La historia del mundo la escriben los hombres y mujeres quea lo largo de los siglos, gracias a su proceder, sus ideas, sus innovaciones o su ingenio; han originado queel género humano, de un modo u otro,prospere.
Ya sea inspirando a otros seres humanos o siendo parte de la actuación. Jean-Bertrand Aristide es una de las personas cuya vida, indudablemente, merece nuestra consideración debido al grado de influencia que tuvo en la historia.Comprender la biografía de Jean-Bertrand Aristide es comprender más acerca de época determinada de la historia del género humano.
Si has llegado hasta aquí es porque tienes consciencia de la importancia que detentó Jean-Bertrand Aristide en la historia. El modo en que vivió y aquello que hizo en el tiempo en que estuvo en este mundo fue determinante no sólo para quienes trataron a Jean-Bertrand Aristide, sino que a caso produjo una señal mucho más vasta de lo que podamosfigurar en la vida de gente que tal vez jamás conocieron ni conocerán ya nunca a Jean-Bertrand Aristide personalmente.Jean-Bertrand Aristide fue uno de esos seres humanos que, por algún motivo, merece ser recordado, y que para bien o para mal, su nombre nunca debe borrarse de la historia.
Comprender las luces y las sombras de las personas relevantes como Jean-Bertrand Aristide, personas que hacen rodar y cambiar al mundo, es una cosa esencial para que podamos valorar no sólo la existencia de Jean-Bertrand Aristide, sino la de todos aquellos y aquellas que fueron inspiradas por Jean-Bertrand Aristide, aquellas personas a quienes de de una u otra forma Jean-Bertrand Aristide influenció, y sin duda, comprender y entender cómo fue el hecho de vivir en la época y la sociedad en la que vivió Jean-Bertrand Aristide.
(Port-Salot, 1953) Político y espiritual haitiano, presidente de la República de Haití entre 1990 y 1996, si bien entre septiembre de 1991 y octubre de 1994 estuvo apartado del poder por el golpe militar que protagonizó Raúl Cedrás. En 2000 volvió a concurrir como candidato a la presidencia y aceptó el cargo en el mes de febrero de 2001; el desarrollo electoral, no obstante, había sido calificado de engañoso, y fue depuesto tres años después.
Nativo de el seno de una familia de humildes campesinos, al generarse la desaparición de su padre, en el momento en que solamente contaba unos meses de vida, su rota familia se trasladó a Puerto Príncipe. A los cinco años empezó a ayudar a una escuela apuntada por la Orden de los Salesianos. Allí mostró tener una enorme sabiduría y resaltó en el estudio de la lengua francesa y la Biblia.
En 1966 fue enviado al seminario que tenía la orden de San Francisco de Sales en Cabo Haitiano, donde empezó a preparara para el sacerdocio. En 1975 empezó a trabajar con los integrantes de la corriente eclesiástica famosa como Ti Legliz, quienes simpatizaban con la Teología de la Liberación y trabajaban en pos de los pobres. Tras un año y medio de noviciado en la República Dominicana, se inscribió en sociología en la Universidad Estatal de Puerto Príncipe.
Aristide fue nombrado a fines de la década de los setenta responsable de programación de Radio Cacique, la emisora de la Iglesia Católica, desde la que fomentaba manifestaciones contra el despiadado régimen de Jean-Claude Duvalier y solicitaba la app de cambios políticos. Su accionar le valió varios combates con sus superiores, y fue enviado fuera del país en 1979 por la jerarquía eclesiástica con la explicación de la necesidad de llenar su capacitación religiosa.
Su primer destino fue Israel, donde estudió teología bíblica, para más tarde moverse a Londres y a Montreal, donde efectuó un master en teología. Regresó en el transcurso de un corto periodo a Haití en 1982 para ser ordenado como sacerdote por el obispo progresista Willy Romelus. Su vuelta determinante se causó en 1985 para regentar la parroquia de San Juan Bosco, ubicada en entre los distritos mucho más depauperados de Puerto Príncipe, y para trabajar como directivo adjunto en el Colegio Nacional de Artes y Oficios.
Aristide empezó a ordenar una secuencia de movimientos de queja contra el régimen en Puerto Príncipe y otros sitios del país, desde los que se criticaban los abusos contra los derechos humanos y se defendían los derechos de los pobres. Sus sermones fueron consiguiendo un carácter poco a poco más crítico. Duvalier fue expulsado de Haití en el mes de febrero de 1986, pero el gobierno continuó a cargo de los militares. Ese mismo año, Aristide padeció un atentado del que salió ileso. A pesar de esto, continuó siendo el personaje más importante de la oposición.
Con el objetivo de acoger a los varios huérfanos que vivían en las calles de Puerto Príncipe, creó el orfanato Lafanni Selari. Las jerarquías eclesiástica y militar aumentaron la presión sobre Aristide con la intención de que abandonase sus ocupaciones políticas; para conseguirlo procuraron trasladarlo en 1987 a una pequeña parroquia en el campo, acción que fue frenada por sus fieles en el momento en que ocuparon la catedral de Puerto Príncipe y se declararon en huelga de apetito.
El 11 de septiembre de 1988, mientras que estaba festejando un mitin, se causó un ataque de los tonton-macute, la alarmante policía política haitiana, que ocasionó 13 fallecidos y 72 heridos. Los salesianos le acusaron de incitar a la crueldad y fue expulsado de la orden a fines de 1988. Para eludir los asaltos de las altas instancias de la Iglesia, evitó festejar actos y predicaciones públicamente.
En el momento en que un popular duvarielista decidió presentarse a las selecciones de diciembre de 1990, las primeras libres festejadas en Haití desde 1804, las fuerzas de la oposición eligieron enseñar una lista única bajo el nombre de Frente Nacional para el Cambio y la Democracia (FNCD), cuya cabecera ofrecieron a Jean-Bertrand Aristide. Su candidatura consiguió el 67% de los votos, con lo que fue proclamado presidente de la República el 7 de febrero de 1991. Tras su decisión, recibió presiones del Vaticano a fin de que abandonara el sacerdocio, hecho que ocurrió en el mes de noviembre de 1994, en el momento en que solicitó formalmente ser liberado de sus obligaciones sacerdotales.
Aristide nombró presidente a René Préval, uno de sus mucho más estrechos ayudantes. Con él emprendió una sucesión de reformas con el objetivo de detallar la igualdad y la justicia en el país: se inició una campaña de alfabetización, se arrebató el poder a los amos de sección de la policía, se persiguió a todo el que que violase los derechos humanos y, con la colaboración de los Estados Unidos, se incrementó la pelea contra el narcotráfico. La oposición presentó una petición de censura contra Aristide, pero las tumultarias manifestaciones de sus incondicionales forzaron a retirarla.
Aristide fue depuesto el 30 de septiembre de 1991 por un golpe de Estado comandado por el general Raúl Cedras y apoyado por la cúpula militar y los integrantes de la elite haitiana, los que consideraban inaceptables las reformas emprendidas. Condenado a muerte, logró escapar al extranjero merced a la asistencia de los diplomáticos extranjeros. La Organización de Estados Americanos (OEA) condenó el golpe y dictaminó un embargo sobre Haití. La red social en todo el mundo logró que la situacion de Haití fuera tratado en las Naciones Unidas, donde en el mes de junio de 1993 se aprobó una resolución donde se amenazaba a volver a poner la democracia en el país. El Vaticano fue el único país en admitir el nuevo régimen.
El gobierno de los Estados Unidos llegó en el verano de 1993 a un convenio con Raúl Cedras a fin de que dimitiese como jefe de las Fuerzas Armadas, y dejase en el mes de octubre el regreso de Aristide a Puerto Príncipe. Ante el retardo en cumplir lo acordado, el presidente de los Estados Unidos, Bill Clinton, ordenó el 14 septiembre de 1994, anterior autorización del Consejo de Seguridad de la ONU, desembarcar a sus tropas en la isla con la intención de despedir a los militares. Al día después Cedras y sus ayudantes se exiliaron en Panamá.
Aristide ha podido regresar el 15 de octubre de 1994. Fue recibido triunfalmente por el pueblo haitiano. Sus primeras expresiones solamente descender del avión fueron: "No a la crueldad, no a la venganza y sí a la reconciliación". Su primera medida fue la reorganización del ejército con la jubilación de todos y cada uno de los militares con nivel superior al de comandante. Siguiendo los consejos del Fondo Monetario Internacional, inició una política de privatizaciones, lo que provocó la dimisión del presidente Smarck Michel. Convocó selecciones de presidentes para diciembre de 1995, a las que no se podía enseñar puesto que la Constitución prohibía un segundo orden. Obtuvo la victoria su amigo René Préval, al que cedió la presidencia el 7 de febrero de 1996.
Diez años tras lograr la presidencia del país, Aristide volvió a presentarse para ocupar el cargo, pero, en contraste a la cita electoral de 1990, en las selecciones del año 2000 el político mucho más habitual de Haití asistió como único candidato por el boicoteo de los conjuntos de oposición, que consideraron fraudulentos los comicios. Las de presidentes festejadas el 26 de noviembre se convocaron en un tiempo crítico antecedido por las consultas legislativas y municipales en las que el partido de Aristide recibió múltiples acusaciones de estafa y el rechazo absoluto de la ONU y la Organización de Estados Americanos.
El polémico regreso de Aristide al poder se causó, consecuentemente, sin el acompañamiento de la red social en todo el mundo, que acusó a su partido Familia Lavalás de prácticas dictatoriales, y con el peligro de congelación de la asistencia asistencial para un país con la economía prácticamente paralizada. Estados Unidos y la Unión Europea suspendieron la asistencia económica a la isla y demandaron una revisión de los comicios.
El 17 de diciembre de 2001, el Palacio Nacional fue tomado al ataque por un conjunto de policías armados que, en escasas horas, fue achicado por las tropas gubernativos. Por segunda vez en su trayectoria política, Aristide padecía un golpe de Estado, esta vez fallido. El acoso sobre el presidente se acentuó en los meses siguientes y las manifestaciones alcanzaron un tono aún mayor en el mes de septiembre de 2003, tras la aparición del cadáver del opositor Amiot Metayer.
El 1 de enero de 2004, las celebraciones del bicentenario de la independencia nacional estuvieron infestadas de accidentes violentos y una cantidad enorme de personas solicitaron en las calles del país la renuncia de Aristide. Las manifestaciones antigubernamentales se sucedieron de manera ininterrumpida en los días siguientes y la ciudad más importante, Puerto Príncipe, fue ámbito de graves combates. Varias semanas después, los cadáveres se contaban por decenas en el país mucho más pobre de América. Rebeldes armados, sin dirección unificada, se transformaron en líderes de una sublevación anárquica, mientras que la coalición política antigubernamental demandaba la pelea pacífica para solucionar la crisis. Con el caos instalado en el país y la retirada expresa del acompañamiento estadounidense, el último día de febrero Aristide renunció al cargo y abandonó Haití.
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