Hristo Botev

Si has llegado hasta aquí es porque tienes conocimiento de la importancia que detentó Hristo Botev en la historia. La manera en que vivió y aquello que hizo durante el tiempo que estuvo en el mundo fue determinante no sólo para aquellas personas que conocieron a Hristo Botev, sino que posiblemente produjo una huella mucho más vasta de lo que logremossospechar en la vida de gente que tal vez nunca conocieron ni conocerán ya nunca a Hristo Botev de modo personal.Hristo Botev fue una persona que, por algún motivo, merece no ser olvidado, y que para bien o para mal, su nombre jamás debe borrarse de la historia.

Las biografías y las vidas de personas que, como Hristo Botev, atraen nuestro interés, deben ayudarnos siempre como referencia y reflexión para ofrendar un marco y un contexto a otra sociedad y otra época de la historia que no son las nuestras. Intentar comprender la biografía de Hristo Botev, el motivo por qué Hristo Botev vivió como lo hizo y actuó del modo en que lo hizo a lo largo de su vida, es algo que nos ayudará por un lado a entender mejor el alma del ser humano, y por el otro, la forma en que se mueve, de forma inevitable, la historia.

Vida y Biografía de Hristo Botev

(Hristo, Jristo o Cristo Botev; Kalofer, 1848-zona de Vraca, 1876) Escritor búlgaro. Es la figura mucho más habitual de la historia política y literaria de Bulgaria. Estudió en Odessa y entró en contacto con el socialismo utópico. En 1867 debió resguardarse en Rumania, donde jugó un considerable papel político entre los emigrados de su país. Murió en el momento en que procuraba un alzamiento contra los turcos. Es creador de múltiples Cantos de temática patriótica y revolucionaria.

Hijo de un activo patriota, profesor de escuela, a los quince años fue enviado a Odessa a llenar los estudios secundarios, y allí, en el curso de estos, recibió las ideas revolucionarias del socialismo utopista ruso. Vuelto a la patria, prosiguió la carrera y el ejemplo de su padre, construyendo una intensa actividad subversiva entre la juventud y llegando a comprometerse hasta el punto de tener que arrancar el duro sendero del destierro. Se refugió en Rumania, donde continuó haciendo un trabajo sin reposo como conspirador y animador entre sus compatriotas desterrados.

Pretendió entonces ocasionar una insurrección: para esto reunió un conjunto de valientes búlgaros, pasó el Danubio en una embarcación austriaca y también procuró una acción que debía conducir a un alzamiento general. Sin embargo, enfrentado prontísimo con enormes fuerzas de la gendarmería turca, en un dispar acercamiento librado en el monte Vol, cerca de Vraca, murió heroicamente, como el voivoda Hadzi Dimitar, que él glorificó y perpetuó en uno de sus mucho más hermosos, patéticos y populares Cantos. Tenía tan solo veintiocho años.

Publicista y dirigente patriótico, llegó a difundir un libro de poemas con otro poeta innovador búlgaro, Stefan Stambolov, que se titula Cantos y poemas de Botev y Stambolov (1875), y ahora la elegía El ahorcamiento de Vasil Levski. Pese a su brevedad, su obra ejercitó un poderoso influjo en las generaciones siguientes, no solo en el aspecto literario sino más bien asimismo por su sentido del deber civil, antepuesto a cualquier otra cuenta. Encarnación del ideal romántico, su poesía robusta y apasionada forma el clímax de una tradición que vinculaba el empeño literario con los deberes patriótico-sociales. Su mucho más célebre poema, Hadzi Dimitar (1873), es un canto a la desaparición heroica en labras de la independencia colectiva.

Los Cantos de Hristo Botev, aun en el momento en que pocos (no mucho más de veinte), reflejan vivamente la personalidad humana y artística del poeta, implacable con los contrincantes de su patria y con toda forma de dominio político y popular. Naturaleza impetuosa, romántica y soñadora, los Cantos de Botev recuerdan, en la entonación lírica de sus poesías, a los románticos rusos Alexander Pushkin y Mijaíl Lermontov, a quienes había leído, y más que nada a Lord Byron, que vivió y murió, como Botev, por un ideal de independencia. Suave y especial en la privacidad familiar, su tono puede ser asimismo elegíaco, satírico o ditirámbico, y su estilo espontáneo y al unísono refinado dota a sus versos tanto de dureza como de fluidez según la ocasión.

De los mejores críticos búlgaros, Bòjan Penev, aseveró que Botev es "el poeta de la independencia", independencia que hay que comprender en todas y cada una de las acepciones del término: independencia de la persona, independencia de la nación, independencia del pueblo, independencia de todo el género humano. Ardoroso defensor de la independencia búlgara en oposición al yugo turco, las compañías atrevidas de sus compañeros inspiraron ciertos de sus cantos, como Hayduk, que quedó incompleto. Su mucho más célebre composición, Hadzi Dimitar, se basa en la compañía imprudente donde murió este voivoda (comandante) búlgaro, y encomia el sacrificio de la vida por la independencia como el mucho más prominente ideal humano y civil. Sin duda entre los mucho más populares de toda la literatura búlgara, el poema es asimismo entre las mucho más capaces producciones patrióticas de Botev. La especial analogía entre las aventuras y la desaparición de Hadzi Dimitar y las del mismo Botev, pocos años después, hacen de esta composición una suerte de canto profético del destino guardado al poeta.

Nuevo Prometeo, como el Conrado Wallenrod de Mickiewicz, Botev lanza asimismo su grito de queja y de rebelión a Dios, que deja al hombre "ciervo sobre la tierra", que resguarda a "patriarcas, papas y zares" y que deja en la servidumbre a "sus humildes hermanos", invocando desde el fondo de su alma exacerbada al "Dios de razón, / de esclavos y sufrientes / defensor, que prontísimo / festejarán las gentes". Así ya que, una fe anima a Botev en su grito de insurrección. En su desdén contra nuestro clero inicuo y corrompido niega al "Dios de los déspotas", pero cree en un Dios de amabilidad y también invoca a ese Dios a fin de que inspire a todos el cariño a la independencia, "a fin de que cada uno de ellos combata / como logre al opresor" (Mi plegaria).

La muerte hace aparición en mucho más de uno de sus cantos: "Sé que puedo fallecer joven", canta en la Despedida, y exhorta virilmente a su madre a que no llore, si cae por la enorme causa. Su presentimiento precisa en algún instante las situaciones de su muerte, prácticamente en visión profética: "puedo fallecer joven, el blanco y inmovil / Danubio atravesando". Pero el héroe, aun presto a fallecer, no renuncia a la vida, y no excluye que, de la pelea, logre salir sano y vencedor.

Por otro lado son usuales los instantes de desconsuelo y desesperación, que le dictan aun acentos de amargo sarcasmo y de escandalo contra los opresores y contra exactamente los mismos oprimidos que no tienen idea sublevarse (A mi hermano, En la taberna, A mi madre). El poeta rehuye aun el cariño pues siente que no hay rincón para él en su alma hasta haber logrado la enorme misión (A mi primer amor). La única salvedad en su obra poética es el canto A ella, en el que evoca un trivial episodio de amor sensual por una mujer casada, pasado como es natural sin dejar huellas en su corto vida.

En cuanto a la manera poética, la extensa variedad de versos, de metros y de rimas a los que recurre el poeta son rastro de la exuberante fuerza de su natural talento poético. En su mayoría los cantos de Botev están rimados y exactamente la misma predisposición de las rimas es diferente y de tarde en tarde antojadiza. Algunas poesías y quizás las mejores (Despedida, Hayduk) recogen, en el verso y el estilo, las especificaciones de los cantos populares: octosílabos carentes de rima, con usuales reiteraciones, al comienzo del verso, del último término expresado en el verso previo. Los versos de Botev muestran asimismo de tarde en tarde ineludibles defectos, deficiencias, arbitrariedades de formas métricas o de rima, empleo y abuso de rimas imperfectas; pero si todo ello puede en algún momento dañar la limpieza técnica del verso, no queda por este motivo reducida, sino aumentada, la fuerza de la expresión y la lozanía y la espontaneidad del sentimiento.

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Los matices y las sutilezas que llenan nuestras vidas son decididamente esenciales, ya que marcan la diferencia, y en el caso de la vida de alguien como Hristo Botev, que detentó su significación en un momento concreto de la historia, es indispensable procurar ofrecer una perspectiva de su persona, vida y personalidad lo más precisa posible.

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