John Negroponte

Si has llegado hasta aquí es porque sabes de la relevancia que tuvo John Negroponte en la historia. La manera en que vivió y aquello que hizo durante el tiempo que permaneció en la tierra fue decisivo no sólo para quienes trataron a John Negroponte, sino que a lo mejor dejó una huella mucho más vasta de lo que podamossospechar en la vida de gente que tal vez jamás conocieron ni conocerán ya nunca a John Negroponte de modo personal.John Negroponte ha sido uno de esos seres humanos que, por algún motivo, merece ser recordado, y que para bien o para mal, su nombre jamás debe borrarse de la historia.

Conocer lo bueno y lo malo de las personas relevantes como John Negroponte, personas que hacen girar y evolucionar al mundo, es algo sustancial para que podamos apreciar no sólo la existencia de John Negroponte, sino la de toda aquellas gentes que fueron inspiradas por John Negroponte, aquellas personas a quienes de un modo u otro John Negroponte influenció, y desde luego, comprender y entender cómo fue vivir en el periodo histórico y la sociedad en la que vivió John Negroponte.

Las biografías y las vidas de personas que, como John Negroponte, atraen nuestra atención, tienen que servirnos siempre como referencia y reflexión para proponer un marco y un contexto a otra sociedad y otra época que no son las nuestras. Intentar comprender la biografía de John Negroponte, porqué John Negroponte vivió de la forma en que lo hizo y actuó del modo en que lo hizo en su vida, es algo que nos impulsará por un lado a entender mejor el alma del ser humano, y por el otro, la manera en que se mueve, de forma inevitable, la historia.

Vida y Biografía de John Negroponte

(Londres, 1939) Diplomático estadounidense que ha ocupado distintos cargos importantes en la administración de George W. Bush. John Dimitri Negroponte nació en Londres el 21 de julio de 1939. Hijo de un rico armador heleno, emigró con su familia a Estados Unidos en el momento en que todavía era un niño. Se licenció en la Universidad de Yale y prontísimo entró en el servicio diplomático estadounidense.

En 1960, con solo veinte años, se le encargó la primera misión en Hong Kong. Destinado a la localidad vietnamita de Saigón (de hoy Hô Chi Minh), donde aprendió de forma rápida el idioma, fue incluido por el secretario de Estado, Henry Kissinger, en la delegación que entre 1968 y 1969 negoció en París con Vietnam para procurar lograr un convenio de paz. Desde 1971 estuvo adelante del Consejo de Seguridad Nacional en Vietnam, bajo la supervisión directa de Kissinger, cargo que abandonó en 1973 al comprender que se habían concedido demasiadas concesiones.

A lo largo de la década de 1970 ejercitó de embajador en Ecuador (1973-1975) y Grecia (1975-1977), antes de regresar a Estados Unidos como ayudante del secretario de Estado. Posteriormente efectuaría funcionalidades de consejos en temas relacionados con Asia, fruto de su pasado en Vietnam.

Con la experiencia conseguida a lo largo de los años precedentes en países de múltiples continentes, Negroponte ahora se consideraba un diplomático al que se le podían ofrecer metas esenciales y un cierto poder. Fue entonces en el momento en que vivió su etapa diplomática mucho más obscura -que marcaría toda su trayectoria posterior-, en América Latina, bajo la presidencia de Ronald Reagan y en el contexto de la pelea anticomunista.

Su papel en Honduras

En noviembre de 1981 fue nombrado embajador en Honduras, país que en aquel instante tenía un papel estratégico para Estados Unidos, preocupado por la evolución del sandinismo en Nicaragua, que había logrado lograr el poder en 1979. Estados Unidos contaba en Honduras -un pequeño país de menos de 4 millones de pobladores- con 400 gobernantes, la tercera embajada mucho más abundante de América Latina, lo que acrecentaba las supones sobre la presunta capacitación técnica de personal estadounidense a conjuntos paramilitares.

Honduras era un país amigo, apoyado económica y militarmente, donde el embajador estadounidense tenía una enorme predominación. Negroponte estuvo adelante de la embajada a lo largo de prácticamente 4 años y se encontraba considerado, al lado del general y jefe de las Fuerzas Armadas Gustavo Álvarez y el presidente hondureño, Roberto Suazo Córdoba, como la persona con mucho más poder en el país. El embajador estadounidense tenía su explicación sobre el origen de la crueldad en la región: “La causa primordial de la crueldad, el terrorismo y la guerrilla la logramos hallar en las cartillas revolucionarias de Lenin y no en los lamentables estados de pobreza y pobreza”.

Si bien de manera oficial se negó cualquier implicación y conocimiento en la “guerra sucia” contra el régimen sandinista y con los escuadrones de la desaparición que operaban en Honduras, siempre y en todo momento planeó la duda sobre la ignorancia de Negroponte en relación a las violaciones de derechos humanos, reconocidas más tarde por nuestro Gobierno hondureño. Un informe periodístico ganador del premio Pulitzer anunciado en 1995 en The Baltimore Sun concluía que la embajada estadounidense como la CIA debían tener conocimiento de los homicidos y torturas del batallón 316, conjunto surgido a lo largo de su temporada de embajador.

Negroponte prosiguió negando cualquier conocimiento sobre el tema. El Senado estadounidense llegó a interrogarlo sobre su supuesta participación en la desaparición de reportes sobre violaciones de derechos humanos, pero no se ha podido probar nada. Sin embargo, la sospecha jamás le abandonaría.

Al regresar a Estados Unidos, ocupó los cargos de ayudante del secretario de Estado y ayudante adjunto de Seguridad Nacional, bajo las órdenes de Colin Powell, para quien desde ese momento se transformaría en hombre de seguridad. Volvió a ser nombrado embajador, en un caso así en México en 1989, donde mostró un talante negociador que dejó la ratificación en 1993 del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), que incluía a Estados Unidos, Canadá y México. Ese mismo año fue enviado a Filipinas, donde estuvo adelante de la embajada hasta 1996. Después de negociar la retirada de las tropas estadounidenses de Panamá, en 1997 decidió retirarse del servicio diplomático.

Embajador frente a la ONU

En 1997-2001 trabajó en la compañía privada (fue vicepresidente de la editorial McGraw-Hill), pero volvió al ámbito público, a iniciativa de Colin Powell, para ser el embajador frente a la ONU. Su obscuro pasado en Honduras, del que se iban conociendo datos, abrió una polémica sobre su idoneidad para ocupar el cargo, con lo que su ascenso salió retrasando, e inclusive en alguna sesión fue atacado abiertamente. Él prosiguió defendiéndose: “No pienso que hubiese escuadrones de la desaparición en Honduras”. Los atentados del 11 de septiembre acallaron cualquier discrepancia. Una semana tras el ataque terrorista, era nombrado embajador frente a la ONU.

En su nuevo cargo, fue la voz de Estados Unidos frente a las Naciones Unidas en el bien difícil periodo de tiempo de preguerra con Iraq. En 2002 y 2003 presionó al organismo en todo el mundo a fin de que se mostrara mucho más estable frente Iraq en el desarrollo de desarme, si bien defendió la tarea de los inspectores y de Hans Blix hasta el momento en que la diplomacia se rompió. Entonces se esmeró por seducir al Consejo de Seguridad a fin de que aprobase una resolución determinante que dejara la utilización de la fuerza. A pesar de que esta no se dio en los términos deseados, apoyó la resolución del presidente Bush de irrumpir el país en el mes de febrero de 2003 y se sostuvo estable en esa posición a lo largo de las asambleas siguientes en el seno de la ONU.

Diplomacia en Iraq

A mediados de 2004, una vez terminada la etapa de Paul Bremer (gestor nombrado por Estados Unidos) en Iraq, fue escogido para ocupar el puesto de primer embajador tras la caída de Sadam Hussein de Estados Unidos en aquel país, en una situación frágil, gracias a los continuos atentados de la insurgencia y a las inquietudes que ya están en la red social en todo el mundo sobre el auténtico poder del Gobierno provisional iraquí. “Es un hombre de enorme experiencia y capacidad. Por eso me siento muy a gusto al solicitarle que cumpla con esta bien difícil labor”, ha dicho Bush en el momento en que lo presentó como el nuevo embajador.

Su primordial función en esta etapa fue ayudar con el Gobierno iraquí en la preparación de las selecciones que se festejaron en el mes de enero de 2005. En general, hubo satisfacción por el desarrollo electoral y por el trabajo efectuado por la embajada.

En febrero de 2005 George W. Bush, lo designó directivo de la Inteligencia Nacional, cargo desarrollado con la misión de coordinar las 15 agencias de espionaje que ya están en el país. La Comisión del 11-S, que estudió los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001 en Nueva York y Washington, había desvelado la descoordinación que existe entre los distintos organismos encargados de la seguridad en Estados Unidos. Ante las sugerencias de la comisión y la presión habitual, el presidente decidió hacer este nuevo cargo que coordinara todas y cada una de las agencias de espionaje, entre las que están la CIA, el FBI y la Agencia Nacional de Seguridad.

Dado su perfil, hubo división de críticas en el momento en que se supo la resolución de Bush de seleccionar a Negroponte para ponerse adelante de los servicios de espionaje estadounidenses. Algunos lo comprendieron como la opción mucho más correcta, por su aptitud para sobrepasar las ocasiones bien difíciles: Honduras, ONU, Iraq… Pero asimismo hubo quien opinaba que tenía que ver con un perfil bastante burocrático y diplomático para un ya que precisaba de alguien con la capacidad de tomar resoluciones radicales. Desde su nuevo cargo, Negroponte debe trasmitir todos los días al mandatario de EEUU la información segrega más esencial, una selección de todos y cada uno de los reportes recogidos por las distintas agencias.

Aparte del inglés, Negroponte charla 4 lenguajes -francés, español, heleno y vietnamita-, está casado con una maestra británica de historia y tiene cinco hijos, todos adoptados a lo largo de su estancia en Honduras.

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Las sutilezas y las peculiaridades que llenan nuestras vidas son siempre esenciales, ya que destacan la singularidad, y en la ocasión de la vida de alguien como John Negroponte, que poseyó su importancia en una época concreta, es indispensable intentar brindar una visión de su persona, vida y personalidad lo más precisa posible.

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