Conocer las luces y las sombras de las personas relevantes como Jan Baptist Van Helmont, personas que hacen rotar y transformarse al mundo, es algo esencial para que seamos capaces de poner en valor no sólo la existencia de Jan Baptist Van Helmont, sino la de toda aquellas gentes que fueron inspiradas por Jan Baptist Van Helmont, gentes a quienes de de una forma u otra Jan Baptist Van Helmont influyó, y ciertamente, conocer y descifrar cómo fue el hecho de vivir en la época y la sociedad en la que vivió Jan Baptist Van Helmont.
Las biografías y las vidas de personas que, como Jan Baptist Van Helmont, cautivan nuestra atención, deben ayudarnos en todo momento como referencia y reflexión para ofrecer un marco y un contexto a otra sociedad y otra época que no son las nuestras. Hacer un esfuerzo por comprender la biografía de Jan Baptist Van Helmont, el motivo por qué Jan Baptist Van Helmont vivió del modo en que lo hizo y actuó del modo en que lo hizo a lo largo de su vida, es algo que nos ayudará por un lado a vislumbrar mejor el alma del ser humano, y por el otro, la manera en que avanza, de forma inevitable, la historia.
(Jan Baptist o Johannes Baptista Van der Helmont; Bruselas, 1579-Vilvoorde, 1644) Químico neerlandés. Su enorme incomodidad intelectual le llevó a llevar a cabo profundas incursiones en distintos campos: medicina, astronomía, filosofía, teología y botánica. Influido por Paracelso, efectuó distintos trabajos sobre la naturaleza de los elementos. Descubrió el óxido de nitrógeno y el dióxido de carbono, y sentó las bases del termómetro. Sus proyectos, con el título de Ortus medicinae, fueron publicadas póstumamente en 1648.
Hijo de una familia noble, estudió medicina y cirugía en Lovaina, donde se graduó en 1599. Se piensa que a los diecisiete años enseñaba ahora medicina; entonces, no obstante, abandonó el estudio de semejante ciencia y anduvo errante por Europa, mientras que se interesaba por las materias mucho más dispares. Después de su matrimonio con una rica heredera, se estableció en 1609 en Vilvoorde, cerca de Bruselas, donde ejercitó la medicina; sin embargo, su ocupación preferida eran los ensayos químicos.
Van Helmont unía a un temperamento místico talentos de atento espectador y experimentador, lo que, indudablemente, dio sitio a las entrometidas contradicciones que se observan en su obra. Contemporáneo de William Harvey y Galileo Galilei, se vio claramente influido por la tarea de estos renovadores. De sus ensayos y visualizaciones dedujo conclusiones fabulosas. Plantó, por servirnos de un ejemplo, un sauce en una proporción de tierra seca pesada precisamente que entonces regó regularmente; tras cinco años ha podido revisar que el árbol había incrementado 75 kilogramos, mientras la tierra había perdido solo 900 gramos. Infirió de esto que la novedosa substancia del sauce se encontraba totalmente dentro por agua, y, consecuentemente, pensó que los 4 elementos de los viejos debían reducirse únicamente al citado. Durante prácticamente un siglo semejantes conclusiones fueron consideradas válidas.
Las indagaciones mucho más esenciales de Van Helmont son las que se relacionan con la química pneumática, de la que ha de ser considerado como verdadero principal creador. Fue el primero en distinguir los distintos cuerpos gaseosos (ácido carbónico, hidrógeno, ácido sulfuroso, etcétera.) basándose en sus características, al tiempo que antes de él todos y cada uno de los gases eran tenidos por substancialmente idénticos y no diferentes del aire. Suya es la palabra "gas" (que él derivó del latín "chaos", utilizado frecuentemente previamente, con análogo concepto, por Paracelso). Por medio de la combustión del gas explicó la incandescencia de la llama y los efectos de la pólvora pírica.
Distinguió además de esto entre gases y vapores, estos últimos convertibles al estado líquido a través de mero enfriamiento. Van Helmont mostró que el ácido carbónico se puede conseguir intentando con ácidos la piedra calcárea o la potasa, quemando carbón o dejando fermentar vino o cerveza. Indicó después su presencia en el estómago, en las aguas minerales y en cavidades terrestres, y lo llamó "gas silvestre, o sea, incoercible" (gas silvestre sive incoercibile, quod in corpus cogi non potest visibile). Pero no en todos los casos logró distinguir enteramente el ácido carbónico de otros gases que tampoco nutren la combustión (no comburentes).
Sin desplazarse del campo de la química, Van Helmont probó precisamente que con frecuencia una mínima substancia prosigue sobreviviendo en varios compuestos bajo puntos distintos; por servirnos de un ejemplo, la plata en sus distintas sales, o la sílice en el cristal. En ciertos casos particulares había entrevisto de esta manera un principio de "conservación de la materia", que representaba, por supuesto, una conquista equiparada con las oscuras divagaciones de sus contemporáneos.
Son asimismo especialmente visibles sus visualizaciones sobre las funcionalidades quimicogástricas y el papel preponderante que reconoció al jugo gástrico (al que llamó "jugo ácido") en la función de la digestión. Estudió intensamente el efecto de los fármacos químicos, y fue un precursor de la ciencia con estos relacionada, la iatroquímica. Pero sus teorías fisiológicas estaban todavía sometidas a abstrusos prejuicios cabalísticos y metafísicos derivados en una gran parte de Paracelso, de quien reitera la doctrina de las "archeces", clase de ánimas secundarias que regulan las funcionalidades del organismo y determinan, con su armonía y su pelea, la salud o la patología.
El hijo de Jan Baptist Van Helmont se ocupó de la edición de sus contenidos escritos, que se dieron a conocer bajo el título Orígenes de la medicina (Ortus medicinae id est initia phisicae inaudita, 1648). Publicado en Ámsterdam, este libro entiende múltiples escritos de alquimia y de medicina, como los Opuscola medica inaudita, el opúsculo Febrium doctrina inaudita y el Tumulus pestis. El grupo de sus proyectos fue reimpreso bajo el título de Opera Omnia en Frankfurt, en 1682.
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