John Dos Passos

La historia universal la cuentan los hombres y mujeres quea lo largo de los siglos, gracias a su forma de actuar, sus ideales, sus hallazgos o su arte; han originado quela humanidad, de un modo u otro,progrese.

Ya sea inspirando a otros o siendo una pieza esencial de la acción. John Dos Passos es una de las personas cuya vida, realmente, merece nuestra consideración por el nivel de influencia que tuvo en la historia.Conocer la vida de John Dos Passos es comprender más acerca de una época concreta de la historia del género humano.

Las biografías y las vidas de personas que, como John Dos Passos, cautivan nuestra atención, deben valernos en todo momento como referencia y reflexión para ofrendar un marco y un contexto a otra sociedad y otra etapa de la historia que no son las nuestras. Intentar comprender la biografía de John Dos Passos, porqué John Dos Passos vivió del modo en que lo hizo y actuó de la forma en que lo hizo durante su vida, es algo que nos ayudará por un lado a vislumbrar mejor el alma del ser humano, y por el otro, el modo en que se mueve, de forma inexorable, la historia.

Vida y Biografía de John Dos Passos

(John Roderigo Dos Passos, Chicago, 1896 - Baltimore, 1970) Narrador estadounidense, integrante señalado de la llamada «Generación perdida», heterogéneo conjunto de autores en que acostumbra incluirse a versistas como Ezra Pound y prosistas como Ernest Hemingway y F. Scott Fitzgerald. John Dos Passos se realizó célebre más que nada por Manhattan Transfer (1925), obra que, con su visión panorámica y objetiva de la región, encabezó una esencial corriente urbana de la novela moderna.

Nieto de un zapatero portugués y también hijo ilícito de un letrado, fue educado en la vivienda materno. En 1917 se graduó en la Universidad de Harvard, donde conoció a intelectuales vinculados al conjunto "estetas de Harvard". Durante la Primera Guerra Mundial fue conductor de ambulancias en el frente francés, experiencia que le dio material para su novela Iniciación de un hombre: 1917 (1920). Siguió a esta Tres soldados (1921), con la que alcanzó el reconocimiento de la crítica por su amargo antibelicismo.

Las dos proyectos se anotan en la temática característica de la Generación perdida: más allá de que se protege al sujeto en rebelión, se termina condenándolo al fracaso. Pero en 1925 publicó su monumental Manhattan Transfer, que por su peculiar composición abrió una exclusiva forma de redactar y de comprender la localidad: como un organismo poderoso y en determinado sentido autónomo de los seres que la habitan.

Esta narración está conformada por extractos que no semejan tener relación entre sí, y que forman parte tanto a nuestra trama como a documentos de la temporada (por poner un ejemplo, sucesos de prensa o canciones populares). La novela relaciona múltiples letras y números a primer aspecto independientes, pero que organizados en un contexto configuran una polifacética dimensión. Manhattan Transfer enmarca una visión del Nueva York de principios del siglo XX abandonando el clásico análisis caracteriológico o psicológico de los individuos por una indagación mucho más sociológica y colectiva.

Los seres que habitan la metrópoli son prácticamente insignificantes, comúnes, y solamente tienen talante novelístico en el sentido corriente, pero son reemplazados pausadamente por otro personaje mucho más abarcador: nuestra localidad de Nueva York, cuya vida avanza por medio de coristas, obreros, amas de la casa, políticos, estafadores o ganadores. Todo ello a través de situaciones muy breves, en bloques sólidos y veloces que se graban en el lector por su alta elasticidad y el hondo realismo o aun naturalismo, según algunos críticos implícito en ellas.

La técnica es prácticamente cinematográfica, tal y como si en lugar de la conciencia subjetiva del narrador fuera el ojo propósito de la cámara el que registrase los hechos, trámite que con acierto se llamó "cámara-ojo". Algunos capítulos del relato tienen la posibilidad de parecer apartados, pero entonces se desarrollan inesperadamente, aspecto que prefigura las construcciones al azar y combinatorias de la narrativa de norteamérica posmoderna. Una perdurable metáfora, al fin y al cabo, sobre el importancia deshumanizado de los crecientes monstruos urbanos.

Un emprendimiento ulterior, la trilogía USA, tendría semejantes objetivos, si bien no alcanzó la intensidad insuperable de Manhattan Transfer. La trilogía se ha propuesto cubrir no la localidad, sino más bien todo el país, en las novelas que la conforman: Paralelo 42 (1930), 1919 (1932) y El enorme dinero (1936), período que comprende el apogeo del pragmatismo estadounidense desde la última década del siglo XIX hasta la Gran Depresión de 1929.

En este ambicioso emprendimiento, Dos Passos expresó parte importante de la filosofía de la historia que habían compartido los intelectuales de su país a lo largo del periodo de 1920 a 1940. Ya en 1926 había anunciado productos políticos con una visión mucho más bien de izquierda; no obstante, desde 1930 salió decepcionando hasta devenir un conservador nacionalista, nostálgico de una suerte de pasado mítico de Estados Unidos, que procuró recobrar en sus novelas y ensayos siguientes. Pero semejantes proyectos no alcanzaron (con salvedad de sus memorias, Años memorables) la calidad y también relevancia de sus ciclos urbanos.

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Las sutilezas y las peculiaridades que llenan nuestras vidas son decididamente esenciales, ya que perfilan la diversidad, y en el tema de la vida de una persona como John Dos Passos, que tuvo su relevancia en un momento histórico concreto, es fundamental tratar de mostrar una perspectiva de su persona, vida y personalidad lo más exacta posible.

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