La historia de las civilizaciones la escriben aquellas mujeres y hombres quea lo largo de los siglos, gracias a su forma de actuar, sus ideales, sus hallazgos o su arte; han hecho quela civilización, de una forma u otra,prospere.
Si has llegado hasta aquí es porque tienes conocimiento de la trascendencia que tuvo Jorge Eliécer Gaitán en la historia. La forma en que vivió y las cosas que hizo durante el tiempo que permaneció en la tierra fue decisivo no sólo para aquellas personas que trataron a Jorge Eliécer Gaitán, sino que quizá dejó una huella mucho más insondable de lo que logremosfigurar en la vida de personas que tal vez jamás conocieron ni conocerán ya jamás a Jorge Eliécer Gaitán de modo personal.Jorge Eliécer Gaitán ha sido una de esas personas que, por alguna razón, merece no ser olvidado, y que para bien o para mal, su nombre jamás debe borrarse de la historia.
Las biografías y las vidas de personas que, como Jorge Eliécer Gaitán, atraen nuestra curiosidad, tienen que ayudarnos siempre como referencia y reflexión para conferir un marco y un contexto a otra sociedad y otra etapa de la historia que no son las nuestras. Hacer un esfuerzo por comprender la biografía de Jorge Eliécer Gaitán, porqué Jorge Eliécer Gaitán vivió de la forma en que lo hizo y actuó de la forma en que lo hizo durante su vida, es algo que nos ayudará por un lado a vislumbrar mejor el alma del ser humano, y por el otro, la manera en que se mueve, de forma inevitable, la historia.
(Bogotá, 1902 - 1948) Dirigente político colombiano cuyo asesinato el 9 de abril de 1948 provocó el movimiento habitual popular como el Bogotazo.
Nativo de el habitual vecindario de Las Cruces, era hijo de Eliécer Gaitán Otálora, liberal extremista que tras trabajar en distintas oficios se dedicó al final en venta de libros utilizados. Su madre fue Manuela Ayala de Gaitán, profesora de escuela, mujer activa y progresista que dejó honda huella en la capacitación de su hijo. Los Gaitán tuvieron seis hijos, siendo Jorge Eliécer el mayor de ellos.
Gracias a las adversidades económicas, prontísimo la familia Gaitán se trasladó a vivir al vecindario Egipto. A los 12 años, ya que su madre fue quien lo inició en las primeras letras, Gaitán ingresó en una escuela de Facatativá, finalizando sus estudios primarios en 1911. Sólo un par de años después ha podido reemprender sus estudios entrando al instituto de Simón Araujo, donde estudiaban los hijos de los liberales acomodados. Se graduó de bachiller del Colegio Martín Restrepo Mejía, al que ingresó en el último año a fines de 1919.
En febrero de 1920 ingresó a la Facultad de Derecho y Ciencias Políticas de la Universidad Nacional, y 4 años después consiguió el título de letrado con su discutida y también muy importante proposición Las ideas socialistas en Colombia. Aún de estudiante, Gaitán participó activamente en la política: apoyó la candidatura de coalición del poeta Guillermo Valencia en 1918 y se manifestó y fue orador en las manifestaciones contra Marco Fidel Suárez en el tercer mes del año de 1919; recibió los esenciales consejos que Alfonso Villegas Restrepo daba a los jóvenes de entonces en las áreas de trabajo de su periódico; organizó la sociedad literaria Rubén Darío, que se reunía en la calle 8a abajo del Observatorio, y formó asimismo el Centro Liberal Universitario, que llegó a tener alguna predominación política.
Fue escogido para la Asamblea de Cundinamarca entre 1924 y 1925. Sus primeros años de desempeño profesional fueron de una contrariedad extrema, gracias a su condición popular, pero de a poco su brillantez le dio el reconocimiento que merecía. Formó una parte del movimiento académico liberal que socavó las bases de la hegemonía conservadora. Con enormes sacrificios logró ahorrar dinero y en el mes de julio de 1926 viajó a Italia. Allí ingresó en la Real Universidad de Roma, la escuela mucho más reconocida de derecho en ese país, apuntada por Enrico Ferri, penalista de popularidad mundial, donde consiguió el título de doctor en jurisprudencia. Su proposición mereció la calificación Magna cum laude y el premio Enrico Ferri, y llegó a ser artículo de estudio; llevaba como título "El método positivo de la premeditación".
Gaitán regresó al país en 1928, año profundo tanto para la vida del joven letrado para la política del país. Fue escogido gerente a la Cámara en el tercer mes del año, en el mes de junio encabezó las manifestaciones contra la corrupción administrativa y visitó en el mes de diciembre la región bananera. Allí estudió la matanza de trabajadores de la United Fruit (novelada varios años después por Gabriel García Márquez en Cien años de soledad). Sus demandas sobre los graves hechos se transformaron en libres debates contra el gobierno de Abadía Méndez, y logró que varios trabajadores fuesen liberados y también indemnizaciones para las familias de los caídos.
La fundación de UNIR
El enfrentamiento de las bananeras sirvió a Gaitán de fundamento para su figura de líder habitual. En 1931, con los liberales en el poder, fue escogido presidente de la Cámara de Representantes, presidente de la Dirección Nacional Liberal y segundo designado a la Presidencia; por año siguiente, rector de la Universidad Libre. A finales del mismo año viajó por América Latina proponiendo la situación colombiana en el pleito con el Perú.
Las tímidas reformas y los pausados planes sociales con los que Enrique Olaya Herrera pensó acostumbrar al país al cambio partidista en el gobierno parecieron deficientes a los liberales de izquierda; pese a los sacrificios aglutinadores del directivo del partido, Alfonso López Pumarejo, un conjunto de desilusionados rompió con este en el mes de octubre de 1933. Liderada por Jorge Eliécer Gaitán y Carlos Arango Vélez, nació la Unión Nacional de Izquierda Revolucionaria (UNIR). Fuera del clásico marco bipartidista, esta organización sería entre los mucho más esenciales sacrificios políticos en el país. UNIR tuvo especial predominación entre la clase campesina, en las ubicaciones máquinas de café de Cundinamarca, en el norte del Tolima, Caldas y el Valle.
En la primera etapa de agitación, la guarda de Cundinamarca disolvió a tiros una manifestación de campesinos uniristas encabezada por Gaitán en Fusagasugá el 4 de febrero de 1934, dejando un saldo de múltiples campesinos asesinados. Otra matanza sucedió el 14 de agosto de 1934 en la hacienda Tolima, en la jurisdicción de Ibagué, en cuyos trabajadores influía la UNIR. El fundamento debió ver con la negativa de los colonos a admitir los avalúos de las novedades en los términos arbitrarios en que los hacía la hacienda.
El partido de Jorge Eliécer Gaitán estimulaba el principio de la militancia individual y de carnetización de sus integrantes. Al comienzo se insistió en la necesidad de una recia especialidad, que incluía prácticas gimnásticas como principio de preparación militar. Los organismos no eran propiamente deliberantes y las orientaciones políticas en general del partido eran compromiso del caudillo.
La interfaz de acción de la UNIR, enunciada a través del semanario informativo Unirismo, consistía en la intervención del Estado, con método popular, en la economía; la reforma agraria y la organización de cooperativas campesinas; un nacionalismo antiimperialista en lo que se refiere a la política exterior; la reforma constitucional que diese menos importancia al presidente y reformas legislativas de tipo popular, introduciendo la creación de un banco de previsión popular constituido con aportes obligatorios de hasta un 50 por ciento por la parte del capitalismo.
Si bien el movimiento captó seguidores no solo en el campo sino más bien asimismo en el ámbito trabajador de la principiante industria nacional, las tácticas disolutorias de la burguesía consiguieron frutos: en el campo con la opresión, y en el liberalismo oficial y en la prensa con el silencio y la acusación de pro comunismo. Aprovechando la vanidad y también impaciencia del líder, se logró atraer nuevamente a las filas oficialistas al propio Gaitán, quien declaró diluida la UNIR en el mes de mayo de 1935.
En 1936 Gaitán contrajo matrimonio con doña Amparo Jaramillo, y el 8 de junio de ese año se posesionó como alcalde de Bogotá. Como tal, efectuó una tarea progresista, si bien corta; pero algunas medidas algo extremas y la presión de la derecha lo forzaron a dejar el cargo. En febrero de 1937 murió doña Manuela Ayala; la pérdida de su madre y profesora fue un duro golpe, solo mitigado por el nacimiento, siete meses después, de su única hija, Gloria. Tras ciertos viajes de todo el mundo, Gaitán fue escogido magistrado de la Corte Suprema de Justicia en 1939 y, por año siguiente, el presidente Eduardo Santos lo logró ministro de Educación. Ocupó este cargo de nuevo por corto tiempo, pero entre otros muchos logros desarrolló un ambicioso plan contra el analfabetismo y para la popularización de la educación y la civilización.
La carrera hacia la presidencia
Contrario a la reelección de López Pumarejo, Gaitán comenzaría en 1941 una carrera política que solo se detuvo con su asesinato: senador por Nariño en 1942, presidente del Senado en el mes de septiembre de ese año, ministro de Trabajo entre 1943 y 1944, y candidato presidencial en oposición al liberal oficialista Gabriel Turbay, creando el Movimiento Liberal Gaitanista. Este, mucho más que un socialismo estructurado, era de corte populista.
Jamás en el país se volvieron a conocer manifestaciones tan tumultarias ni con tanta emoción y fe en su jefe. Sus conocidos chillidos de "¡A la carga! ¡Contra la oligarquía! ¡Por la restauración ética de la República!" consiguieron interpretar el sentimiento de las masas de una forma única y original. Sus variantes de tono, sentido del humor y también ironía, el manejo de los silencios, hicieron de Gaitán un orador telúrico que llegaba a transfigurarse por la emoción de lo que afirmaba y la manera de decirlo, y que conseguía trasmitir su sentimiento al público.
La organización, especialidad y fe de los gaitanistas hicieron que varios lo tildaran de fascista, pero, si bien trajo de Italia ese gusto por los desfiles de antorchas y algo de la teatralidad de Mussolini, Gaitán era un liberal demócrata, reformista, que procuraba una revolución legal en los marcos constitucionales.
En las selecciones del 5 de mayo de 1946, que ganó Mariano Ospina Pérez, Gaitán, para quien esa contienda solo había sido un paso mucho más hacia el poder, ocupó un tercer sitio, con asombroso número de votos y con un acompañamiento mayoritario en los centros urbanos. Sirvieron asimismo estos comicios a fin de que el gaitanismo tomara el poder en el liberalismo y fuera escogido jefe único del partido.
Sus planteamientos sociales fueron enunciados en la Convención del Teatro Colón del 18 de enero de 1947 y en el mes de agosto del mismo año, en el Congreso, con el fallido Plan Gaitán. Legendarias son ahora la Marcha de las antorchas, estructurada desde el habitual vecindario La Perseverancia, donde él deseaba "un río de candela, que no se puedan ver filas cada tres metros, sino más bien filas bien juntas para conformar un río de fuego sobre Bogotá", y la estremecedora Marcha del silencio, donde multitudes jamás vistas y de manera perfecta organizadas llenaron de miedo, con su mutismo, a los ámbitos habituales de los dos partidos.
En Manizales pronunció la "Oración por los humildes", en el mes de febrero de 1948. Al mes siguiente, gracias a la incontrolada crueldad gobiernista, Gaitán rompió los nudos del liberalismo con Ospina. Por expreso deseo de Laureano Gómez, ministro de Relaciones Exteriores, fue excluido de la IX Conferencia Panamericana en Bogotá, estrenada el 30 de marzo.
El 9 de abril logró Gaitán uno de sus mayores triunfos como penalista al conseguir la absolución del teniente Jesús Cortés. Hacia la una de la tarde, en el momento en que salía del edificio donde tenía sus áreas de trabajo, fue fallecido a tiros, en presencia de ciertos de sus amigos, por un pálido joven llamado Juan Roa Sierra, iniciándose de esta forma la mucho más pavorosa día de muerte y destrucción que haya vivido Bogotá y agudizándose la creciente ola de crueldad que, con pocos respiros, viviría el país a lo largo de las próximas décadas.
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