La historia universal la cuentan aquellos hombres y mujeres queen el paso de los años, gracias a su forma de actuar, sus ideales, sus hallazgos o su arte; han hecho quela humanidad, de un modo u otro,avance.
Ya sea inspirando a más seres humanos o formando parte de la acción. Jaime Sabines es uno de esos seres humanos cuya vida, sin duda alguna, merece nuestra atención por el nivel de influencia que tuvo en la historia.Comprender la existencia de Jaime Sabines es conocer más sobre un periodo concreto de la historia del género humano.
Comprender lo bueno y lo malo de las personas relevantes como Jaime Sabines, personas que hacen girar y evolucionar al mundo, es algo básica para que podamos valorar no sólo la vida de Jaime Sabines, sino la de todas aquellas personas que fueron inspiradas por Jaime Sabines, gentes a quienes de de una u otra forma Jaime Sabines influyó, y sin duda, entender y comprender cómo fue el hecho de vivir en el periodo histórico y la sociedad en la que vivió Jaime Sabines.
Vida y Biografía de Jaime Sabines
(Tuxtla Gutiérrez, México, 1926 - Ciudad de México, 1999) Poeta mexicano. En el horizonte de la penúltima poesía mexicana, la figura de Jaime Sabines se levanta como un exponente de bien difícil clasificación. Alejado de las tendencias y los conjuntos intelectuales al empleo, extraño a cualquier capilla literaria, fue un constructor solitario y desesperanzado cuyo sendero se sostuvo ajeno del que recorrían sus contemporáneos. Hay en su poesía un poso de amargura que se plasma en proyectos de un violento prosaísmo, expresado en un lenguaje diario, vulgar prácticamente, marcado por la concepción trágica del amor y por las angustias de la soledad. Su estilo, de una espontaneidad colérica y enorme brillantez, otorga a su poesía un poder de comunicación que se aproxima, frecuentemente, a lo conversacional, sin despreciar el recurso a un humor directo y contundente.
Nativo de la ciudad de Tuxtla Gutiérrez, capital del Estado de Chiapas, el 25 de marzo de 1926, tras sus primeros estudios, que efectuó en el Instituto de Ciencias y Artes de Chiapas, se trasladó a Ciudad de México y también ingresó en la Escuela Nacional de Medicina (1945), donde continuó tres años antes de dejar la carrera. Cursó entonces estudios de lengua y literatura castellana en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México, y fue becario particular del Centro Mexicano de Escritores, si bien no logró nivel académico alguno.
En 1952 regresó a Chiapas; radicó allí a lo largo de siete años, el primero de ellos consagrado a la política y el resto haciendo un trabajo como vendedor de lonas y elabores. En 1959, tras hallar el premio literario que daba el Estado, Sabines empezó a cultivar con seriedad la literatura. Tal vez por predominación de su padre, el mayor Sabines, un militar a quien dedicó ciertas de sus proyectos, y, a pesar del visible pesimismo que su producción literaria respira, Jaime Sabines participó nuevamente y varias veces en la vida política nacional; en 1976 fue escogido diputado federal por Chiapas, su estado natal, cargo que ostentó hasta 1979. Y en 1988 se presentó y salió escogido nuevamente, pero en esta ocasión por un distrito de la ciudad más importante federal.
Compaginar esta actividad política, que semeja reclamar alguna especialidad ideológica y un emprendimiento colectivo de futuro, tenía que ser bien difícil para un hombre como el que nos revela sus escritos, creador de una obra marcada por el pesimismo y por una actitud descreída y paradójicamente confesional, imbuida de una concepción trágica del amor y transida por las angustias de la soledad. Aunque moderna de la de Octavio Paz, José Emilio Pacheco, Homero Aridjis y otras resaltadas figuras de la efervescente lírica mexicana, su poesía se separó del vigente "estado de cosas", se sostuvo ajeno de las ocupaciones y tendencias literarias, quizás pues su dedicación profesional al comercio le dejó prescindir del mundillo y los entornos literarios.
Influido en su prehistoria poética por autores como Pablo Neruda o Federico García Lorca, su primer volumen de poesías, Horal, anunciado en 1950, dejaba ahora acertar las permanentes de una obra que luce por una intensa sinceridad, incrédula unas ocasiones, expresionista otras, y cuya transmisión literaria se consigue a costa aun del equilibrio formal. No es bien difícil sospechar conque la poesía de Sabines está destinada a ocupar en el panorama literario mexicano un espacio considerablemente mayor del que hasta este día se le ha concedido, en especial por su rechazo de lo "mágico", que informó la creación al empleo en las últimas décadas, pero asimismo por su conmovida y clara expresividad. Este rechazo se hace visible en el volumen Recuento de poemas, anunciado en 1962 y que reúne sus proyectos La señal (1951), Adán y Eva (1952), Tarumba (1956), Diario, semanario y poemas en prosa (1961) y ciertos poemas que no habían sido todavía publicados.
En 1965, la compañía discográfica Voz Viva de México grabó un disco con ciertos poemas de Sabines con nuestra voz del creador. Sabines fortaleció su figura de constructor fatalista, su tristeza en frente de la obsesiva presencia de la desaparición; pero se advierte entonces una especide de reacción, si bien empapada en lúgubre filosofía, en el momento en que canta al amor en Mal tiempo (1972), obra donde esboza un "sendero mucho más activo y magnífico", fundamentado en el ejercicio de la pasividad; un sendero que lo transporta a conocer que "lo increíble, lo horriblemente anormal es esta corto cosa que llamamos vida". Pese a una alguna reacción que lo distancia algo de su primer y profundo pesimismo, sus versos llenos de símbolos que se encadenan sin solución de continuidad están transidos de una dolorosa angustia.
Con un estilo que no teme la vulgaridad ni repudia las tradiciones, la exquisita y cordial poesía de Sabines puede asimismo tomar un mayor vuelo, como se puso de manifiesto en el ambicioso emprendimiento Algo sobre la desaparición del mayor Sabines (1973), un poema prácticamente narrativo en el que el padre del poeta se forma en personaje principal de todo el mundo y de la vida. Vinieron entonces Nuevo recuento de poemas (1977), otro volumen antológico que recopila el material previo, y Poemas sueltos (1983). Todos estos contenidos escritos, tal como una segunda una parte de Algo sobre la desaparición del mayor Sabines, fueron recogidos en la edición de 1987 de Nuevo recuento.
Traducida a múltiples lenguas, su obra fue premiada con múltiples premios como el de literatura concedido por el gobierno del Estado de Chiapas (1959), el Xavier Villaurrutia, instituido en honor del enorme escritor mexicano (1972) y el Elías Sourasky de 1982. En 1983 recibió el Premio Nacional de las Letras. Sus últimos años estuvieron marcados por una extendida pelea contra el cáncer.
Los versos de Sabines son directos y con transparencia, y si bien no desprecia el refinamiento de la poesía letrada, su estilo se inclina mucho más hacia lo conversacional. Ello le ganó el favor del enorme público, que se realizó patente más que nada a lo largo de ámbas últimas décadas de su historia. El creador emplea un lenguaje diario y sin adornos para hacer creaciones que se ponen mucho más cerca de los sentimientos que de la razón. Poeta del períodico vivir, contempla con perplejidad y desde la mucho más estricta terrenalidad el fenómeno del amor y el absurdo de la desaparición.
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