(Tokio, 1642 - 1693) Escritor japonés. Considerado como el escritor mucho más importante de todo el periodo Edo, se estima que su auténtico nombre era el de Togo Hirayama, puesto que el de Ihara Saikaku semeja ser un seudónimo literario.
Empezó a hacerse conocer como poeta, faceta donde cultivó exuberantemente el haiku y las estrofas encadenadas. Saikaku era un virtuoso de estas formas métricas, que le brindaron colosal popularidad no tanto por su calidad literaria como por la gran sencillez con que afloraban de su pluma (se cuenta que en el lapso de un solo día del año 1684 llegó a redactar veintitrés mil quinientos versos). Esta fecundidad versificadora le llevó a crear varios poemas que actualmente tienen la posibilidad de calificarse de ridículos; no obstante, en todos ellos hace aparición ahora ese acusado cinismo que después rezumará su espléndida obra en prosa.
En efecto, Ihara Saikaku se transformó prontísimo en el narrador mucho más festejado de su tiempo, merced al agudo realismo con que supo reflejar en sus novelas la vida del Tokio de finales del siglo XVII. En 1682, a causa de la publicación de Vida de un enamorado, inauguró un nuevo género de prosa de ficción, el de los "libros de todo el mundo flotante" (ukiyo-zôshi). Bajo este poético apartado se englobó un género de narraciones que describen las peripecias de determinados individuos urbanos que frecuentan los distritos mucho más desvergonzados de las ciudades.
4 años después publicó otra conocida narración del mismo género, Cinco mujeres enamoradas del amor (1686), novela anotada en exactamente el mismo ámbito erótico y verdadera, que volvía a retratar con asombroso lealtad la vida alegre de las enormes urbes niponas.
Más tarde, transformado ahora en un escritor consagrado, Ihara Saikaku escribió múltiples cuentos sobre la clase guerrera aristocrática (los samurai), y publicó ciertas narraciones satíricas en las que, desde su fino cinismo bienhumorado, ofrecía las claves que aseguraban el éxito en los negocios y ahuyentaban la sombra del fracaso. Además, fue creador de muchas otras proyectos de carácter habitual que le brindaron un enorme prestigio y reconocimiento entre las gentes fáciles de su país, como las agarradas en el volumen que se titula Cuentos de la provincia.
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