La historia de la civilización está contada por aquellas personas quea lo largo de los siglos, gracias a sus obras, sus pensamientos, sus creaciones o su talento; han ocasionado quela civilización, de una forma u otra,prospere.
Ya sea inspirando a otros seres humanos o siendo parte de la actuación. Jacinto Zamora es una de las personas cuya vida, realmente, merece nuestra consideración debido al grado de influencia que tuvo en la historia.Conocer la biografía de Jacinto Zamora es conocer más sobre periodo preciso de la historia del género humano.
Si has llegado hasta aquí es porque tienes consciencia de la trascendencia que detentó Jacinto Zamora en la historia. La forma en que vivió y aquello que hizo mientras estuvo en este mundo fue determinante no sólo para quienes conocieron a Jacinto Zamora, sino que tal vez legó una señal mucho más honda de lo que podamosconcebir en la vida de personas que tal vez nunca conocieron ni conocerán ya nunca a Jacinto Zamora de forma personal.Jacinto Zamora fue una de esas personas que, por alguna causa, merece ser recordado, y que para bien o para mal, su nombre nunca debe borrarse de la historia.
Las biografías y las vidas de personas que, como Jacinto Zamora, seducen nuestra atención, deben ayudarnos siempre como punto de referencia y reflexión para ofrendar un marco y un contexto a otra sociedad y otra época de la historia que no son las nuestras. Intentar comprender la biografía de Jacinto Zamora, el motivo por el cual Jacinto Zamora vivió como lo hizo y actuó de la forma en que lo hizo a lo largo de su vida, es algo que nos ayudará por un lado a comprender mejor el alma del ser humano, y por el otro, la manera en que avanza, de forma implacable, la historia.
(Pandacán, Manila, 1835 - Manila, 1872) Religioso y patriota filipino, entre los tres mártires de la revuelta de 1872 al lado de los asimismo religiosos José Burgos y Mariano Gómez, considerado por este motivo entre los vanguardistas en la pelea en oposición al dominio colonial español.
Hijo del capitán de la milicia local de Pandacán, Jacinto Zamora se formó en el Colegio San Juan de Letrán de Manila, consiguiendo el bachillerato en Artes, y después en la Universidad de Santo Tomás, donde se licenció en Derecho Canónico y Civil (marzo de 1858).
Ordenado sacerdote en 1862, ejercitó el cargo de párroco de las sedes de Marikina, Pásig y Batangas antes de ganar por oposición una plaza en la Catedral de Manila (diciembre de 1864). Sensibilizado hacia las injusticias sufridas por el pueblo filipino, ahora en 1860 participó en una queja académico contra las autoridades que le valió un par de meses de privación de independencia, y al proponerse la cuestión de la secularización del clero fue nombrado al lado de los progenitores Burgos y Gómez integrante del Comité que debía estudiar esa reforma.
Jacinto Zamora fue acusado de ser entre los instigadores de la insurrección de Cavite (20 de enero de 1872), si bien probablemente no tuvo siquiera conocimiento de los hechos. Al parecer, la única prueba que le implicaba resultó ser un poco afortunado malentendido: las autoridades se hicieron con una nota donde se confirmaba que un día antes asistiría a una asamblea de amigos "bien equipados de pólvora y municiones", en el momento en que de todos modos se refería a ir bien proveído de dinero a entre las comunes partidas de naipes a las que el padre Zamora tenía práctica de ayudar.
Juzgado frente a un Consejo de Guerra por conspiración y sedición, solamente tuvo ocasión de proteger su inocencia dada la determinación del tribunal y del propio gobernador general, Rafael de Izquierdo, en localizar próximamente unos causantes de la insurrección más allá de la inexistencia de pruebas. En consecuencia, fue proclamado culpable de los cargos presentados, culpado a fallecer por garrote vil (15 de febrero de 1872) y ejecutado en compañía de los progenitores José Burgos y Mariano Gómez. Al opuesto que estos 2 últimos, cuenta la tradición que Jacinto Zamora se sostuvo en silencio en el instante de subir al cadalso, con la visión perdida en el horizonte, tal y como si hubiese perdido el juicio.
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Las sutilezas y las peculiaridades que llenan nuestras vidas son en todos los casos esenciales, ya que marcan la diferencia, y en el caso de la vida de un ser como Jacinto Zamora, que tuvo su trascendencia en un momento histórico concreto, es fundamental intentar ofrecer una visión de su persona, vida y personalidad lo más precisa posible.
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