Si has llegado hasta aquí es porque eres sabedor de la trascendencia que tuvo Joan Fontaine en la historia. La forma en que vivió y lo que hizo durante el tiempo que permaneció en la tierra fue determinante no sólo para quienes conocieron a Joan Fontaine, sino que a caso produjo una señal mucho más vasta de lo que logremosfigurar en la vida de gente que tal vez jamás conocieron ni conocerán ya jamás a Joan Fontaine de forma personal.Joan Fontaine ha sido un ser humano que, por alguna razón, merece no ser olvidado, y que para bien o para mal, su nombre jamás debe borrarse de la historia.
Las biografías y las vidas de personas que, como Joan Fontaine, seducen nuestro interés, deben servirnos en todo momento como punto de referencia y reflexión para ofrendar un marco y un contexto a otra sociedad y otra época que no son las nuestras. Tratar de comprender la biografía de Joan Fontaine, el motivo por qué Joan Fontaine vivió como lo hizo y actuó de la forma en que lo hizo durante su vida, es algo que nos ayudará por un lado a vislumbrar mejor el alma del ser humano, y por el otro, la forma en que se mueve, de forma implacable, la historia.
(Joan de Beauvoir de Havilland; Tokio, 1917 - Carmel, Estados Unidos, 2013) Actriz estadounidense. Durante su extendida carrera en Hollywood participó en cerca de cincuenta películas. Varias ocasiones nominada al Oscar por sus trabajos, logró el apreciado galardón de la industria cinematográfica por su papel en Sospecha (Alfred Hitchcock, 1941).
Predeterminado en la ciudad más importante de Japón, el matrimonio Havilland se encontraba compuesto por un respetado letrado y instructor de la Imperial University y una graduada vocacional en Arte Dramático que había dado clases musicales en la Universidad de Reading (Reino Unido). Completaban la familia ámbas hijas de los Havilland, Joan y su hermana Olivia de Havilland, quien asimismo desarrollaría una magnífica carrera como actriz con su auténtico apellido.
Gracias a un problema médico de la pequeña Joan, madre y también hijas hubieron de viajar a los Estados Unidos y se establecieron en Saratoga (California). Durante su etapa escolar, Joan estudió pintura, teatro, música y ballet; al cumplir los quince años regresó a Japón, donde se inscribió en la escuela de america de Tokio. De regreso a California, y a través de la mítica actriz May Robson, comenzó en el teatro. El productor Jesse Lasky se fijó en ella y le ofreció su primer contrato cinematográfico.
Comenzó en el cine con el nombre de Joan Burfield: bajo el mando de Edward H. Griffith, tuvo un pequeño papel en No More Ladies (1935), la excepcional comedia interpretada por Joan Crawford y Robert Montgomery. Rebautizada ahora como Joan Fontaine, participó después en varias películas de serie B, en las que adquirió preparación y experiencia, y, ahora en 1937, trabajó al lado de Fred Astaire en el musical Señorita en desgracia, que dirigió George Stevens.
La carrera de Joan Fontaine dio un giro definitivo en 1940 con el estreno de Rebeca. Casualmente, en una celebración, coincidió con el productor de cine David O. Selznick, con quien habló animadamente sobre literatura a lo largo de la cena. Ella comentó a su acompañante que terminaba de leer Rebeca, una novela de Daphne Du Maurier con la que a su juicio podría hacerse una enorme película, y Selznick confesó que había comprado la obra esa semana y que se encontraba presto a hacerle un casting a Fontaine para el papel personaje principal femenino.
Tras muchas pruebas y no pocos desengaños, la actriz logró un papel que habían ambicionado estrellas de Hollywood de la talla de Loretta Young, Vivien Leigh o Susan Hayward. Finalmente fue Fontaine la responsable de ofrecer la réplica a Laurence Olivier en el exitoso thriller de Alfred Hitchcock. La película ganó el Oscar de la Academia y Joan logró su primera nominación al enorme premio de la industria del cine. Un año después repitió directivo y nominación en Sospecha; esta vez, Hollywood reconoció su excepcional interpretación y le concedió el Oscar. Se transformaba de este modo, con veinticinco años, en la actriz mucho más joven que recogía el apreciado galardón. Nuevamente fue nominada por su siguiente trabajo en La ninfa incesante (Edmund Goulding, 1943).
Actriz muy elegante y distinguida y de excepcional hermosura, se especializó en la interpretación de mujeres inseguras, tímidas y vacilantes. En su extendida trayectoria, Fontaine dejó mucho más de 45 títulos, ciertos tan populares como Jane Eyre (Robert Stevenson, 1944), September Affair (William Dieterle, 1950), Ivanhoe (Richard Thorpe, 1952), Island In The Sun (Robert Rossen, 1957) o Carta a una ignota (1948), película apuntada por Max Ophuls sobre una historia de Stefan Zweig y producida por Rampart Productions, compañía participada por nuestra actriz.
Trabajó al lado de varios de los mejores actores de la temporada (Laurence Olivier, Cary Grant, Orson Welles, Warren Beatty, James Stewart o Fred Astaire) y asimismo con los directivos de mayor prestigio, como Alfred Hitchcock, George Cukor, Max Ophuls, Fritz Lang, George Stevens y Elia Kazan. En 1954 pisó los niveles de Broadway para interpretar, al lado de Anthony Perkins, la obra Té y simpatía. Desde entonces su trayectoria se enfocó hacia el teatro y la participación en telefilmes y series para la televisión. Durante varios años vivió en Nueva York, si bien por último estableció su vivienda en Carmel (California).
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Los matices y las sutilezas que ocupan nuestras vidas son decididamente imprescindibles, ya que perfilan la diversidad, y en la ocasión de la vida de una persona como Joan Fontaine, que tuvo su significación en una época concreta, es esencia tratar de brindar una visión de su persona, vida y personalidad lo más precisa posible.
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