La historia universal está escrita por aquellas mujeres y hombres quea lo largo de los siglos, gracias a su proceder, sus ideas, sus innovaciones o su ingenio; han ocasionado quela humanidad, de un modo u otro,avance.
Ya sea inspirando a más seres humanos o siendo parte de la actuación. Idris II ibn Yahya ibn Alí es uno de esos seres humanos cuya vida, realmente, merece nuestra consideración debido al nivel de influencia que tuvo en la historia.Comprender la existencia de Idris II ibn Yahya ibn Alí es conocer más acerca de época determinada de la historia del género humano.
( ?, 1030 - Málaga, 1055) Rey de la taifa de Málaga. Sus 2 reinados tuvieron sitio en entre las temporadas mucho más confusas de la narración de Al-Andalus, donde llegó a darse la presencia de 4 supuestos califas y donde la legitimidad venía dada por las coaliciones y por el reconocimiento por la parte de unos y otros reyes de taifas.
Hijo de Yahya ibn Alí ibn Hammud, califa de Córdoba entre 1016 y 1018 y de Fátima, asimismo hija del califa al-Qasim, Idris fue además de esto hermano de al-Hassan ibn Yahya y perteneció al clan de los hammudíes, de origen bereber y con ascendencia árabe.
Tras la coronación de su hermano al-Hassan en 1040, Idris, que había continuado en Ceuta bajo el tutelaje del eslavo Nachá, viajó a Málaga y allí fue encarcelado por orden de su hermano, que sospechaba de su lealtad, si bien antes de 1042 lo nombró su heredero y tras la desaparición por intoxicación de al-Hassan a fines de 1042, Idris fue retenido en prisión por nuestro Nachá, que en connivencia con Ibn Baqanna -un bereber que había desempeñado cargos de gobierno a lo largo de los precedentes seis reinados- pretendía adueñarse del poder y acabar con la dinastía hammudí.
El homicidio de Nachá y de Ibn Baqanna por la parte de sus soldados beréberes, permitió la liberación de Idris y su proclamación como califa en Málaga el 21 de enero de 1043, con el reconocimiento de los amos beréberes de la región y de los reyes taifas de Granada y Carmona.
En el mes de febrero de 1046 los señores beréberes de Málaga se levantaron contra Idris, estimando que sus permisos no estaban bastante asegurados. La rebelión empezó en la fortaleza de Ayrus, donde estaban presos 2 primos de Idris, Muham mad y al-Hassan, y se proclamó califa al primero de ellos. Idris, que aún ignoraba los hechos de Ayrus, salió prácticamente simultáneamente de Málaga para solazarse en una cacería, pero en relación atravesó los muros de la región sus pobladores le cerraron las puertas y ovacionaron a Muhammad como califa.
En primer lugar Idris se refugió en la inexpugnable fortaleza de Bobastro, donde asistieron asimismo sus sirvientes y familiares. Desde allí solicitó la asistencia de Badis ibn Habbus de Granada para recobrar el trono malagueño, pero el fracaso de las fuerzas coligadas y su imposibilidad de tomar la localidad, le hicieron abandonar de su propósito y marchó con sus familiares a Ceuta, donde se acogió a la protección de Sawayyat, que regía la plaza en su nombre. Tanto en Bobastro como en Ceuta Idris trató de sostener sus derechos y continuó titulándose califa.
A lo largo de los seis años siguientes la situación en Al-Andalus fue embrollada por la existencia de 4 hombres que llevaban el título califal, desde Málaga, Sevilla, Algeciras y Ceuta. Tras la desaparición de Muhammad en Málaga le sucedió su hijo Idris, que se volvió desquiciado y acabó siendo ejecutado en Ceuta por orden de Sawayyat. Entretanto Idris se había predeterminado en Ronda, acogido por su rey, Hilal, que era feudatario de el y allí continuó hasta el momento en que conoció la novedad de la desaparición de Idris, el sustituto de Muhammad; entonces viajó a Málaga donde fue favorablemente acogido y donde reinó por segunda vez a lo largo de un par de años hasta su muerte, ocurrida por causas naturales tras haber nombrado heredero a su hijo Muhammad .
Idris II ibn Yahya hace aparición en las crónicas como un hombre bondadoso y de enclenque carácter que repartía limosnas entre sus amigos y excusaba la flaqueza de sus contrincantes. Cada viernes repartía entre los pobres 500 piezas de oro en dádivas. Fue además de esto un apasionado de las artes que se rodeó de una nutrida corte literaria de la que formaron parte los versistas Abu Zayd Abd al-Rahman ibn Muqana al-Isbuni y Abu Abd Allah ibn al-Hannat.
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