Jorge Negrete

Si has llegado hasta aquí es porque tienes conocimiento de la importancia que tuvo Jorge Negrete en la historia. La manera en que vivió y aquello que hizo mientras estuvo en la tierra fue decisivo no sólo para quienes conocieron a Jorge Negrete, sino que quizá legó una huella mucho más honda de lo que logremosconcebir en la vida de gente que tal vez jamás conocieron ni conocerán ya nunca a Jorge Negrete de modo personal.Jorge Negrete fue una persona que, por alguna causa, merece no ser olvidado, y que para bien o para mal, su nombre nunca debe borrarse de la historia.

Conocer las luces y las sombras de las personas relevantes como Jorge Negrete, personas que hacen girar y evolucionar al mundo, es una cosa fundamental para que podamos poner en valor no sólo la existencia de Jorge Negrete, sino la de todos aquellos y aquellas que fueron inspiradas por Jorge Negrete, personas a quienes de de una forma u otra Jorge Negrete influyó, y ciertamente, comprender y entender cómo fue vivir en la época y la sociedad en la que vivió Jorge Negrete.

Vida y Biografía de Jorge Negrete

(Jorge Alberto Negrete Moreno; Guanajuato, 1911 - Los Ángeles, 1953) Cantante y actor mexicano cuyo atrayente personal y voz peculiar le elevaron a la categoría de mito de la música de su país. A ello contribuyeron indudablemente sus visualizaciones cinematográficas y sus tumultuosas relaciones sentimentales con conocidas estrellas actualmente. En un México que aún sufría las consecuencias de los combates civiles de la Revolución, el estilo patriótico de las canciones de Jorge Negrete, en las que se ensalzaban valores como la virilidad, el valor o la familia, cuajó en el seno de una sociedad necesitada de mitos sobre los que reconstruir una identidad nacional.

A los 16 años ingresó en el Colegio Militar; raramente, Negrete parecía comenzar una carrera prometedora: próximamente se graduó como teniente de administración y, en 1930, fue ahora nombrado capitán segundo y efectuó estudios militares en París y Roma. Pero simultáneamente a sus trabajos castrenses, Negrete tomaba clases de canto con el respetado profesor José Pierson, lo que le dejó comenzar a cantar para la radio. Cuando en 1930 interpretó por vez primera en la cadena de radiodifusión XETR conocidas arias operísticas y canciones de músicos mexicanos, comenzaba para aquel joven, de solamente veinte años, una vertiginosa y furiosa carrera hacia la popularidad y el estrellato.

Tras cantar ópera (llegó a grabar ciertas óperas en 1932 bajo el seudónimo de Alberto Moreno) y accionar en la radio y en gacetas musicales de su país, como la habitual Calles y mucho más calles en el teatro Lírico (1935), con canciones del profesor Juan S. Garrido, Negrete trabajó asimismo en los mucho más reputados niveles de Estados Unidos, lugar desde el que brincó a los enormes teatros mundiales. La alta calidad de su voz y su apariencia viril y distinguido le dejaron ganar una rápida celebridad en los niveles mexicanos y extranjeros. Figura entonces polivalente, se dedicó asimismo al toreo, y en 1940 deseó formar parte en la Segunda Guerra Mundial como soldado estadounidense, pero no se le dejó alistarse.

Jorge Negrete comenzó en el cine con La madrina del demonio (1937), y desde ese momento intervino en un total de treinta y ocho películas. Popularizó de esta manera la llamada comedia ranchera, donde encarnaba al personaje del "charro cantor", el macho valeroso, buen tipo, adinerado, mujeriego, escencial y insolente. En sus actuaciones en directo y, como es natural en la enorme pantalla, el atractivo actor jamás dejó de interpretar dicho papel. Podría en cierta forma decirse que Jorge Negrete se interpretaba a sí mismo, en tanto que popularizó el papel de charro tanto en la ficción como en la vida real, ámbito en el que sus romances nada debían envidiar a los de sus individuos cinematográficos. Sus matrimonios con Elisa Christy y Gloria Marín naufragaron en los enfrentamientos surgidos de los devaneos cariñosos unas ocasiones y de los chimentos otras, y no fue hasta su tardío tercer matrimonio con la refulgente María Félix, conocida por su parte por su historia libertina y frívola, que Negrete conseguiría una relación permanente.

En sus películas, de marcado carácter folclórico, el arte de la charrería tenía un papel indispensable. Y es que exactamente el mismo título de ciertas de sus películas, como Si Adelita se fuera con otro, que se refiere directa a una habitual canción de la revolución mexicana, o No basta ser charro, formaban un prólogo inequívoco del razonamiento que iba a realizarse en la pantalla. El guion de todos y cada uno de los grabes se encontraba con perfección planeado y estructurado para la exhibición personal de Negrete como gallardo y asimismo como intérprete de canciones mexicanas entrañables para el enorme público, con lo que sus películas contaban con una vigilada selección de temas musicales. Interpretó asimismo, no obstante, ciertos dramas y cintas de diferente índole, como El rapto, de Emilio Fernández.

Entre sus primeros grabes cabe nombrar La Valentina, Perjura, Juan sin temor y Juntos pero no revueltos (1938). Obtuvo un éxito resonante con ¡Uy Jalisco no te rajes!, película efectuada en 1941 y apuntada por Joselito Rodríguez, por cuya interpretación recibió un año tras su rodaje el premio a la mejor actuación masculina, concedido por la Asociación de Periodistas Cinematográficos Mexicanos. Le prosiguieron nuevos éxitos como Historia de un enorme amor, Así se desea en Jalisco (1942), apuntada por Fernando de Fuentes, El peñón de las almas y Tierra de pasiones (1942), Cuando desea un mexicano y asimismo Me he de comer esa tuna (1944), entre los títulos míticos de la filmografía de Negrete.

Su furiosa actividad continuó en los años siguientes con Canaima, Hasta que perdió Jalisco, No basta ser charro, Camino de Sacramento y Gran Casino (1947), película apuntada por Luis Buñuel. Posteriormente realizó la segunda versión de Allá en el Rancho Grande, Si Adelita se fuera con otro (1948), película del directivo Chano Urueta, La posesión (1949), Dos géneros de precaución, Tal para como (1952) y Reportaje y El rapto (1953), sus 2 últimas.

En sus películas y actuaciones, Negrete acostumbraba a ataviarse como un genuino charro, luciendo chaqueta bordada, pantalón configurado, camisa blanca con corbata de moño y un sombrero de ala ancha y alta copa cónica. En el ámbito y en el plató merodeaba con la soberbia que caracteriza a un duro rompecorazones de tierna y dulce sonrisa, siempre y en todo momento próximo para el lance amoroso. Y es que probablemente el atractivo que el leal público femenino encontraba en Negrete radicaba en que sabía conjugar en sus individuos aspectos opuestos, como el gallardo rudo dotado al tiempo de una abatida y misteriosa mirada. La instantaneidad que caracteriza al arte de la fotografía supo plasmar con perfección esta dualidad atractiva de Negrete. En las fotografías que le inmortalizan acostumbra manifestarse con la cabeza altivamente erguida, tal y como si desafiase al planeta, y cantando, seguro de sí, con extrema gallardía. Pero Negrete puede ser asimismo un apasionado despechado con profundas lesiones de amor; su mirada combina entonces el atrevimiento con un despacio toque de insolencia, que invita al juego amoroso, al paso que sus labios a duras penas consiguen mantener un cigarro.

A pesar de que a lo largo de los algo mucho más de veinte años de su historia profesional mostró una imagen estereotipada de gallardo solícito, atento y cortés con las mujeres, y asimismo de duro castigador si la ocasión o el guion lo demandaban, tras esta imagen comercial y promocional, destinada a no defraudar a un público siempre y en todo momento creciente, se ocultaba un Jorge Negrete irreconocible, maduro y siendo consciente de la dimensión de su trayectoria. Se mencionó bastante de lo que la industria cinematográfica mexicana debe a Jorge Negrete. Efectivamente, interpretó la primera película mexicana que incorporó el color en la pantalla (Así se desea en Jalisco) y estuvo comandado por directivos conocidos como Luis Buñuel y Chano Urueta, aparte de Fernando de Fuentes, entre los directivos cinematográficos mucho más esenciales del cine mexicano de los años treinta y 40.

Fernando de Fuentes, que había iniciado la era industrial del cine mexicano con la primera versión de Allá en el Rancho Grande (1936), interpretada por Tito Guízar, había puesto aparte de moda con esa película la producción de comedias rancheras, un género que parecía hecho a medida de la aptitud autora y artística de Jorge Negrete. No es ya que de extrañar que Fernando de Fuentes y Negrete trabajaran juntos en películas memorables como Así se desea en Jalisco (1942), Hasta que perdió Jalisco (1945) y la segunda versión de Allá en el Rancho Grande (1948), sosteniendo la vitalidad de un género merced al como Negrete se transformó en un embajador de la civilización y el folclore mexicanos. Negrete contribuyó además de esto a fundar el Sindicato de Trabajadores de la Producción Cinematográfica de la República Mexicana, y la Asociación Nacional de Actores.

En su faceta de artista popularizó canciones como La feria de las flores, Jalisco, Allá en el Rancho Grande o Las mañanitas, que forman parte ahora de la civilización identificativa del país, abriendo una escuela entre cuyos máximos representantes están Aceves Mejía y Pedro Infante. En 1953, en el momento en que parecía haber llegado a la plenitud y madurez tanto profesional como personal y sentimental, murió, poco tras haber contraído matrimonio (1952) con la asimismo actriz mexicana María Félix, conocida tanto por sus interpretaciones en el cine como por sus devaneos cariñosos. Ambos habían trabajado juntos por vez primera en la película El peñón de las almas, que fue además de esto la primera intervención cinematográfica de la entonces joven María Félix. Con su muerte desaparecía entre los actores y vocalistas mucho más entrañables y también de todo el mundo del cine mexicano. Sin embargo, Jorge Negrete continuará siempre y en todo momento en el recuerdo de los cinéfilos y su nombre ocupa con todo merecimiento entre los puestos de honor mucho más relevantes de la cinematografía y la canción mexicanas.

A lo largo de toda su trayectoria, Negrete propagó y popularizó la música, las canciones y la civilización mexicana por todo el planeta; para esto se valió de su fuerte y increíble chorro de voz, un auténtico instrumento que sabía modular perfectamente, plasmando con profundo y desgarrado sentimiento tanto el cariño como el desamor, el mucho más tierno cariño o el mucho más arraigado y triste resentimiento. Personaje entrañable, probablemente fue su temprana muerte, acontecida en el momento en que contaba poco mucho más de 40 años y estaba en la plenitud de su historia tanto personal como profesional, la que le dio la felicidad de la inmortalidad, continuando siempre y en todo momento su nombre como un vivo recuerdo en la memoria habitual y en la de las novedosas generaciones.

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Los matices y las sutilezas que ocupan nuestras vidas son en todos los casos fundamentales, ya que marcan la diferencia, y en la ocasión de la vida de alguien como Jorge Negrete, que tuvo su importancia en un momento histórico concreto, es indispensable intentar brindar un aspecto de su persona, vida y personalidad lo más precisa posible.

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