John Gotti

Ya sea inspirando a otras personas o tomando parte de la acción. John Gotti es una de las personas cuya vida, en efecto, merece nuestra consideración por el nivel de influencia que tuvo en la historia.Conocer la vida de John Gotti es conocer más acerca de un periodo concreto de la historia del género humano.

Apreciar lo bueno y lo malo de las personas relevantes como John Gotti, personas que hacen rotar y transformarse al mundo, es algo sustancial para que podamos poner en valor no sólo la existencia de John Gotti, sino la de todas aquellas personas que fueron inspiradas por John Gotti, aquellas personas a quienes de de una u otra forma John Gotti influenció, y sin duda, entender y comprender cómo fue vivir en el momento de la historia y la sociedad en la que vivió John Gotti.

Las biografías y las vidas de personas que, como John Gotti, cautivan nuestro interés, tienen que valernos siempre como referencia y reflexión para conferir un marco y un contexto a otra sociedad y otra etapa de la historia que no son las nuestras. Tratar de entender la biografía de John Gotti, el motivo por qué John Gotti vivió como lo hizo y actuó de la forma en que lo hizo en su vida, es algo que nos ayudará por un lado a vislumbrar mejor el alma del ser humano, y por el otro, el modo en que se mueve, de forma implacable, la historia.

Vida y Biografía de John Gotti

(Nueva York, 1940 - prisión de Springfield, 2002) Mafioso estadounidense. John Joseph Gotti nació el 27 de octubre de 1940 en el vecindario neoyorquino del Bronx. Era el quinto hijo de los once -siete chicos y 4 chicas- que tuvieron John J. Gotti, un inmigrante napolitano, y Fannie, una sacrificada y simple mujer con la capacidad de criar a sus hijos en un ambiente hostil. Él y sus hermanos nacieron en una región deprimida del sur del Bronx, hasta el momento en que su padre ha podido ahorrar algo de dinero y se trasladaron a Brooklyn.

A una edad temprana el bravucón «Johnny Boy» aprendió a utilizar sus puños, y sus primeros sueños de transformarse en un hombre de negocios o un doctor próximamente dejaron paso a los de ser entre los tunantes que acostumbraba a ver por las calles de Brooklyn. Junto a sus hermanos Peter y Richard, John entró a ser parte de una banda callejera, con cuyos integrantes se juntaba siempre y cuando se escapaba de la escuela, donde era mal visto gracias a su molesta actitud. En 1954, el joven aprendiz de ladrón resultó herido mientras que participaba en el hurto de una cementera. Esta le cayó sobre los dedos de un pie y debió mantenerse hospitalizado a lo largo de un verano. Debido a ello, a Gotti siempre y en todo momento le quedó una rápida cojera.

A los dieciséis años, dejó de ayudar a la escuela y se unió a los Fulton-Rockaway Boys, una habitual banda de jovenes de Brooklyn que acostumbraba a hurtar vehículos. Acompañado por sus indivisibles hermanos Peter y Richard, John conoció a 2 jóvenes tunantes con los que trabaría una extendida amistad: Angelo Ruggiero y Wilfred Willie Boy Johnson. Entre 1957 y 1961 fue detenido cinco ocasiones por robos inferiores, pero los cargos siempre y en todo momento terminaban siendo revocados o reducidos.

Integración en la Mafia

En 1960 el italoamericano, de veinte años, conoció a Victoria DiGiorgio, una chavala un par de años menor con quien se casó el 6 de marzo de 1962, prácticamente un año tras el nacimiento de su primera hija, Angela. El matrimonio fue tormentoso, con múltiples amagos de separación, pero más allá de ello la pareja prosiguió adelante y tuvo 2 hijos mucho más: Victoria y John A., asimismo popular como Junior. Durante esa temporada y alentado por su mujer, que era contraria a las ocupaciones inmorales de su marido, Gotti comenzó a trabajar en una factoría de abrigos, pero al poco tiempo volvió a las andadas. En 1963 fue encarcelado por vez primera y pasó veinte días en la prisión al lado de Salvatore Ruggiero tras ser sorprendidos con un turismo robado.

En 1966 Gotti entró en la Mafia, encabezada entonces por Carmine y Daniel Fatico. Operaban desde un local (el Bergin Hunt and Fish Club, en el vecindario de Queens) para entre los jefes de la familia Gambino, Aniello Dellacroce. La verídica carrera criminal de Gotti comenzó entonces; prosperó y la familia se mudó a un bonito apartamento en Brooklyn, donde tuvieron una cuarta parte hijo, Frank. Los Gambino lo reclutaron como matón y poco después le confiaron el saqueo sistemático de los materiales usados en la construcción del campo de aviación John Fitzgerald Kennedy, hasta el momento en que se descubrió y culpado a tres años de prisión en Lewisburg.

Con tan solo treinta y un años, Gotti se transformó en el mafioso de la banda de Bergin y, con Dellacroce en la prisión, comenzó a conocer habitualmente a Don Carlo (Carlo Gambino), a quien se dirigía con sumo respeto. En 1975, John Gotti fue culpado a 4 años de prisión por hurto, y a lo largo de los un par de años que pasó en la prisión de Green Haven asistió a clases de cultura italiana y también logró mucha gimnasia. De nuevo en la calle, debió realizar en frente de la desaparición de Carlo Gambino y al ascenso de Paul Castellano, quien entonces controlaba la situación.

Capo de los Gambino

El 18 de marzo de 1980, una desgracia convulsionó a la familia Gotti: el pequeño Frank, de 12 años, murió arrollado por el turismo de un vecino. Victoria jamás se sobrepuso a aquella fatalidad y fue ella misma quien solicitó venganza. El vecino desapareció enigmáticamente tras ser introducido en un vehículo por unos matones, pero absolutamente nadie ha podido demostrar que Gotti estuviese tras el homicidio. En esos tiempos, el mafioso figuraba de manera oficial como usado de una compañía de fontanería, pero los detectives que lo proseguían día y noche jamás lo vieron con mono de faena yendo a poner grifos o arreglar tuberías.

John Gotti aceptó de una forma definitivo la jefatura del clan de los Gambino en 1985, sin oposición tras matar a bocajarro a Castellano. Se transformó en una figura habitual de los medios a inicios de 1986 y, lejos del ojo público, movió sus piezas con velocidad. Premiaba a los fieles, separaba a los neutrales y ordenaba castigos para todos los que le habían combatido o puesto alguna traba a lo largo de los últimos años.

Pese a su carácter expansivo, la regla del misterio era entre las escasas que Gotti no rompió nunca durante su historia. Acostumbrado a almacenar misterios frente a la policía, los jueces y los abogados, en frente de Castellano, Dellacroce o sus gobernantes, e inclusive frente su mujer Vicky o su hijo mayor, edificaba coartadas con sencillez y también ideaba razonamientos que siempre y en todo momento encajaban.

Prisión y muerte del último padrino

Los detectives que proseguían los pasos de la familia Gambino no tardaron en saber las usuales subidas a un apartamento. Su jefe, George Gabriel, decidió que ese apartamento era el sitio perfecto para poner un micrófono oculto y poco después consiguieron grabar ciertas diálogos que delataron a Gotti. El 11 de diciembre de 1990, una patrulla del FBI formada por diez agentes y tres detectives se apostó a la entrada del edificio para parar a los primordiales capos de la familia. Durante la instrucción, el leal lugarteniente Salvatore Gravano, nick Sammy el Toro, fue narrando uno a la vez todos y cada uno de los crímenes en los que había participado bajo el mando de su jefe.

Condenado a cadena perpetua en el penal de Springfield a los cincuenta y un años de edad, Gotti estuvo a lo largo de prácticamente diez años apartado 23 horas cada día, fumando, leyendo periódicos, y convencido de que cualquier día volvería a la carga. Nombró una comisión a fin de que dirigiera la familia en su sepa, al cargo de la que quedó su hijo mayor, John Junior, pero con el pasar de los años este se declaró culpable de cargos federales por delito ordenado, quedando los Gambino al cargo del hermano mayor de John, Peter Gotti.

El cáncer terminó con cualquier expectativa de ver cualquier día libre al jefe del clan. La ostentación, su eterna compañera, estuvo asimismo que se encuentra en el último adiós al hombre que deseó ser el mucho más alarmante de los padrinos, pero asimismo el mucho más muy elegante. Al ataúd de bronce macizo le prosiguió una caravana de sobra de cien turismos y limusinas que se desplazó desde su hogar de Queens hasta el cementerio. La comitiva logró un prominente en el sitio donde fueron grabadas sus diálogos, y los ayudantes salieron en silencio a la calle mientras que se santiguaban. Sin duda, fue una despedida que estuvo a la altura del último enorme padrino.

Gotti fue el último enorme padrino en el mucho más puro sentido cinematográfico de la expresión. Su distinción le granjeó el apelativo de «el apuesto Don». Sus trajes oscuros de rayas y pecho cruzado, y sus pelos canos cortados con minuciosidad hacían de él la viva estampa del mafioso de la enorme pantalla. Como los villanos de Francis Ford Coppola, Martin Scorsese o Mario Puzo, su capacidad para evitar a la justicia asimismo era proverbial. Consiguió huír tres ocasiones del banquillo de los acusados a lo largo de su reinado de extorsión, asesinato y narcotráfico en la década de los ochenta, en el momento en que la Pequeña Italia y Manhattan aún eran el sitio donde operaban los herederos de la Mafia siciliana y la Camorra napolitana.

Con él desaparecía un planeta y terminaba una temporada. Mientras las familias de origen siciliano languidecen entre la caída, las luchas fratricidas y los amos mediocres, la mafia rusa, mucho más beligerante, mejor estructurada y con un armamento considerablemente mayor de armas, drogas y mesnaderos, se ha apropiado de las calles de Brooklyn, exactamente el mismo ámbito de donde partió Al Capone a la conquista de Chicago y en el que floreció años después John Gotti, su mucho más insigne y rendido admirador. Su historia de historia legendaria de capo seductor lo transformó en padrino de la familia Gambino y en entre los hombres mucho más temidos de Nueva York.

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Las sutilezas y las peculiaridades que ocupan nuestras vidas son decididamente determinantes, ya que destacan la singularidad, y en la ocasión de la vida de una persona como John Gotti, que tuvo su significación en una época concreta, es fundamental tratar de ofrecer una perspectiva de su persona, vida y personalidad lo más exacta posible.

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