Ya sea inspirando a más seres humanos o tomando parte de la acción. Jonas Savimbi es una de esas personas cuya vida, en efecto, merece nuestro interés por el nivel de influencia que tuvo en la historia.Comprender la biografía de Jonas Savimbi es comprender más acerca de una época concreta de la historia del ser humano.
Apreciar las luces y las sombras de las personas significativas como Jonas Savimbi, personas que hacen rotar y transformarse al mundo, es una cosa esencial para que podamos poner en valor no sólo la existencia de Jonas Savimbi, sino la de todas aquellas personas que fueron inspiradas por Jonas Savimbi, personas a quienes de un modo u otro Jonas Savimbi influenció, y indudablemente, entender y comprender cómo fue el hecho de vivir en la época y la sociedad en la que vivió Jonas Savimbi.
Las biografías y las vidas de personas que, como Jonas Savimbi, atraen nuestra atención, tienen que ayudarnos siempre como punto de referencia y reflexión para ofrecer un marco y un contexto a otra sociedad y otra etapa de la historia que no son las nuestras. Intentar comprender la biografía de Jonas Savimbi, el motivo por qué Jonas Savimbi vivió de la forma en que lo hizo y actuó del modo en que lo hizo durante su vida, es algo que nos impulsará por un lado a comprender mejor el alma del ser humano, y por el otro, la forma en que se mueve, de forma inevitable, la historia.
(Munhango, 1934 - Moxico, 2002) Revolucionario angolano. Jonas Savimbi nació en Munhango, en la provincia de Bie, el 3 de agosto de 1934. Su padre, Loth Malheiro Savimbi, de la tribu mayoritaria ovimbundu, era jefe de estación del ferrocarril de Benguela y pastor de la Iglesia evangélica, en el momento en que Angola era una colonia portuguesa.
Fue a la escuela en Dondi y al instituto de los hermanos maristas en Silva Pôrto. En 1958 llegó a Lisboa, donde estudió bachillerato. Fue detenido por la PIDE (policía segrega) y pasó quince días en la prisión. Huyó de Portugal en 1960 para instalarse en Lausana (Suiza), donde estudió en la Facultad de Derecho.
Opositor al gobierno de la metrópoli
Ingresó en la Unión del Pueblo Angoleño (UPA), apuntada por Holden Roberto, primer conjunto guerrillero contra la metrópoli, transformado en Frente Nacional para la Liberación de Angola (FNLA) tras fusionarse con el Partido Democrático. Ministro de Asuntos Exteriores en el Gobierno de la República de Angola en el Exilio (GRAE), en 1964 rompió con el FNLA, al que suponía infiltrado por la CIA, y se trasladó a Moscú. Pero su peregrinación moscovita no resultó provechosa.
En 1965 Savimbi y once de sus compañeros llegaron a China, donde han recibido instrucción militar. Jonas regresó clandestinamente a Angola y en el tercer mes del año de 1966 creó la Unión Nacional para la Independencia Total de Angola (UNITA), de la que fue escogido presidente. Detenido por las autoridades de Zambia, se exilió en El Cairo en 1967 y regresó a su país en el mes de julio de 1968 para proseguir la pelea. No obstante, sus contrincantes aseguraban que sus campañas militares eran falsas y han publicado documentos en los que se le vinculaba a los servicios misterios de Lisboa.
El fin del colonialismo y el MPLA
Tras la caída de la dictadura portuguesa (1974), Savimbi y los otros 2 líderes de la guerrilla, Agostinho Neto y Holden Roberto, firmaron con el presidente de Portugal los Acuerdos de Alvor (15 de enero de 1975) para la independencia de Angola y el lugar de un régimen democrático. Pero la situación sobre el lote era muy conveniente al Movimiento Popular para la Liberación de Angola (MPLA), de inspiración marxista, que se realizó con el poder en Luanda con acompañamiento soviético y cubano.
Frustrado en sus pretensiones, Savimbi se replegó en su feudo natal, simulando la «extendida marcha» de Mao Tse-tung, y con el acicate de Estados Unidos y Sudáfrica comenzó las operaciones militares contra la petrodictadura comunista, como reprendía al régimen de Luanda. Los combates reventaron en el mes de marzo de 1976, anotados en la matriz de la guerra fría, consecuencias de un enfrentamiento propio de la descolonización entre las elites locales que peleaban por la conquista del poder y se negaban a compartirlo. La UNITA estableció su cuartel general en Jamba y recibió la asistencia militar de Estados Unidos, incluyendo los misiles Stinger, por medio de Zaire (de hoy República Democrática del Congo).
Opositor al MPLA
Savimbi fue recibido en la Casa Blanca en 1986 por el presidente Ronald Reagan, quien lo galardonó como Luchador de la Libertad por confrontar a los 50.000 soldados cubanos que apoyaban al gobierno angolano, pero que se retiraron, al tiempo que cesaban los abastecimientos soviéticos de armas, en lugar de que Sudáfrica concediera la independencia a Namibia, según un convenio patrocinado por la ONU (Novedosa York, diciembre de 1988).
El ocaso de la guerra fría, la erosión del apartheid sudafricano y la apertura del régimen de Luanda hicieron condiciones favoreces para la negociación entre el gobierno y la guerrilla, bajo los auspicios del presidente zaireño, Mobutu Sese Seko. Los pactos de paz, firmados por Savimbi y Neto en Lisboa el 31 de mayo de 1991, dejaron la celebración de selecciones en general los días 29 y 30 de septiembre de 1992. Ante el triunfo abrumador del MPLA en la primera vuelta, recibido por la ONU, la UNITA rechazó los desenlaces, y su líder escapó de Luanda, denunció el estafa y reinició los combates desde Huambo.
El desastre en las urnas fue el enorme fracaso de Savimbi, que no ha podido editar la relación de fuerzas militar en una victoria política. Seguro de sí y de su visión etnonacionalista de la historia, que le alentaba a estimar a los mestizos del MPLA como una minoría con acompañamiento exterior, pero sin base electoral, logró ciertos éxitos como jefe militar, pero jamás logró movilizar a la etnia mayoritaria, de la que se consideraba legítimo gerente, en un movimiento político. Su campaña electoral tuvo tintes racistas, con referencias permanentes al color de la piel y a la nomenclatura mestiza.
De la guerra civil al pacto de gobierno
La guerra civil se realizó mucho más encarnizada. Las negociaciones de paz en Costa de Marfil desembocaron en un nuevo fiasco en 1993. La ONU impuso un embargo de armas y petróleo contra la UNITA y el mandatario de EEUU Bill Clinton reconoció al gobierno de Luanda, lo que desgastó la situación de la guerrilla y forzó a Savimbi a asumir el acuerdo de paz de Lusaka (20 de noviembre de 1994), si bien no lo firmó en lo personal. La UNITA aceptó de palabra el desarme de sus tropas y participó con once ministros en un gobierno de unión nacional (1996), pero su líder rechazó la vicepresidencia de la república y continuó en su reducto de Huambo.
Ante la ferocidad de los combates, la ONU creó por consenso la Misión de Observación en Angola (MONUA), el 30 de junio de 1997, que trató de entablar una tregua. Cuatro meses después, tras múltiples reyertas, retardas y recriminaciones, la ONU sancionó a la UNITA por no respetar los pactos de paz y dictaminó el embargo de armas. En agosto del mismo año, la guerrilla dejó de ayudar con los países encargados de velar por el desarrollo de paz.
Con la UNITA hasta la desaparición
Aislado a nivel internacional, Savimbi se transformó en un proscrito, poco a poco más autoritario, acusado de perpetuar una sanguinolenta contienda inflamada por el petróleo y el tráfico de diamantes. El gobierno rompió el diálogo y fomentó una resolución del Parlamento angolano (27 de enero de 1999) que declaró al jefe guerrillero «criminal de guerra».
El 24 de julio siguiente, Luanda emitió una orden de búsqueda y atrapa por «delitos de rebelión armada, sabotaje y matanzas», al tiempo que el ejército lanzó una ofensiva contra los rebeldes. Pero el jefe de la UNITA, persuadido de que esta tenía un derecho histórico a gobernar, sostuvo su intransigencia, a pesar del millón de fallecidos ocasionados en 25 años y a los 4 millones de apartados.
Rechazó una amnistía general (noviembre de 2000) y demandó negociaciones directas con el presidente José Eduardo 2 Santos, pero en el primer mes del verano de 2001 reconoció que la guerra iba mal para sus tropas. Su suerte quedó echada en el momento en que, después de los atentados del 11 de septiembre de 2001, el presidente George W. Bush prorrogó las sanciones impuestas en 1998 contra la UNITA. Varias organizaciones no gubernativos (ONG) juzgaron que la población estaba en estado de «catástrofe humanitaria», con mucho más del 80% bajo el índice de pobreza.
Savimbi murió en combate contra las fuerzas gubernativos el 22 de febrero de 2002 en la provincia de Moxico, en el sudeste del país. Al día después, su cadáver fue exhibido públicamente en la ciudad de Lacuçe, donde quedó sepultado. Un oficial del ejército angolano, al enseñar a la prensa en todo el mundo el cadáver de Savimbi, aseguró que este había fallecido «con las armas en la mano», tras una persecución de múltiples semanas, en el momento en que trataba de escapar a Zambia, a 1.300 km de Luanda.
Los primordiales gobernantes del líder guerrillero, los en general Lukamba Gato, Dembo y Alcides Sakala, consiguieron huír de la emboscada de las fuerzas gubernativos. Abandonado por sus viejos socios y seguidores, el héroe de la independencia fue inhumado como un paria, quizá por no haber comprendido los cambios de todo el mundo y de su país, víctima de su paranoia, sin haberse reconciliado con su pueblo. Tras comunicar su muerte, el presidente Dos Santos, su archienemigo, voló hacia Washington para ser recibido por Bush.
Savimbi se hacía llamar doctor por sus fieles, si bien no hay perseverancia en la Universidad de Lausana de que consiguiera este título académico. Su biografía oficial afirma que estudió 2 tutoriales de medicina en Lisboa, carrera que abandonó para ocuparse a la pelea anticolonial.
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