Jan Morris

Si has llegado hasta aquí es porque eres sabedor de la relevancia que tuvo Jan Morris en la historia. La manera en que vivió y las cosas que hizo en el tiempo en que estuvo en la tierra fue decisivo no sólo para quienes conocieron a Jan Morris, sino que a caso legó una huella mucho más profunda de lo que logremosfigurar en la vida de gente que tal vez jamás conocieron ni conocerán ya nunca a Jan Morris de forma personal.Jan Morris fue una persona que, por alguna causa, merece ser recordado, y que para bien o para mal, su nombre jamás debe borrarse de la historia.

Las biografías y las vidas de personas que, como Jan Morris, seducen nuestra curiosidad, deben ayudarnos en todo momento como referencia y reflexión para proponer un marco y un contexto a otra sociedad y otra etapa de la historia que no son las nuestras. Tratar de comprender la biografía de Jan Morris, el motivo por qué Jan Morris vivió de la forma en que lo hizo y actuó del modo en que lo hizo a lo largo de su vida, es algo que nos impulsará por un lado a comprender mejor el alma del ser humano, y por el otro, el modo en que se mueve, de forma inexorable, la historia.

Vida y Biografía de Jan Morris

(Clevedon, Somerset, 1926) Escritora, periodista y viajante británica de extenso reconocimiento en todo el mundo. Además de una pródiga carrera en la literatura, fue militar y corresponsal de guerra, y sus incontables viajes, que trasladó a sus libros, la llevaron a coronar la cima del Everest.

Jan Morris nació varón, y sus progenitores le pusieron el nombre de James Humphrey Morris. Desde muy joven, y como ella explicó en varias oportunidades, se sintió “una mujer atrapada en el cuerpo equivocado”. Estudió en el Lancing College de Sussex. Ya en la adolescencia probó que le interesaba el periodismo y trabajó para el períodico Bristol’s Western Daily News.

En esa temporada vivió el estallido de la II Guerra Mundial. Decidió alistarse y también ingresó en la reconocida academia militar británica de Sandhurst. Allí se graduó como oficial de sabiduría y se incorporó al servicio activo en los momentos finales de la contienda. Por ese momento James fue designado a Palestina (bajo orden de Gran Bretaña a lo largo de esos años) y también Italia. Sus años como militar fueron duros, puesto que allí debió esconder que se sentía mujer. Como definió en alguna ocasión, “me sentí como un espía en un cortés campo enemigo”. Pero su estancia en el ejército le despertó el instinto viajero al conocer con su regimiento distintas unas partes del planeta, como Oriente Medio, Malta o Austria.

Continuó en el ejército hasta 1949. Ingresó entonces en Oxford para estudiar filología inglesa y volvió a las trabajos periodísticas al formar parte como editor de la gaceta de los alumnos. Ese mismo año se casó con Elizabeth Tuckniss, con quien tendría cinco hijos (uno fallecería al poco de nacer) y con quien ha compartido toda su historia desde ese momento, si bien por ley están divorciados.

Tras terminar sus estudios en Oxford, Morris entró a trabajar para el respetado periódico The Times. El períodico le mandó contemplar la expedición de John Hunt al Everest, y Morris se apuntó una de las considerables exclusivas del siglo XX en el momento en que anunció la coronación de la cima en 1953. Tras este éxito profesional trabajó una temporada en The Guardian. En estos años, y utilizando su experiencia como corresponsal, comenzó a redactar los primeros ensayos y libros de viajes, como The Market in Seleukia o Coronation Everest. Conoció por ese momento a individuos tan predominantes como el Che Guevara, el cazador de nazis Simon Wiesenthal o el sultán de Omán, al paso que cubriría hechos relevantes como el juicio al dirigente nazi Adolf Eichmann en 1961.

Pero en la época de la década de 1960 abandonó la carrera periodística, puesto que creía que le había sacado todo el jugo, y decidió ocuparse totalmente a redactar libros. Había conseguido un enorme éxito de crítica con el libro de viajes Venecia, por el que recibió el premio Heinemann. Morris siempre y en todo momento dijo que la localidad de los canales es uno de sus sitios favoritos para viajar, la considera una localidad “con cientos de imágenes que cristalizar” y siempre y en todo momento se ha rendido a su aire melancólico de viejo imperio.

Otra de sus enormes proyectos sobre viajes fue Ciudades, publicada en 1963 y que recogía varios productos publicados en distintas gacetas y diarios como Rolling Stone o The New York Times. En 1964 publicó un libro de viajes por España, tras haber paseo todo el país con su mujer y uno de sus hijos en una furgoneta. Asimismo, fueron los años en los que decidió al fin sentirse bien consigo y efectuar el tan ansiado cambio de sexo.

Morris encaró el reto de mudar de sexo al unísono que despegaba en su trayectoria literaria. Comenzó un régimen de hormonas de estrógenos a fines de la década de 1960 y recibió el acompañamiento incondicional de su mujer. Mientras, asimismo empezó a redactar la trilogía Pax Británica, un ensayo histórico sobre el apogeo y la caída del Imperio Británico. Sus tres partes fueron publicadas en 1968, 1973 y 1978, respectivamente.

En 1972 ha podido someterse a la operación de cambio de sexo. Tuvo que efectuarla en Casablanca, Marruecos, puesto que los médicos británicos le desaconsejaban hacerla mientras que no rompiese la relación con su pareja. Pero Morris se negó a llevarlo a cabo, en tanto que la relación entre los dos era buenísima, y siempre y en todo momento ha complacido el acompañamiento que recibió de Elizabeth. James Morris contactó con el cirujano francés George Burou, un especialista de reconocido prestigio en la materia, y aceptó hacer la operación. A pesar de la dureza de la intervención, que nuestra Morris definió como una violación sanguinolenta, al fin tuvo el cuerpo que desde tan joven había esperado. Cambió su nombre por el de Jan.

Relataría estas vivencias en un libro autobiográfico conmovedor: Conundrum (El misterio, 1974). Su visita a Casablanca, aseveró, fue como la visita a un mago: “Yo me veía como un personaje de cuento de hadas a puntito de ser transformado. ¿De pato a cisne? ¿De sapo a príncipe? Era mucho más mágico que alguno de aquellas transformaciones, me respondí: de hombre a mujer. Esa era la última localidad que vería como hombre”. Sin embargo, no todo el planeta vería con positivos puntos de vistas la historia autobiográfica que explicaba, incluidos ciertos críticos literarios.

A pesar de estos instantes de incomprensión, Morris supo restituirse y continuó escribiendo. En la década de 1970 prosiguió con sus cuentos sobre viajes, entre aquéllos que resalta Lugares, una colección de ensayos sobre sitios tan distintas y también atrayentes como la India, Irlanda, Malta, Capri o Fidji. También continuó con su pasión por Venecia y en 1980 publicó El Imperio veneciano, una ojeada al esplendoroso pasado de la región italiana, que encanta a Morris. La década de 1980 le reportó entre los instantes de mayor imaginación literaria. Publicó Wales: The First Place (1982) y The Matter of Wales (1984) sobre su querida tierra natal, de la que siempre y en todo momento se sintió tan orgullosa.

En 1985 dio el salto a la novela, pero sin perder de vista su espíritu viajero. En esa fecha publicó Last Letters from Hav, donde recreaba una localidad imaginaria, Hav, que reunía peculiaridades de los distintos sitios que había visitado durante su historia y por la que la imaginación de la autora hacía desfilar a individuos históricos tan dispares como Marco Polo o Adolf Hitler. Veintiún años después publicó una segunda novela asimismo encargada de este imaginario sitio: Hav.

La historia fue siempre y en todo momento una incesante en la producción literaria de Morris, y en varias oportunidades esta convivió con los cuentos de viajes. Buena exhibe de esta fusión es Destinations (1980), obra donde viaja a sitios en instantes de particular importancia, como por servirnos de un ejemplo Washington a lo largo del Watergate o El Cairo a lo largo de los diálogos de paz entre israelíes y egipcios. Ocho años después publicó Hong Kong, donde volvió a enseñar su interés por los ocasos imperiales, al detallar el ámbito de la región asiática en el momento en que la presencia británica se aproximaba a su fin.

En un lote mucho más puramente histórico publicó una biografía del almirante lord Fisher, constructor de los acorazados modernos para la Royal Navy, un personaje al que Morris siempre y en todo momento ha admirado por el hecho de que “no le importaba lo que el resto pensasen de él, era refulgente en su trabajo, iconoclasta y egocéntrico; la mucho más refulgente personalidad de la marina británica desde lord Nelson”. También dedicó una biografía al mandatario de EEUU Abraham Lincoln, Lincoln: A Foreigner Quest.

Desde finales de la década de 1990, Morris cultivó su pasión por su Gales natal y su cultura y recibió el reconocimiento de sus compatriotas, con sendos doctorados honoris causa por las universidades de Gales y Glamorgan. En oportunidades se definió como republicana y nacionalista galesa. En 2002 publicó La casa de una autora en Gales, donde explicaba su resolución de vivir en la vivienda rural de sus ancestros y meditaba sobre el concepto de ser galés. En 2007 publicó Un planeta escrito, una autobiografía por medio de estampas agarradas a lo largo de medio siglo en el contexto de sus viajes por el planeta.

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Obviamente llegar a comprender a Jan Morris es algo que está reservado a pocas personas, y que pretender recomponer la persona que fue y el modo en que vivió la vida de Jan Morris es una especie de rompecabezasque probablemente lleguemos a rehacer si colaboramos conjuntamente.

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Las sutilezas y las peculiaridades que ocupan nuestras vidas son siempre fundamentales, ya que perfilan la diversidad, y en el caso de la vida de un ser como Jan Morris, que tuvo su relevancia en una época concreta, es indispensable procurar mostrar un aspecto de su persona, vida y personalidad lo más rigurosa posible.

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