Jean Sibelius

Conocer las luces y las sombras de las personas destacadas como Jean Sibelius, personas que hacen rotar y transformarse al mundo, es algo esencial para que seamos capaces de poner en valor no sólo la existencia de Jean Sibelius, sino la de toda aquellas gentes que fueron inspiradas por Jean Sibelius, aquellas personas a quienes de un modo u otro Jean Sibelius influyó, y ciertamente, entender y comprender cómo fue el hecho de vivir en el momento de la historia y la sociedad en la que vivió Jean Sibelius.

Las biografías y las vidas de personas que, como Jean Sibelius, atraen nuestro interés, tienen que ayudarnos siempre como punto de referencia y reflexión para ofrecer un marco y un contexto a otra sociedad y otra época que no son las nuestras. Tratar de entender la biografía de Jean Sibelius, el motivo por el cual Jean Sibelius vivió como lo hizo y actuó de la forma en que lo hizo durante su vida, es algo que nos ayudará por un lado a entender mejor el alma del ser humano, y por el otro, el modo en que avanza, de forma inexorable, la historia.

Vida y Biografía de Jean Sibelius

(Tavastehus, 1865 - Järvenpäa, 1957) Compositor finlandés, iniciador de la escuela actualizada de composición musical de su país. Huérfano de padre desde los tres años de edad, pertenecía a una familia de ascendencia sueca, con lo que en su hogar se charlaba en este idioma. Más tarde aprendió finlandés en la escuela y se interesó mucho más intensamente por distintos puntos de la civilización de su país, que hasta 1917 pertenecía a Rusia.

Adquirió sus primeras nociones de piano a través de su tía Julia, y después, en 1885, empezó sus estudios de derecho en la Universidad de Helsinki, para abandonarlos un año después y de esta forma poder centrarse en la música. Estudió composición con Wegelius y violín con Csillag en la ciudad más importante finesa hasta 1889. Wegelius descubrió de forma rápida las considerables talentos musicales del joven Sibelius, que por esos años ahora había compuesto proyectos entre aquéllas que están un Trío para piano en Do mayor y una Sonata para violín en Fa mayor. Durante su temporada como estudiante en el Conservatorio de Helsinki, Sibelius entró en contacto con ciertas personas que después influirían tanto en su historia como en su obra: el pianista y compositor Ferruccio Busoni y el asimismo compositor Armas Järnefelt, con cuya hermana se casaría Sibelius años después.

Fue su instructor Wegelius quien le animó a soliciar una beca de estudios para Berlín y, al serle concedida esta, se trasladó a la localidad alemana en el mes de septiembre de 1889. Allí estudió composición de manera privada con Albert Becker y, más allá de que no quedó contentísimo con las enseñanzas que recibió de él, sí que gozó intensamente de la vida cultural berlinesa. En verano del año siguiente volvió a Finlandia, donde escribió su Cuarteto de cuerda en Si bemol mayor. De nuevo consiguió una asistencia del gobierno de su país para estudiar en el extranjero, y en esta ocasión fue Viena la localidad escogida. Allí se formó con Robert Fuchs y con el húngaro Karl Goldmark, y fue en la ciudad más importante austriaca donde empezó a centrarse en la escritura para orquesta merced a la predominación de las proyectos de Bruckner y Wagner.

Su primer emprendimiento de resonancias nacionalistas fue Kullervo, una composición de ideas melódicas finlandesas y de tono obscuro y grave. La obra fue concebida en Viena y terminada tras regresar a su país natal en 1891. Su exitoso estreno se causó por año siguiente en Helsinki. En esa temporada Sibelius se unió al movimiento carelianista, un conjunto de artistas apasionados en reforzar en las raíces de Finlandia por medio del estudio de la epopeya nacional o Kalevala. En 1892 compuso otra obra de inspiración finesa: el poema sinfónico En saga. Ese mismo año se casó con Aino Järnefelt y efectuó un viaje a la zona de Carelia, donde tuvo ocasión de transcribir armonías populares de la región.

En la década de los años noventa nacieron sus primeras tres hijas y en 1892, gracias a las pretensiones económicas de su familia, Sibelius empezó a ofrecer clases de música en el Instituto Musical de Helsinki. Afortunadamente, el gobierno de su país acordó concederle en 1897 una pensión de por vida de 3.000 marcos cada un año que le dio alguna holgura económica, cuando menos a lo largo de los primeros años.

Tras el estreno en 1898 de la obra de teatro Kung Kristian II de Adolf Paul, cuya música incidental compuso Sibelius, le brotaron promociones para difundir su obra tanto en su país como en Alemania, donde firmó un contrato con la reconocida editorial Breitkopf. En julio de 1900 efectuó una triunfadora da un giro por Europa (Escandinavia, Alemania, Holanda y Francia) que le sirvió para conseguir popularidad y prestigio en estos países.

A pesar de los logros musicales conseguidos, Sibelius seguía tomando hasta extremos alarmantes; su mujer Aino decidió conseguir una vivienda de campo en el bosque de Järvenpää y de esta forma espantar al compositor de la vida urbana de Helsinki. En septiembre de 1904 se trasladó al lado de su mujer y sus 4 hijas a la novedosa vivienda, llamada Ainola, donde radicó a lo largo del resto de su historia.

Al año siguiente logró divulgar su obra en la editorial Schlesinger de Berlín, propiedad de Robert Lienau. Firmó con él un contrato en el que se comprometía a dar múltiples trabajos al año. El primero que vio la luz en la editorial fue Pélleas y Mélisande, una partitura de música incidental. También en 1905 se causó su primer viaje a Inglaterra, donde dirigió múltiples de sus proyectos y adquirió enorme popularidad. Siguió construyendo y en 1907 acabó su Tercera Sinfonía en Do mayor, una obra mucho más recatada que sus 2 sinfonías precedentes. Ese mismo año coincidió en Helsinki con Gustav Mahler, y ha podido charlar con él sobre temas musicales.

Tras el nacimiento de sus 2 últimas hijas, en 1908 y 1911 respectivamente, Sibelius se sumió en una crisis personal y económica donde el alcohol se transformó en su compañero inseparable. En este periodo se causó su acercamiento a la música de cámara, que queda reflejado en su Cuarteto en Re Menor de 1909 y en proyectos vocales como las Ocho canciones op. 57 fundamentadas en contenidos escritos del escritor sueco Ernst Josephson o las Diez piezas para piano op. 58.

En 1909 y nuevamente en 1912 volvió a Inglaterra. Allí proseguía siendo un compositor admirado, al paso que en Europa central empezaba a haber críticas que lo relegaban a un background, puesto que habían surgido enormes figuras de la música, como Claude Debussy o Arnold Schoenberg, que exponían proposiciones estilísticas mucho más destacadas. Su Cuarta sinfonía fue un fracaso de público en Alemania y Francia, pero él continuó explorando el lenguaje compositivo que venía haciendo hasta el día de hoy, resistiéndose a adoptar las tendencias musicales del resto de Europa.

En 1914 sucedió un hecho esencial para su trayectoria musical: efectuó un viaje a los Estados Unidos de América invitado por el asimismo compositor Horatio Parker. Allí estrenó su poema sinfónico Las Oceánidas, conformado por encargo del Festival de Música de Norfolk, y recibió un doctorado honorífico que le concedió la reconocida Universidad de Yale.

Una vez de vuelta en Finlandia terminó de redactar la Quinta Sinfonía en Mi bemol, que examinó minuciosamente hasta darla por terminada en 1919. En 1921 rechazó el puesto de directivo de la Eastman School of Music de Estados Unidos que le fue brindado y, desgraciadamente, continuó tomando en demasía hasta el punto de llegar a regentar ebrio su Sexta Sinfonía en un concierto festejado en Göteborg (Suecia) a lo largo de la primavera de 1923. Al año siguiente concluyó su Séptima sinfonía, una pieza maestra del género redactada en un solo movimiento; y en 1926, por encargo de la Sociedad Filarmónica de Nueva York, terminó el poema sinfónico Tapiola, apoyado en un personaje mitológico finés llamado Tapio.

Tras la citada obra, Sibelius se sumió en una depresión que le impidió crear enormes proyectos. Su octava sinfonía, donde supuestamente trabajaba hacia 1933, jamás llegó a conocer la luz. El 20 de septiembre de 1957 murió gracias a una hemorragia cerebral. El Museo Sibelius de Turku mantiene distintos materiales sobre la vida y obra del compositor finlandés, tal como la biblioteca de la Universidad de Helsinki, que almacena un elevado número de manuscritos y esbozos de sus proyectos.

Proyectos de Jean Sibelius

La obra de Sibelius bebe de forma directa de la enorme epopeya literaria de su país, el Kalevala, cuyos contenidos escritos y fundamentos rítmicos le sirvieron como material para su música. Su obra destila amor por la naturaleza, es algo sombría y armónicamente conservadora, más allá de que utiliza en ella acordes comúnes con enorme independencia. En la década de 1890 compuso tres poemas sinfónicos de tintes nacionalistas: Finlandia, El cisne de Tuonela y En Saga. Este último emplea el tema primordial de un octeto de cuerda compuesto en el momento en que era estudiante y creó enorme disputa tras su estreno en Berlín en 1902. A pesar de la predominación de la música habitual finesa en la obra de Sibelius, no es sencillo encontrar en sus creaciones armonías folclóricas identificables. La huella de músicos como el noruego Edvard Grieg, el ruso Borodin o exactamente el mismo Tchaikovsky se escucha en sus primeras partituras.

A partir de su estancia en Viena centró su interés en la música orquestal, campo en el que desarrolló su talento con mayor sencillez. La primera de sus siete sinfonías fue publicada en 1899 y la última en 1924. Desde la publicación de Tapiola por año siguiente, el compositor finés no volvió a efectuar una obra de extensión. A pesar de esto, continuó siendo un compositor reconocido en su país. Su Primera sinfonía en Mi menor (1899) mezcla su estilo con algunos tintes románticos que proceden de Tchaikovsky. La Segunda, compuesta en 1902 en la tonalidad de Re mayor, tiene dentro resonancias folclóricas en especial en la parte final, y en ella se muestran ahora las causas melódicos breves tan propios del estilo de Sibelius.

Sus sinfonías tercera y cuarta están escritas en un lenguaje que combina el modernismo con lo tradicional, y fue desde su Cuarta sinfonía (1911) en el momento en que decidió distanciarse en cierta forma de las construcciones musicales dependientes de la música clásico. Fruto de estos adelantos es su Quinta Sinfonía en Mi bemol mayor, de carácter triunfalista y majestuoso. La obra fue revisada en múltiples oportunidades; su versión determinante data de 1919.

Su penúltima sinfonía, la Sexta (1923), tiene aspectos precisamente finlandeses y un temperamento pastoral y meditativo. Está compuesta en 4 movimientos y en ella podemos encontrar escalas modales como la Doria. Pero su obra mucho más ambiciosa es indudablemente la Séptima sinfonía (1924); redactada en un solo movimiento, en ella Sibelius consigue una enorme expresividad mediante un avance sinfónico sin interrupciones.

Su Concierto para violín en Re menor pertence a las proyectos que mucho más popularidad le dio, y que continuó interpretándose de forma frecuente aún en el momento en que su figura había caído en determinado olvido debido al interés que despertaba en Europa la música de vanguardia. En él trató de derretir el virtuosismo propio de una obra para instrumento solista con la hondura carente de ostentación por la que se caracterizaba su música. El concierto fue inspeccionado en distintas oportunidades con la meticulosidad caracteristica de Sibelius, hasta el momento en que en el mes de octubre de 1905 se estrenó en Berlín bajo la batuta de Richard Strauss.

Aparte de su interés por la música sinfónica, asimismo dedicó una parte de su tiempo a la creación de proyectos vocales. Escribió canciones para soprano con contenidos escritos en sueco, con cierta frecuencia interpretadas por la artista finlandesa Ida Ekman. Algunos ejemplos de esta clase de proyectos son sus Siete Canciones de Runeberg op. 13, publicadas en 1892 y fundamentadas en contenidos escritos del poeta finés Johan Ludvig Runeberg, o sus canciones de los op. 36, 37 y 38. El lenguaje musical de Sibelius ha influido en la obra de ciertos músicos británicos del siglo XX como Ralph Vaughan Williams, aparte de ser útil de inspiración para el movimiento minimalista, que viene dentro por músicos como Philip Glass o Steve Reich.

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