana.
Sus ideas en esta etapa tienen 2 claros referentes doctrinarios: el materialismo histórico y el socialismo marxista; con ellos articuló de forma sólida y congruente una visión del Perú que hasta este día todavía es referencia obligada. En ese sentido, uno de sus libros mucho más difundidos, Siete ensayos de interpretación de la verdad peruana (1928), representa un genuino pensamiento de análisis político, popular y cultural, y pone a Mariátegui como iniciador del ensayo como materia y composición en la literatura nacional.
En el primer ensayo de los contenidos en tal obra, se estudia resumidamente la evolución de la economía peruana, destacando la predominación negativa que de cara al desarrollo de la economía capitalista en el Perú ejercita el régimen feudal dominante. En el segundo se encarga del inconveniente del indio y propugna un nuevo planteo que lo vincule al de la propiedad de la tierra. El régimen de propiedad agraria es el tema del tercer ensayo. En él se hace un profundo y meticuloso examen de la situación de la economía agrícola en las distintas zonas del Perú y de los inconvenientes jurídicos y sociales unidos a ella. El cuarto, que se titula "El Proceso de la Instrucción Pública", forma una contribución al análisis de los inconvenientes que expone la educación peruana, desde la visión del socialismo.
El quinto de los Siete ensayos de interpretación de la verdad peruana estudia la función que la religión tuvo en la vida peruana. En el sexto, que se titula "Regionalismo y Centralismo", el creador toma situación en el enfrentamiento entre los defensores de la organización central y los federalistas. Frente a ellos, protege un nuevo regionalismo, contrario tanto al centralismo que olvida los intereses de las provincias, cuanto al regionalismo de cepa feudal. En el séptimo y último ensayo se hace una revisión del desarrollo de la literatura peruana. Mariátegui apunta la dependencia de esta en relación a la organización económica del Perú en sus distintas etapas históricas y resalta, como aspectos propios de la literatura de la temporada, la liberación del espíritu colonial, la inclinación creciente a aproximarse a la vida nacional y la predominación del espíritu cosmopolita.
Su situación marxista decidida y apasionada lo llevó frecuentemente a la polémica, y fruto de ella fue su trabajo que se titula Defensa del marxismo, en frente de la situación revisionista del político y teorético belga Henri de Man. Cabe anotar un aspecto peculiar de su pensamiento marxista, al que él consideraba no calco ni copia, sino más bien "creación heroica": su heterodoxia, en especial en el lote del análisis literario.
En efecto, Mariátegui excedió las fronteras del historicismo positivista y los límites que imponía el marxismo al arte, y al tiempo concibió la literatura como un fenómeno estético, histórico y popular. Asimismo, es importante su periodización de la literatura peruana en tres fases: colonial, cosmopolita y nacional. Fue por consiguiente un agudo crítico de la civilización de su tiempo y sostuvo siempre y en todo momento una sensibilidad lúcida y entusiasta frente a las novedosas formas artísticas surgidas entre las décadas de 1920 y 1930. Su prematura muerte truncó su obra.
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