Isabel I de Rusia

Si has llegado hasta aquí es porque sabes de la trascendencia que atesoró Isabel I de Rusia en la historia. La forma en que vivió y las cosas que hizo durante el tiempo que permaneció en la tierra fue determinante no sólo para las personas que trataron a Isabel I de Rusia, sino que a lo mejor produjo una huella mucho más vasta de lo que logremossospechar en la vida de gente que tal vez nunca conocieron ni conocerán ya jamás a Isabel I de Rusia personalmente.Isabel I de Rusia ha sido una persona que, por alguna razón, merece no ser olvidado, y que para bien o para mal, su nombre jamás debe borrarse de la historia.

Vida y Biografía de Isabel I de Rusia

(Isabel Petrovna Romanova; Kolomenskoie, 1709-San Petersburgo, 1762) Emperatriz de Rusia (1741-1762) de la dinastía Romanov, hija de Pedro el Grande y de Catalina I. Ocupó el trono tras la caída de la Ana Leopoldovna, regente de Iván VI, con el acompañamiento de los militares. Llevó a cabo ciertas reformas esenciales: restauración del Senado, creación de un consejo político supremo y abolición de las aduanas interiores; creó además de esto la Universidad de Moscú (1755). Favoreció a la nobleza, cuyo poder medró claramente; las clases bajas, por contra, vieron agravada su situación. Su política exterior se caracterizó por el combate con Prusia y una aproximación a Inglaterra y Austria.

Antes de gobernar, Isabel I de Rusia debió contemplar, tras la desaparición de su padre, el reinado de su madre Catalina I (1725-1727); de su sobrino Pedro II, hijo de su hermanastro Alejo (1727-1730); de su prima Ana Ivanovna (1730-1740), y de Iván VI (1740-1741). Había vivido retirada, extraña a la política, a las afueras de Moscú, dedicándose a la práctica de distintos deportes y a la caza.

Atractiva, rubia, de ojos azules, poliglota, con sencillez para realizar amistades, próximamente se transformó en la aspirante del partido antialemán (múltiples individuos de este origen copaban los primordiales puestos de gobierno). Así, en el momento en que la zarina Ana murió y nombró sustituto a Iván VI, hijo de su sobrina Ana Leopoldovna, un bebé de pocos meses, fue presionada por la nobleza rusa y asimismo por los embajadores francés y sueco.

Reticente en un comienzo a interpretar un golpe para derrocar al gobierno, al final, en el mes de diciembre de 1741 se puso adelante de una compañía de soldados que atrapó a la familia de Iván VI y la envió al Ártico, al paso que el muy, muy joven zar era encerrado primero en Siberia y después en la fortaleza de Schüsselburg, donde moriría ejecutado varios años después, en 1764.

Isabel, la novedosa zarina, tenía entonces treinta y un par de años: tampoco como tal prestaría enorme atención a la política, dedicándose a acrecentar su guardarropa, a diversiones y a su apasionado Alejo Razumovski, un pastor cosaco con quien contraería matrimonio misterio en 1750 y al que nombraría conde; tendría además de esto otros amantes, y a todos ellos los enriqueció.

Los tíos de uno, Pedro y Alejandro Shuvalov, fueron capaces de hacerse con la dirección de la política rusa, que por otro lado desempeñaron de modo eficaz. Sería por entonces en el momento en que se reactivase la economía y el comercio, y también Isabel fundara con asistencia de Mijail Lomonosov la Universidad de Moscú (1755) y la Academia de Artes de San Petersburgo (1757) y reorganizase la Academia de Ciencias. En 1754 encargó al arquitecto italiano Carlo Bartolomeo Rastrelli la construcción de un nuevo Palacio de Invierno en San Petersburgo.

Por otro lado, logró llamar a la corte a Pedro (Pedro III), el único hijo de su hermana Ana y de Carlos Federico, duque de Holstein-Gottorp, y lo nombró sustituto. Unos años después lo casó con una princesa alemana, Sofía Augusta Federica de Anhalt-Zerbst (entonces Catalina II la Grande), que se ganó próximamente el favor de Isabel. Cuando en 1754 Pedro y Catalina tuvieron un hijo, Pablo, y los dos esposos se desentendieron de él, fue Isabel quien se encargó de su educación.

Entre los pocos temas de estado a los que atendió fue la Guerra de los Siete Años contra Prusia, que conminaba con alcanzar por el mar Báltico; Isabel derrotó prácticamente completamente al rey prusiano Federico II el Grande, pero antes de poder llenar la victoria murió en el mes de enero de 1762, víctima de una hemorragia.

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