Jacques Rogge

La historia del mundo está escrita por aquellas personas queen el paso de los años, gracias a sus obras, sus pensamientos, sus creaciones o su talento; han originado quela humanidad, de una forma u otra,avance.

Ya sea inspirando a otras personas o siendo una pieza esencial de la acción. Jacques Rogge es uno de esos sujetos cuya vida, en verdad, merece nuestra atención por el nivel de influencia que tuvo en la historia.Conocer la biografía de Jacques Rogge es conocer más acerca de periodo preciso de la historia del ser humano.

Conocer lo bueno y lo malo de las personas relevantes como Jacques Rogge, personas que hacen rodar y cambiar al mundo, es algo fundamental para que podamos apreciar no sólo la vida de Jacques Rogge, sino la de toda aquellas gentes que fueron inspiradas por Jacques Rogge, aquellas personas a quienes de un modo u otro Jacques Rogge influenció, y desde luego, conocer y descifrar cómo fue vivir en el periodo histórico y la sociedad en la que vivió Jacques Rogge.

Vida y Biografía de Jacques Rogge

(Gante, 1942) Médico y deportista belga, octavo presidente del Comité Olímpico Internacional (COI). Jacques Rogge nació el 2 de mayo de 1942 en Gante, Bélgica, si bien vive en Deinze, en el seno de una familia pudiente. Los Rogge son católicos practicantes ya hace múltiples generaciones. El padre de Jacques, Charles Rogge, era un industrial flamenco de Gante, de derechas y francófono, lo que le inducía a charlar en francés con su familia. Era el dueño de Roggelec, una boyante factoría de material eléctrico.

Los estudios que Jacques Rogge concluyó en 1966 le transformaron en doctor en medicina, experto en medicina deportiva y cirugía ortopédica por las Universidades de Bruselas y de Gante. Ejerció asimismo como instructor de medicina deportiva en la Universidad Libre de Bruselas y en la de Gante.

Rogge mantiene la prestancia de su pasado atlético. En su juventud practicó múltiples deportes, más que nada rugby y candela, especialidad donde representó a su país en los Juegos Olímpicos de México ’68, Munich ’72 y Montreal ’76. A título individual, fue vencedor de todo el mundo de la clase Finn, un par de veces subcampeón y 16 ocasiones vencedor belga.

Jugó asimismo diez encuentros de todo el mundo con la selección nacional de rugby, un deporte que le prosigue apasionando, por arriba aun de la candela. Fue jefe de la delegación belga en los Juegos Olímpicos de invierno de Innsbruck ’76 y Calgary ’88, y de los de verano de Moscú ’80, Los Ángeles ’84 y Seúl ’88.

Una vez retirado del deporte activo, continuó su relación con el deporte en cargos directivos. Conoció a Juan Antonio Samaranch en 1979 en la embajada de España en Moscú, a causa de la celebración de la Espartaquiada, un año antes de los Juegos Olímpicos moscovitas. Entonces ahora comenzó a imbuirse del espíritu olímpico, que le transmitió finalmente el entonces presidente del Comité Olímpico Belga, Raul Mollet, a quien Samaranch impuso la Orden Olímpica: «Todo cuanto aprendí técnicamente del deporte se lo debo a él. Me captó en el momento en que yo competía y nunca me había planteado ingresar en ningún comité hasta el momento en que él me lo ha propuesto». A raíz de esto fue nombrado presidente de la comisión médica de la Federación Belga de Vela, y, desde 1989, fue presidente del Comité Olímpico Belga y dirigió la Asociación de Comités Olímpicos Europeos antes de entrar en el COI.

La llegada al COI

Se integró en el COI en 1991, y fue integrante del consejo de la Agencia Mundial Antidopaje. En 1992, un año tras entrar en el COI, ahora era integrante de la comisión médica, de la que sería nombrado vicepresidente en 1994. Llegó al COI en el instante correspondiente. Y lo aprovechó. En 1995, un par de años una vez que Sydney ganara a Pekín en Montecarlo, empezó el rastreo de los Juegos Olímpicos que se iban a festejar en la citada localidad australiana en 2000. En 1998 entró en la comisión ejecutiva, el «cerebro» del COI, con lo que las opciones de ocurrir a Samaranch, que indudablemente lo escogió pensando en él como viable sustituto, se multiplicaron.

En 1999 fue nombrado vicepresidente de la comisión médica y responsable de la coordinación de los Juegos Olímpicos de Atenas en 2004, como antes lo había sido de los de Sydney, que merced a él fueron los más destacados de juegos de la historia. Allí basó su prestigio entre la familia olímpica, que comenzó a conocer en él al sustituto ideal de Samaranch, en una clara apuesta continuista.

En la votación del 16 de julio de 2001, conmemorada en el Salón de las Columnas del palacio Dom Soyuzov, viejo centro de asamblea de la nobleza moscovita, Rogge derrotó a otros 4 aspirantes: la habitante de Estados Unidos Anita L. Defrantz, integrante del COI desde 1986 y vicepresidenta de la Federación Internacional de Remo; el multimillonario surcoreano Un Yong Kim, integrante de la ejecutiva del COI asimismo desde 1986 y quien no encajó bastante bien la derrota; el canadiense Richard W. Pound, integrante del COI desde 1978, ex- nadador olímpico y presidente de la Agencia Mundial Antidopaje, y el húngaro Pál Schmitt, integrante del COI desde 1983 y embajador en España entre 1993 y 1997.

Juan Antonio Samaranch, quien ostentó la presidencia del Comité Olímpico Internacional (COI) mucho más tiempo que absolutamente nadie, con la salvedad del barón Pierre de Coubertin (veintitrés años), se despidió ganando sus últimas peleas: logró que Pekín fuera escogida sede de los Juegos Olímpicos de 2008, que él fuera nombrado presidente honorario y que su sustituto fuera el que había sido su delfín y mano derecha a lo largo de la década donde el movimiento olímpico se favoreció de sus mayores transformaciones. Por si quizás, ha dicho: «Voy a dejar trabajar en paz a Rogge, pero si me precisan, siempre y en todo momento voy a estar ahí». Su sombra se percibía alargada. Además, la reunión del COI aprobó la admisión de seis nuevos integrantes, entre ellos el hijo del presidente saliente, Juan Antonio Samaranch Salisachs.

El triunfo de Rogge significaba asimismo la victoria de Europa, que solo cedió una vez la presidencia en los 107 años de historia del COI, a lo largo del orden del estadounidense Avery Brundage, entre 1952 y 1972, más allá de que Estados Unidos ha luchado denodadamente por poner a uno de sus representantes adelante del máximo organismo deportivo.

Rogge ganó la votación en la segunda ronda: 59 papeletas a favor por 23 de Kim, 22 de Pound y 6 de Schmitt, al paso que la habitante de Estados Unidos Defrantz fue eliminada en la primera ronda, en un hecho que los movimientos feministas interpretaron como clara exhibe del machismo dominante en el COI, cuya composición, se asegura, está copiada fielmente de la Iglesia católica: COI = Vaticano; comités nacionales = charlas episcopales nacionales, y federaciones de todo el mundo de distintos deportes = órdenes religiosas con determinada autonomía, pero sostienes al dictamen de Roma).

Rogge se transformaba de este modo en el segundo belga que encabezaba el COI, una vez que Henri de Baillet-Latour, principal creador del comité olímpico de su país, ejercitara el cargo de 1925 a 1942, año de su fallecimiento. Rogge fue escogido para un orden de ocho años, tras los que va a poder presentarse a la reelección por otros 4.

La decisión de Rogge llevó la alegría asimismo a Cadaqués, ciudad gerundense que logró conocida Salvador Dalí y donde el nuevo gobernante del COI habitúa a pasar sus vacaciones desde el momento en que era un niño en la vivienda que ha heredado de su padre. Es comprendido y coleccionista de arte moderno. Su conocimiento de España le transforma, además de esto, en un óptimo aliado para las candidaturas de Sevilla y de Madrid para ser sedes de los Juegos Olímpicos de 2012. Podría decirse que ganó el «mucho más español» de los aspirantes.

Charla holandés, flamenco (como su enorme amigo el vencedor ciclista Eddy Merckx), francés, inglés, alemán y español, y hasta chapurrea el catalán de la Costa Brava. Charles Rogge se realizó crear una vivienda cerca del hotel Retamar, casa que ha heredado su hijo mayor. Philip, el hermano de este último, le ha imitado y tiene asimismo vivienda en propiedad en la ciudad ampurdanesa, donde ejerce asimismo la candela como su ahora popular hermano.

Su mujer, Anne Bovijn, a la que conoció a los diecinueve años, es médica anestesista, y comparte las inquietudes de su marido, más allá de que se dedica en su mayoría a la educación de sus 2 hijos. El Caballero, distinción que le dio el rey Balduino, es siendo consciente de que su historia va a mudar. Diez días antes de la votación, efectuó su última intervención quirúrgica, pero abandonará terminantemente el quirófano para irse a vivir en Lausana, como lo logró su admirado Samaranch, de cuyo consejo quiere disfrutar aún varios años.

Los retos del olimpismo

Los desafíos inmediatos de Rogge son proseguir peleando contra el dopaje en el deporte, supervisar el gigantismo de los Juegos Olímpicos, combatir contra la viable corrupción y proteger el movimiento olímpico de la predominación de los gobiernos. Y si hay que recortar por lo sano, lo va a hacer como buen cirujano que es. Rogge aseguró: «Lo destacado es impedir los inconvenientes, no curarlos, como logró Samaranch. Éste fué su misterio. Pero, si se precisa recortar, yo puedo recortar sin inconvenientes».

En los últimos años del siglo XX, los Juegos Olímpicos se transformaron en un enorme negocio televisivo, y con esto el COI ganó en independencia, ya que se tornó autosuficiente, hasta el punto de poder costear la participación olímpica de los países pobres. La tarea de Rogge en Sydney y Atenas le dejó tomar contacto con todos y cada uno de los ámbitos implicados en el montaje de los Juegos, que aprecian sus buenas formas, su sentido práctico y su integridad. Hasta la Comisión Europea se felicitó por su triunfo, por el hecho de que «su decisión representa el éxito de los valores principales de la Comisión Europea, como el juego justo, la apertura y la solidaridad», que Rogge ha hechos patentes como presidente de los Comités Olímpicos Europeos y como integrante principal creador de la Agencia Mundial Antidopaje.

En 1980 no llegaban a 40 los países con medalla, en el momento en que en Sydney fueron 80. Sin embargo, ello generó un gigantismo elevado y la hiperprofesionalización de los Juegos, algo contra lo que Rogge va a deber adoptar medidas. Para ello, mencionó que aguardaba tener la colaboración de los aspirantes derrotados, por el hecho de que «en esta competición hay un ganador, pero no perdedores».

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Las sutilezas y las peculiaridades que llenan nuestras vidas son siempre imprescindibles, ya que perfilan la diversidad, y en el tema de la vida de un ser como Jacques Rogge, que tuvo su significación en una época determinada, es vital tratar de mostrar un aspecto de su persona, vida y personalidad lo más exacta posible.

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