Ingo Kober

La historia universal la escriben los hombres y mujeres quea lo largo de los siglos, gracias a sus obras, sus pensamientos, sus creaciones o su talento; han ocasionado quela humanidad, de un modo u otro,prospere.

Si has llegado hasta aquí es porque eres consciente de la trascendencia que tuvo Ingo Kober en la historia. La manera en que vivió y lo que hizo en el tiempo en que estuvo en el mundo fue decisivo no sólo para quienes trataron a Ingo Kober, sino que quizá legó una huella mucho más profunda de lo que podamosconcebir en la vida de gente que tal vez jamás conocieron ni conocerán ya jamás a Ingo Kober de forma personal.Ingo Kober fue un ser humano que, por alguna causa, merece no ser olvidado, y que para bien o para mal, su nombre jamás debe borrarse de la historia.

Comprender las luces y las sombras de las personas relevantes como Ingo Kober, personas que hacen rotar y transformarse al mundo, es algo fundamental para que seamos capaces de poner en valor no sólo la existencia de Ingo Kober, sino la de todas aquellas personas que fueron inspiradas por Ingo Kober, gentes a quienes de de una u otra forma Ingo Kober influyó, y desde luego, conocer y descifrar cómo fue vivir en el momento de la historia y la sociedad en la que vivió Ingo Kober.

Vida y Biografía de Ingo Kober

(Liegnitz, 1942) Jurista alemán, tercer presidente de la Oficina Europea de Patentes (EPO). Ingo Kober nació en Liegnitz, Alemania, el 22 de julio de 1942, en el seno de una familia humilde formada por un funcionario del Estado alemán y un ama de la casa. El mayor de seis hermanos, acabó sus estudios de enseñanza secundaria en 1962 en el Bischiflich-Stadtisches de su localidad natal, y solamente terminar esta primera etapa de su capacitación cumplió con el servicio militar entre 1962 y 1964. En este ámbito llegó a lograr el rango de teniente, más allá de que se sostuvo en la reserva y no participó en ninguna acción militar.

Desde entonces abandonó lo que podría ser un agradable sendero en el ejército por la carrera de derecho, que cursó en la Universidad de Heildelberg, donde se licenció en 1969. Apenas imaginaba Kober que desde entonces le aguardaba una dilatada experiencia en los mucho más distintas campos vinculados al planeta judicial, lo que terminaría convirtiéndole en una señalada figura política, cuya influencia le dejaría traspasar las fronteras de su país y le llevaría a comandar entre los organismos administrativos de mayor peso en el seno de la Unión Europea.

Al poco tiempo de dejar las salas, Kober contrajo matrimonio y, entre 1972 y 1975, desempeñó el primer trabajo para el que había sido listo. Tuvo en sus manos las funcionalidades de juez y fiscal en los tribunales alemanes de Mannheim y Tauberbischofsheim.

A este periodo prosiguió una extendida y provechosa tarea de 2 décadas en el Ministerio de Justicia alemán, primero como especialista y asesor en temas organizativos relacionados con la práctica frecuente de los juzgados (1975-1982), y después como responsable de varios departamentos: entre 1982 y 1985 fue el jefe de Asuntos Parlamentarios y Gabinete; ahora pasó a ocuparse del apartado de Organización y Personal, y un año después se le confió la jefatura de la Administración de Justicia, donde continuó hasta 1991.

A lo largo de el lapso de esos años Kober compartió estas funcionalidades con su condición de primordial gerente de la delegación alemana en el Consejo de Administración de la Oficina Europea de Patentes (EPO), un primer peldaño de lo que en poco tiempo sería su ascenso posterior a la cúpula de este organismo.

En ese instante asimismo fue asesor de múltiples equipos de investigación vinculados a cuestiones jurídicas y legales para el gobierno alemán y para un enorme conjunto de comunicación de ese país. Su probada eficacia en tan múltiples tareas desembocó en su ascenso como secretario de Estado del Ministerio de Justicia alemán (con origen en Bonn) en el mes de enero de 1991, un cargo público que solo dejaría en el mes de diciembre de 1995 para relevar a Paul Braendli adelante de la presidencia de la EPO, cargo en el que este último había pasado una década.

Presidente de la Oficina Europea de Patentes

Entre las causas que influyeron en su decisión para ostentar este cargo de importancia estuvieron sus extensos y profundos entendimientos de lenguas extranjeras, indispensables para sus primordiales relaciones con los países del ámbito europeo. Además de su idioma original (la lengua alemana), domina con perfección otras 4 lenguas: la lengua francesa, la lengua inglesa, el sueco y el español.

Indudablemente, su productivo y variado currículo asimismo le intentó muchas bazas a favor, aparte de sus contactos anteriores con la entidad que otorga las patentes en su prólogo como mediador alemán con la institución.

En enero de 1996 se transformó en el tercer presidente de la Oficina Europea de Patentes (EPO), una institución con una central en Munich que recibe mucho más de ciento sesenta mil peticiones de patentes por año y utiliza a mucho más de cinco mil gobernantes nacionales de los quince Estados integrantes de la Unión Europea.

Kober heredó de su antecesor una EPO afianzada, desde el instante en que fuera construída en 1973, a través de un convenio intergubernamental entre Alemania y la Unión Europea. El desarrollo de la EPO y la promoción y expansión geográfica del sistema de patentes europeo fueron los logros apuntados por Paul Braendli que Kober se halló al reemplazarlo.

La misión de Ingo Kober adelante de la EPO ha consistido en amoldarla y conducirla en el bien difícil tránsito hacia el siglo XXI, con un panorama abierto a los desafíos de los recientes tiempos y a las pretensiones surgidas de la globalización y la llamada «era de la información» con la irrupción de las novedosas tecnologías, aparte de dejarla lista para la incorporación de los recientes países que pasarían a ser parte de la Unión Europea.

Según sus expresiones, «las patentes han desempeñado un papel importante en el fenómeno de la globalización, al suscitar un nuevo interés por los derechos de propiedad industrial y, por consiguiente, un incremento increíble del número de peticiones presentadas en el mundo entero». Esta explosión de solicitudes, a su juicio, fué conveniente para el desarrollo económico, ya que «el propósito económico de las patentes radica en promover la innovación y hacer más simple el comercio».

A lo largo de su administración, Kober ha debido elaborar a la administración europea para adoptar una etiqueta de protección única, dando por terminada la concesión de patentes nacionales. Hasta la toma de posesión de su cargo, la entidad social ocupaba el segundo rincón en el escalafón mundial para entregar este género de licencias. Por enfrente estaba la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual, con el mayor número de registros. Por detrás las áreas de trabajo nacionales de cada país, que quedarían invalidadas en el área continental por el modo perfecto único de la EPO.

En reconocimiento a su tarea, en el mes de febrero de 1999 la Universidad Robert Schumann de Estrasburgo, Francia, le dio un doctorado honoris causa. Kober está casado, y su único hijo nació en 1971. Entre sus aficiones demostró un particular interés por la literatura y la música españolas, de las que afirma ser un óptimo conocedor merced a su dominio del español. Pero, aparte de saber el idioma, Kober siempre y en todo momento mantuvo una particular vinculación con España merced a los viajes que muchas veces hizo para promover los nudos con la Oficina de Armonización del Mercado Interior (OAMI) -relativa a fabricantes, dibujos y modelos-, que se estableció en Alicante a fines del siglo XX.

Ese continuo acercamiento y su interés por España le impulsaron a proseguir la práctica de otros varios de sus compatriotas que, maravillados por el ambiente natural y la hermosura de la isla de Mallorca, adquirieron varias características allí desde la década de los noventa. Kober asimismo adquirió una vivienda en este relajado sitio del Mediterráneo, a la que escapa en el momento en que se lo deja su apretadísima agenda.

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Las sutilezas y las peculiaridades que ocupan nuestras vidas son en todos los casos fundamentales, ya que destacan la singularidad, y en el tema de la vida de un ser como Ingo Kober, que detentó su trascendencia en una época determinada, es imprescindible procurar mostrar un aspecto de su persona, vida y personalidad lo más rigurosa posible.

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