Si has llegado hasta aquí es porque eres consciente de la relevancia que detentó Jean Auguste Dominique Ingres en la historia. El modo en que vivió y lo que hizo mientras estuvo en el mundo fue determinante no sólo para quienes conocieron a Jean Auguste Dominique Ingres, sino que quizá produjo una huella mucho más vasta de lo que podamosfigurar en la vida de gente que tal vez jamás conocieron ni conocerán ya nunca a Jean Auguste Dominique Ingres en persona.Jean Auguste Dominique Ingres ha sido uno de esos seres humanos que, por alguna razón, merece ser recordado, y que para bien o para mal, su nombre jamás debe borrarse de la historia.
Apreciar las luces y las sombras de las personas relevantes como Jean Auguste Dominique Ingres, personas que hacen girar y evolucionar al mundo, es una cosa sustancial para que podamos poner en valor no sólo la vida de Jean Auguste Dominique Ingres, sino la de todas aquellas personas que fueron inspiradas por Jean Auguste Dominique Ingres, gentes a quienes de un modo u otro Jean Auguste Dominique Ingres influyó, y desde luego, comprender y entender cómo fue el hecho de vivir en la época y la sociedad en la que vivió Jean Auguste Dominique Ingres.
Vida y Biografía de Jean Auguste Dominique Ingres
(Montauban, Francia, 1780 - París, 1867) Pintor francés. Último gerente de los enormes pintores del neoclasicismo francés, Ingres se muestra no obstante con una posición equívoca en frente de los postulados clasicistas que le ubican en el germen del movimiento romántico. Estudió en la Academia de Toulouse, antes de moverse en 1797 a París, donde fue alumno de J. L. David.
En 1801 ganó el Prix de Rome con Aquiles y los mandados de Agamenón, pero no ha podido proceder a Italia por fundamentos políticos y empezó a trabajar como pintor en París. Cumplió necesidades privadas, más que nada retratos (Mademoiselle Rivière) y pedidos oficiales (Bonaparte, primer cónsul y Napoleón emperador). En 1807 Jean Auguste Dominique Ingres ha podido establecerse al fin en Roma, subvencionado por el gobierno francés y, en el momento en que se le terminó la beca, decidió mantenerse en la localidad por su cuenta. No le faltaron los pedidos, particularmente de la colonia francesa y de Napoleón, para quien decoró su palacio en Roma.
Tras una estancia de 4 años en Florencia desde 1820, regresó a París. En 1824, el Voto de Luis XIII, de Ingres, se expuso en el Salón a la vera de la Matanza de Quíos, de Delacroix; el contraste entre las dos proyectos dio un enorme prestigio a Ingres, que abrió una investigación en París, donde trabajó infatigablemente hasta su muerte. Sólo abandonó la ciudad más importante francesa en el transcurso de un corto periodo (1835-1841) para regentar la Academia de Francia en Roma.
Aparte de proyectos alegóricas de enorme extensión (La apoteosis de Homero para el palacio del Louvre; El sueño de Ossián) y de cuadros mitológicos, pintó retratos y proyectos de desvisto femenino, que fueron su enorme especialidad y las que han perpetuado su nombre.
La enorme odalisca es una imagen habitual del gusto por los temas exóticos y orientales actualmente y una figura asombroso por sus tres vértebras de sobra, como apuntaron los críticos, y la mezcla conseguida entre el contorno sinuoso y reptante con la tradición del desvisto tradicional. Ingres repitió estos interiores turcos y entornos imaginarios durante toda su trayectoria, creando un modelo femenino sensual, de aspectos indolentes, en una atmósfera que semeja estar inmóvil y congelada por la frialdad de la factura.
En proyectos semejantes, como La enorme bañista (1808), La fuente (1856) o El baño turco (1862), Ingres une al dominio y la expresividad de la línea que le eran connaturales una sensualidad infecciosa que les otorga parte importante de su atrayente. Fue reconocido como el mejor pintor de su tiempo y pasó a la historia del arte como un genio de la pintura académica y caligráfica.
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