Jesse Owens

La historia de las civilizaciones está escrita por aquellas personas queen el transcurrir de los siglos, gracias a su proceder, sus ideas, sus innovaciones o su ingenio; han originado quela humanidad, de una forma u otra,prospere.

Si has llegado hasta aquí es porque tienes consciencia de la importancia que atesoró Jesse Owens en la historia. La forma en que vivió y lo que hizo durante el tiempo que estuvo en el mundo fue determinante no sólo para quienes frecuentaron a Jesse Owens, sino que tal vez dejó una señal mucho más insondable de lo que logremosimaginar en la vida de personas que tal vez nunca conocieron ni conocerán ya jamás a Jesse Owens de forma personal.Jesse Owens ha sido una persona que, por alguna razón, merece ser recordado, y que para bien o para mal, su nombre nunca debe borrarse de la historia.

Conocer las luces y las sombras de las personas significativas como Jesse Owens, personas que hacen rotar y transformarse al mundo, es algo básica para que seamos capaces de apreciar no sólo la existencia de Jesse Owens, sino la de toda aquellas gentes que fueron inspiradas por Jesse Owens, gentes a quienes de de una u otra forma Jesse Owens influyó, y indudablemente, comprender y entender cómo fue vivir en la época y la sociedad en la que vivió Jesse Owens.

Vida y Biografía de Jesse Owens

(James Cleveland; Decatur, Alabama, 1913 - Tucson, Arizona, 1980) Atleta estadounidense. Jesse Owens relució en la atmósfera racista de los Juegos de Berlín de 1936, donde efectuó una exhibición tan increíble que a lo largo de unos pocos días el planeta se olvidó de que proseguía ardiendo el enfrentamiento político que conduciría a la Segunda Guerra Mundial. Owens ganó 4 medallas de oro, batió 2 records mundiales y otro olímpico.

Hijo de una abundante familia de labradores, trabajó como vendedor de periódicos, usado de una estación de servicio y recadista mientras que hacía sus estudios primarios. A principios de la década de 1920, la familia Owens se unió a la enorme emigración negra hacia el norte, afincándose en Cleveland.

Su instructor de gimnasia en la escuela, Charles Riley, se sintió atraído por el joven, a quien traía el desayuno y también invitaba a almorzar a su casa aparte de enseñarle a correr. En la secundaria, Jesse ganó 74 de las 79 carreras en las que compitió, batiendo también el récord nacional de salto de longitud. Se inscribió en la Universidad Estatal de Ohio, donde consiguió un empleo a tiempo terminado mientras que practicaba el atletismo.

Efectuó su primera proeza en Michigan, en 1935, batiendo cinco records mundiales y también igualando otro en menos de 90 minutos: completó las cien yardas en 9,4 segundos; brincó 8,13 metros de longitud, récord que tardó veinticinco años en ser superado, y corrió las 220 yardas llanas en 20,3 segundos y las 220 yardas vallas en 22,6 segundos. Desde ese día se le conoció como el Antílope de Ébano.

En 1936, en Chicago, batió el récord mundial de los cien metros llanos, rebajándolo hasta los diez,2 segundos. Participó en los Juegos Olímpicos de Berlín, en los que logró 4 medallas de oro: en los cien y los 200 metros planos, en el salto longitud y en los relevos 4 x cien metros.

Una vez finalizados los Juegos Olímpicos, el aparato de Estados Unidos inició una da un giro por Europa donde Jesse Owens se negó a formar parte; deseaba regresar a su hogar. Esta actitud le valió ser suspendido de las filas principantes y también impidió que se le otorgara el Premio Sullivan como principiante más importante de EE.UU. en 1936, que recayó en el decatlonista Glenn Morris.

Retirado de las pistas, logró incursiones sin éxito en el planeta de los negocios, perdiendo su fortuna y cayendo en el anonimato, hasta el momento en que el gobierno de Estados Unidos lo designó embajador de buena intención. Jesse Owens volvió a florecer entonces como orador público con la capacidad de despertar las conmuevas de sus oyentes, comentando frente convenciones de negocios, conjuntos juveniles y organizaciones civiles. Falleció en 1980, víctima de un cáncer de pulmón. Sus hazañas son recordadas en la espléndida película que rodó Leni Riefenstahl sobre los Juegos de 1936.

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