La historia universal está contada por las personas quea lo largo de los siglos, gracias a su proceder, sus ideas, sus innovaciones o su ingenio; han ocasionado queel mundo, de una forma u otra,prospere.
Ya sea inspirando a otros o siendo una pieza esencial de la acción. Isidro Ayora es uno de esos sujetos cuya vida, realmente, merece nuestra atención debido al grado de influencia que tuvo en la historia.Comprender la vida de Isidro Ayora es conocer más sobre etapa determinada de la historia del ser humano.
Si has llegado hasta aquí es porque eres consciente de la trascendencia que tuvo Isidro Ayora en la historia. La forma en que vivió y lo que hizo en el tiempo en que estuvo en la tierra fue determinante no sólo para aquellas personas que trataron a Isidro Ayora, sino que quizá dejó una huella mucho más honda de lo que podamosimaginar en la vida de personas que tal vez jamás conocieron ni conocerán ya jamás a Isidro Ayora de forma personal.Isidro Ayora fue uno de esos seres humanos que, por algún motivo, merece ser recordado, y que para bien o para mal, su nombre nunca debe borrarse de la historia.
Apreciar las luces y las sombras de las personas relevantes como Isidro Ayora, personas que hacen girar y evolucionar al mundo, es una cosa esencial para que seamos capaces de valorar no sólo la vida de Isidro Ayora, sino la de todos aquellos y aquellas que fueron inspiradas por Isidro Ayora, personas a quienes de de una u otra forma Isidro Ayora influenció, y sin duda, comprender y entender cómo fue el hecho de vivir en la época y la sociedad en la que vivió Isidro Ayora.
(Loja, 1879 - Los Ángeles, 1978) Médico y político ecuatoriano, presidente interino de la república entre 1926 y 1929 y presidente constitucional de 1929 a 1931. Realizados sus primeros estudios en su localidad natal, logró la carrera de medicina en la Universidad Central de Quito, en donde se graduó en Medicina y Cirugía con la proposición "Leyes biológicas y sus apps". Completó su capacitación en Alemania, donde se especializó en obstetricia y Ginecología, en la Universidad de Berlín.
Tras regresar a Ecuador, se dedicó al ejercicio de su profesión y a la docencia: dirigió la Maternidad, la Escuela de Enfermeras por él establecida, el Hospital de San Juan de Dios, el Hospital Civil y la clínica "Isidro Ayora". Fundó, adjuntado con los doctores Ángel Sáenz y Ricardo Villavicencio, la clínica Quirúrgica; estableció la primera Casa-Cuna de Quito; y fue segundo presidente de la Cruz Roja Ecuatoriana.
En el campo de la docencia, se desempeñó como instructor de obstetricia de la Universidad Central, como Decano de la Facultad de Medicina y, desde 1925, como Rector de la Universidad Central. En sus cargos se manifestó franco, serio, creativo y estable. A partir de 1919, incursionó en la política como concejal y presidente del Municipio de Quito. Tras la revolución "juliana", que terminó con la hegemonía del partido Liberal Radical el 9 de julio de 1925, se sucedieron múltiples Juntas de Gobierno; en la segunda de ellas, Isidro Ayora fue solicitado de la Cartera de Previsión Social (enero 1926), últimamente establecida.
El primero de abril del mismo año, se formó otra Junta Suprema de Gobierno, que designó a Isidro Ayora como presidente provisional de la República; en calidad de semejante, rigió hasta 1928, año en que la Asamblea Constituyente que él mismo convocó le designó presidente interino, para confirmarlo el 17 de abril de 1929 como presidente constitucional, cuyo orden debería alargarse hasta 1932.
El Dr. Ayora rigió con elementos de tendencias progresistas, sin prioridad por el partido conservador, y con escasos integrantes del partido liberal. Su gobierno no se apoyaba, ya que, en los partidos habituales, sino más bien en las Fuerzas Armadas. Ello enseña que se mostrara fuerte y represivo. Comenzó limitando la independencia de prensa: clausuró varios periódicos pequeños y varios de los mucho más esenciales, como El Guante de Guayaquil y El Día de Quito; desterró, entre otros muchos, a Vicente Nieto (directivo del habitual periódico Fray Gerundio), y, miedoso frente a la enorme popularidad de Jacinto Jijón Caamaño a su regreso del exilio, Ayora lo expatrió nuevamente; se hicieron recurrentes los confinamientos de integrantes de la oposición al Oriente o a las Galápagos, tal como las multas contra maquinadores y contrarios a las reformas.
Se empeñó en la modernización de la administración pública, para lo que trajo de Estados Unidos la Misión Kemmerer (del instructor de la Universidad de Princeton, doctor Edwin Alter Kemmerer); con esta asesoría, mucho más la de especialistas ecuatorianos, logró hacer entre las mucho más fecundas y básicas proyectos de gobierno. Entre sus realizaciones cabe rememorar la fundación del Banco Central del Ecuador, del Banco Hipotecario (el día de hoy de Promuevo), de la Caja de Previsiones y Jubilaciones (el día de hoy dentro al Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social), el Servicio (el día de hoy Instituto) Geográfico Militar y la Procuraduría General de la Nación; creó las direcciones del Tesoro, Ingresos, Aduanas y Suministros, la Comisión Permanente de Presupuesto y la superintendencia Bancaria.
Una medida muy criticada por varios fue la devaluación de la moneda, de tres a cinco sucres por dólar. Hizo acuñar una moneda de sucre (mucho más ramplona que la vieja) y una de cincuenta centavos. El humor y la socarronería habitual designaron a la primera con el nombre de ayora, y a la segunda con el de laurita, en honor a la primera dama, doña Laura Carbo de Ayora. Esta resolución dejó al gobierno tener elementos para la acometida de múltiples proyectos de carácter público y de beneficio para el país, así como el progreso del ferrocarril Quito-Ibarra o la terminación del saneamiento de Guayaquil.
En el campo colega-político, hay que rememorar la reforma de la constitución de 1929 y la concesión del voto a la mujer. Pero múltiples elementos han comenzado a divertirse en contra suya, así como los efectos de la enorme depresión económica de 1929-1930 y la caída en la producción de cacao (primordial elemento de exportación del Ecuador en aquel instante) ocasionada por una plaga. Poco a poco salió cuajando la crisis popular, económica y política. Comenzaron las agitaciones laborales y las huelgas estudiantiles; hubo un intento de golpe para derrocar al gobierno por la parte del general Gómez de la Torre y forcejeos de los partidos habituales por entrar al poder.
Tantas adversidades juntas le llevaron a enseñar la renuncia en el mes de septiembre de 1930, pero el Congreso no se la aceptó en aquella ocasión. Un año después, no obstante, se vio obligado a enseñar nuevamente su renuncia, en esta ocasión en forma irrevocable. Le empujaron a ello tres hechos: la huelga académico de Guayaquil, el voto de censura a su ministro de Gobierno Julio Y también. Moreno y la sublevación del batallón Chimborazo.
El Congreso encargó entonces del gobierno al coronel Larrea Alba. Isidro Ayora se retiró del campo de la política, y sin realizar caso ni de loas ni de críticas resentidas a su administración del gobierno, se entregó nuevamente al ejercicio de su profesión en la clínica "Isidro Ayora". La Universidad de Berlín le concedió en 1955 el doctorado Honoris Causa. Fue entre los primeros en entrenar en Quito la obstetricia actualizada, y supo poner al servicio de la salud sus sacrificios y su talento.
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