La historia de la civilización está escrita por las mujeres y hombres quea lo largo del tiempo, gracias a sus obras, sus pensamientos, sus creaciones o su talento; han hecho quela humanidad, de una forma u otra,avance.
(Kelkan, 1933) Dirigente kurdo, líder de la Unión Patriótica del Kurdistán (UPK), que se transformó en 2005 en el primer presidente de Iraq tras la caída del régimen de Sadam Hussein.
Jalal Hussam Eddine Talabani nació en 1933 en Kelkan, una aldea próxima a la localidad de Dokan, en el Kurdistán meridional, en el seno de una familia acomodada y religiosa, famosa y reconocida, pero no cabeza de una enorme tribu. En esa zona los nudos tribales determinaban, y en parte prosiguen dejando claro, la situación popular. Talabani cursó estudios secundarios en Arbil y Kirkuk y, como muchos otros jóvenes kurdos, en el momento en que tenía catorce años ingresó en el Partido Democrático del Kurdistán (PDK), de cuyo comité central fue escogido integrante a los dieciocho años, en 1951.
Alumno desde 1953 de la Facultad de Derecho de la Universidad de Bagdad, donde formó clandestinamente el sindicato de alumnos kurdos, se conoce que fue seducido por la ideología marxista, pero que era del mismo modo un ferviente admirador de Mullah Mustafa al-Barzani, a la sazón líder indiscutible del nacionalismo kurdo, exiliado en Moscú.
Consiguió la licenciatura en leyes en 1959, un año tras el derrocamiento y asesinato del rey Faisal II por un sanguinolento golpe para derrocar al gobierno comandado por el general Abd al-Karim Qasim y la proclamación de la República en Bagdad. Cumplió el servicio militar en el ejército iraquí, pero participó activamente en la insurrección armada de los kurdos que reventó en 1961 contra el régimen de Qasim y que llegó a proclamar el Estado kurdo. Derrotada la revuelta por el ejército iraquí, y tras un nuevo golpe para derrocar al gobierno militar que derribó a Qasim, encabezó la delegación kurda que negoció con el Gobierno del presidente Abd as-Salam Aref, en el año 1963.
En 1964 Talabani rompió con el PDK para complementarse en el Partido Revolucionario Kurdo (PRK), comandado por el ideólogo Ibrahim Ahmad, que trataba de conciliar el nacionalismo con el marxismo. El conjunto escindido se proclamó laico y marxista-leninista, con el designio de terminar con la composición tribal y religiosa dominada por los Barzani, y en 1966 selló una coalición con el Gobierno central iraquí (comandado por el Partido Baat desde 1968) y participó en una campaña militar contra la guerrilla del PDK, en el Kurdistán, una guerra fratricida que dejó recuerdos y cicatrices no superadas en el movimiento de liberación.
Los “años de la vergüenza”
Este sombrío episodio de rivalidad y traiciones, los llamados “años de la vergüenza”, de los que Talabani se negaba de manera sistemática a charlar, se comentan tanto por las discusiones personales como por la pelea de influencias entre el clan tribal, campesino y de fuerte impregnación islámica, dirigido férreamente por los Barzani, y el campo urbano, laico y también izquierdista capitaneado por Ibrahim Ahmad, cuyos guerrilleros actuaron, sobre el lote, como fuerza socorrer del ejército iraquí. Estos mesnaderos kurdos han recibido el apelativo infamante de Jash, “los asnos”.
El 11 de marzo de 1970, el Gobierno de Bagdad firmó un convenio de paz con Barzani por el que concedió la autonomía al Kurdistán. Uno de sus efectos fue la reconciliación de ámbas facciones kurdas, de forma que Talabani volvió a la especialidad del PDK y fue nombrado su gerente en Beirut y después en Damasco. Cinco años después, la guerrilla kurda se hundió, dejada por Irán, su distribuidor frecuente de fusiles y dinero, y Barzani, por vez primera, depuso las armas y se exilió en Irán. Talabani rechazó la derrota y con asistencia de Siria creó con los resistentes la Unión Patriótica del Kurdistán (UPK), el 1 de junio de 1975.
La pugna entre los 2 partidos kurdos se radicalizó en el momento en que Massud Barzani tomó el relevo de su padre, fallecido en Washington en 1979, y los combates ocasionales no cesaron hasta 1987-1988, frente a la necesidad de llevar a cabo frente común a la campaña de exterminio lanzada por Sadam Hussein. Más de 700 aldeas del Kurdistán fueron asoladas por el ejército iraquí y unos 6.000 kurdos fallecieron siendo atacados con armas químicas por los esbirros de Sadam en la ciudad de Halabja (marzo de 1988).
Pero la reconciliación se frustró de nuevo en 1991, tras la derrota del régimen en la guerra del Golfo, en el momento en que, en razón de una resolución de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) (1 de abril), el Kurdistán se transformó en región de exclusión aérea al norte del paralelo 36, a cubierto de los asaltos de Bagdad, y vivió sus primeros años de autonomía bajo protección angloestadounidense.
La guerra civil entre kurdos se agravó en 1994. Dos años después, Talabani, apoyado por Irán, decidió terminar militarmente con los Barzani, pero estos demandaron la asistencia del enemigo clásico, el dictador de Bagdad. La pelea fue encarnizada, pero no definitiva. Lo único es cierto que los dos líderes han quedado desacreditados por bastante tiempo. Debilitados por sus recurrentes demandas intestinas, los kurdos volvieron a ser víctimas de la persecución, el traslado obligatorio de ciudades y otros castigos infligidos por Sadam Hussein en Bagdad.
Una novedosa aproximación entre los 2 partidos kurdos se causó bajo los auspicios de Washington, donde Talabani y Barzani firmaron un convenio de paz en 1998. El pacto fue ratificado por el Parlamento kurdo el 4 de octubre de 2002 y Talabani ha propuesto a los parlamentarios una ley a fin de que la pelea entre hermanos quedara condenada y castigada penalmente.
Presidente del nuevo Iraq
Con la invasión de las tropas estadounidenses y británicas, en el tercer mes del año de 2003, los líderes kurdos sepultaron de nuevo sus rivalidades y hicieron una dirección conjunta del movimiento de liberación. Tras la caída del régimen de Sadam, Talabani y Barzani fueron designados integrantes del Consejo de Gobierno interino, en cuyo seno propugnaron la creación de un régimen federal. Si el clan de los Barzani fue el primero en reclamar la independencia del Kurdistán, Talabani ganó notoriedad y prestigio al presentarse como un líder moderado, laico y modernizador, adalid entusiasta de la iniciativa nueva de un Iraq federal.
Tras la bandera del federalismo, Talabani y Barzani presentaron una lista unificada (Lista Unida Kurda) en las selecciones en general (30 de enero de 2005), con la que consiguieron el 25,7 % de los sufragios expresados y 75 de los 275 escaños. La reconciliación determinante de ámbas facciones fue de manera oficial proclamada el 3 de febrero de 2005.
Tras un convenio con la mayor parte chiita, el diputado Talabani fue escogido presidente de la República por la Asamblea Nacional interina con los sufragios de 228 de los 275 miembros del congreso de los diputados, el 6 de abril, al tiempo que Barzani se postulaba para regentar la zona autónoma del Kurdistán. Talabani se transformó de este modo en el primer dirigente kurdo en llegar a las categorías superiores del Gobierno, encabezando un Consejo Presidencial secundado por 2 vicepresidentes, uno chiita y otro sunnita. La minoría kurda, cuyos integrantes nunca fueron tratados como ciudadanos en el Iraq sin dependencia, alcanzaba de este modo la dignidad política y abrigaba la promesa de complementarse en un Estado federal. El poder político, no obstante, recayó, más que nada, en el presidente, el chiita Ibrahim al-Jaafari.
Absolutamente nadie sabe si la decisión del kurdo Talabani como presidente de un país en la mayoría de los casos árabe va a poder eliminar o por lo menos atenuar la desconfianza recíproca entre ámbas ciudades. Una encuesta diligente revelaba que el 97 % de los kurdos son incondicionales de la independencia del Kurdistán. Los opositores de Talabani exhiben su pasado camaleónico -aliado consecutivamente del sha de Irán, de Siria e inclusive de Sadam Hussein- como un baldón de oprobio, al paso que sus incondicionales lo muestran como un hombre de paz y deber.
En su alegato de investidura, el presidente del nuevo Iraq trató de aliviar los miedos y renuencias de los árabes hacia los kurdos, sospechosos de separatismo, para lo que insistió en la indiscutible identidad árabe del país y en el acompañamiento que todos y cada uno de los iraquíes tienen que prestar a la causa palestina. También logró un llamamiento para “eliminar la corrupción, el terrorismo y el racismo”, tareas prioritarias del nuevo Gobierno.
Popular entre sus incondicionales como Mam Jalal (‘Tío Jalal’, en kurdo), Talabani está casado con Hero, hija de su guía, Ibrahim Ahmad.
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