La historia de las civilizaciones la cuentan aquellas personas quea lo largo de los siglos, gracias a su proceder, sus ideas, sus innovaciones o su ingenio; han hecho queel género humano, de una forma u otra,prospere.
Ya sea inspirando a otras personas o siendo una pieza esencial de la acción. Jaume Ferrer Bassa es una de las personas cuya vida, sin duda alguna, merece nuestra consideración por el grado de influencia que tuvo en la historia.Comprender la existencia de Jaume Ferrer Bassa es comprender más sobre un periodo concreto de la historia del ser humano.
Si has llegado hasta aquí es porque tienes consciencia de la trascendencia que tuvo Jaume Ferrer Bassa en la historia. La manera en que vivió y aquello que hizo mientras estuvo en este mundo fue determinante no sólo para las personas que frecuentaron a Jaume Ferrer Bassa, sino que quizá dejó una señal mucho más profunda de lo que podamosimaginar en la vida de personas que tal vez nunca conocieron ni conocerán ya nunca a Jaume Ferrer Bassa en persona.Jaume Ferrer Bassa ha sido una de esas personas que, por alguna causa, merece ser recordado, y que para bien o para mal, su nombre jamás debe borrarse de la historia.
(?, 1285 - Barcelona, 1348) Pintor y miniaturista catalán. Dirigió un activo taller en el que asimismo trabajó su hijo Arnau, y disfrutó de un prestigio colosal en su tiempo, pero tan solo se mantiene una obra de atribución segura: los frescos de la capilla de San Miguel en el claustro del monasterio de Pedralbes. Esta obra, donde resulta visible la predominación de Giotto, provoca que se le considere el primordial gerente del estilo italianizante en la Corona de Aragón y que se especule con un viable viaje a Italia antes de su realización, fechada entre 1345 y 1346. Trabajó fundamentalmente al servicio de los reyes de la Corona de Aragón, para los que se estima que efectuó varias proyectos no preservadas, particularmente retablos. Cultivó con igual maestría la pintura sobre tabla y al fresco y la miniatura, campo este último en el que resalta la decoración de los Usatges y del Libro de horas de la reina María de Navarra. Se piensa que murió a lo largo de la epidemia de peste de 1348.
Padre del asimismo pintor Arnau Bassa, Jaume Ferrer Bassa estableció su taller en Barcelona, a poca distancia del Palacio Real y de la catedral. Su primera referencia reportaje data de 1324, año en que le fue encargada la decoración mural de 2 capillas de la iglesia vieja de Sitges (Barcelona), si bien no regresa a manifestarse en las fuentes hasta 1333, fecha donde empieza a recibir pedidos de Alfonso IV el Benigno y de su hijo Pedro IV el Ceremonioso. En ese transcurso de tiempo ha podido llevar a cabo algún viaje a centros sieneses y florentinos, hecho que semejan comprobar ciertos aspectos de su estilo. De modesta situación popular a lo largo de toda su historia, murió a consecuencia de la epidemia de peste de 1348.
De entre las proyectos preservadas y atribuidas a Jaume Ferrer Bassa, la única que es sin lugar a dudas de su autoría es la decoración mural al óleo de la capilla de San Miguel en el monasterio de Pedralbes (Barcelona), estancia que fue celda-oratorio de la abadesa Francesca de Saportella i de Pinós, sobrina de la reina Elisenda. Consta de veintidós creaciones que representan ocho situaciones de la Pasión de Jesucristo, los siete gozos de la Virgen María y también imágenes de beatos. Las pinturas le fueron encargadas en 1343 y trabajó en ellas hasta 1346.
Tomando como base esta obra, se atribuyen a Ferrer Bassa el retablo de la Coronación de la Virgen en Bellpuig de les Avellanes (Lérida), que desapareció en 1936, y el cuerpo del costado de un retablo con 2 situaciones referentes a la vida de San Bernardo de Claraval, de procedencia ignota, que se guarda en el Museo Episcopal de Vic. Entre sus proyectos desaparecidas están los 2 retablos encargados por Pedro IV para la Capilla Real del palacio de la Aljafería de Zaragoza, el del castillo de Perpiñán (Francia) y el cuadro primordial de la capilla del Palacio Real de Barcelona (1344).
La técnica de Ferrer Bassa es la de un pintor formado como muralista; en sus pinturas resaltan como aspectos primordiales la espontaneidad, la difusión cromática carente de durezas y contrastes, la vida interior y el sentimiento contenido que manan sus individuos y, más que nada, la individualización y expresividad de los semblantes, especificaciones en las que es patente la predominación de Simone Martini y Pietro Lorenzetti. Está considerado, adjuntado con su hijo, el introductor en la escuela de Barcelona del estilo italo-gótico, que propagó merced a su intervención como pintor áulico en las iglesias palatinas del reino de Aragón.
Jaume Ferrer Bassa resaltó asimismo como iluminador de códices, ya que contribuyó de manera esencial a la capacitación del enorme scriptorium de Barcelona. De sus trabajos únicamente se han preservado el libro Usatges de Barcelona i Costums de Catalunya (1335), escrito por Ramón Vinader para Alfonso IV, y un Libro de Horas preservado en la Biblioteca Marciana de Venecia que perteneció a María de Navarra, mujer de Pedro IV, y que probablemente es exactamente el mismo que el rey solicitó en una carta fechada en 1342. Se le asigna asimismo la iluminación de la Crónica de Jaime I (Biblioteca de la Universidad de Barcelona), datada en 1343. Sus miniaturas se semejan, estilísticamente, a las atribuidas al llamado profesor de San Marcos, si bien esta identificación semeja contradictoria al equiparar estas proyectos con las del monasterio de Pedralbes.
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