Las biografías y las vidas de personas que, como Howard Schultz, cautivan nuestra curiosidad, tienen que servirnos en todo momento como referencia y reflexión para ofrendar un marco y un contexto a otra sociedad y otra etapa de la historia que no son las nuestras. Intentar entender la biografía de Howard Schultz, el motivo por el cual Howard Schultz vivió como lo hizo y actuó de la forma en que lo hizo a lo largo de su vida, es algo que nos impulsará por un lado a comprender mejor el alma del ser humano, y por el otro, la manera en que avanza, de forma inevitable, la historia.
(Brooklyn, Nueva York, 1953) Empresario estadounidense, presidente y asesor encargado de Starbucks Coffee Company, una licencia con una especial filosofía de los negocios que tiene mucho más de diez.000 establecimientos en el mundo entero.
Howard Schultz era el mayor de tres hermanos de una familia de clase media baja. Cursó estudios en el Canarsie High School y, con un enorme esfuerzo económico por la parte de sus progenitores, ha podido licenciarse en comunicaciones por la Northern Michigan University (1975). Al poco de finalizar los estudios, empezó su carrera como aprendiz en el departamento de ventas de Xerox. Más tarde se incorporó a Hammarsplast, una compañía encargada de los elementos plásticos subsidiaria de la sueca Perstorp, de la que llegaría a ser vicepresidente.
Starbucks había nativo de 1971 en el histórico mercado de Pike Place en Seattle, Washington, como una pequeña tienda de venta de cafés de importación, un negocio bien difícil en un país poco habituado al consumo de este producto. El nombre, que proviene de la novela Mobby Dick de Herman Melville, evocaba el aspecto romántico del mar y la tradición marinera.
En 1982 Howard Schultz se incorporó al negocio como directivo de marketing, y ese año, en el transcurso de un viaje a Italia, descubrió los conocidos expresso y, más que nada, el entramado cultural que, con múltiples siglos de historia, rodeaba el consumo del café en el Viejo Conjunto de naciones. Su iniciativa fue reproducirlo en Estados Unidos. “Mi conclusión fue que no únicamente serviríamos cafés, sino crearíamos un ámbito en el que la privacidad de la relación con el espacio y la experiencia del café pudiese cobrar vida”, aseveraría en su autobiografía. Pero no lo tuvo simple, y su intento no persuadió a sus superiores. Finalmente, en 1987 persuadió a múltiples inversores para obtener la compañía por 3,8 millones de dólares americanos.
Convirtiendo radicalmente la tienda de Seattle, Schultz sentó entonces las bases de lo que prontísimo se transformaría en un imperio. Por un lado, incorporó una secuencia de artículos mucho más al gusto de la tradición europea (capuchinos, mocas, lattes, macchiatos) y, por otro, apostó por dotar al local de una identidad propia. Así, pensó y diseñó un interior que cautivara al público por su cercanía y su sensación de “segundo hogar”. La decoración, el moblaje, el color, aun la música, tenían la función de realizar de una fácil cafetería un espacio en que la multitud se sintiese como en el hogar. El éxito del modelo desarrollado por Schultz no se realizó aguardar.
Seattle aceptó de forma rápida la iniciativa impulsada por Schultz, quien prontísimo comenzó a expandir el negocio por múltiples ciudades de Estados Unidos. En pocos años el ascenso de la marca de la Melusina, que saldría a bolsa en 1992, resultaría incontenible y también comenzaría su ataque en todo el mundo. La primera cafetería Starbucks fuera de Estados Unidos abriría sus puertas en Tokio en 1996.
En 2007 Starbucks era uno de los más importantes distribuidores y tostadores de café de todo el mundo, ofrecía cafés de América Latina, África y Asia-Pacífico, tenía mucho más de diez.000 establecimientos cerca del globo (América del Norte, Latinoamérica, Europa, Oriente Medio, Asía y Pacífico) y tenía mucho más de 140.000 usados en nómina. Su facturación superaba los 9.400 millones de dólares estadounidenses. En 2008 el logo de Starbucks tenía pensado alcanzar a novedosos destinos empresariales: Argentina, Bulgaria, Colombia, Hungría, India, Marruecos, Polonia, Portugal, Serbia y Suráfrica.
Un caso especial en la expansión de Starbucks fue el de China, donde la marca abrió su primera licencia en 1999, en Pekín. En 2000 Starbucks abrió un nuevo lugar, en esta ocasión en la Ciudad Prohibida, lo que produjo las manifestaciones de distintas instituciones del país, que no consideraban conveniente que un icono de la cultura de Estados Unidos se ubicase en ese sitio sagrado para la civilización china. Finalmente, la presión ha podido mucho más y la cafetería de la Ciudad Prohibida tuvo que cerrar sus puertas en 2007.
Si algo caracterizaba la compañía de Schultz, además de la pasión por el café, era la compromiso popular, una de sus primordiales premisas. Starbucks abanderaba esenciales ideas para ayudar a prosperar la vida de los distribuidores de café y resguardar el medioambiente de las ubicaciones de cultivo. En este sentido, en 1992 presentó la Declaración de Misión Ambiental, donde establecía su deber con un papel de liderazgo medioambiental en todas y cada una de las facetas del negocio: “Nuestro deber es prestar a los clientes del servicio un café de muy alta calidad mientras que contribuimos al avance de aquellas zonas productoras de café donde estamos trabajando. Parte de nuestros capital los destinamos a proyectos sociales y medioambientales en estas comunidades”.
Starbucks fué conocida por la gaceta Fortune como entre las “cien mejores compañías para trabajar” en ocho oportunidades. En España, donde en 2008 daba empleo a mucho más de 800 personas, figuraba como entre las 30 mejores compañías donde trabajar en el informe Great Place to Work 2008. En enero de 2008, Schultz, que en el año 2000 había decidido dejar el puesto de asesor encargado para asumir un papel desde la retaguardia como presidente, decidió retomar el papel de liderazgo adelante de la marca frente al aviso de la entrada en el ámbito de McDonald’s y Dunkin Coffee. Su propósito era normalizar la compañía en tiempos revueltos marcados por la crisis hipotecaria en Estados Unidos y por el encarecimiento del café, su primordial materia prima.
Howard Schultz, cuya fortuna personal se cifra en 6.000 millones de euros, está casado con la diseñadora de interiores Sheri Kersch, su compañera desde 1978. Tienen 2 hijos. Aunque tiene múltiples viviendas, su vivienda frecuente está en Seattle. Aficionado al baloncesto, fue dueño de los Seattle SuperSonics. En 2001 publicó el libro autobiográfico Pon tu corazón en ello.
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Está claro que conocer profundamente a Howard Schultz es algo que se reserva a muy pocas personas, y que tratar de reconstruir quién y cómo fue la vida de Howard Schultz es una suerte de enigmaque probablemente podamos reconstruir si colaboramos todos a la vez.
Debido a esto, si eres de aquellos que creen en que de forma cooperativa existen posibilidades de hacer algo mejor, y conservas información en relación con la vida de Howard Schultz, o sobre algún particularidad de su personalidad u creación que no hayamos observado en esta biografía, te solicitamos que nos lo hagas llegar.
Los matices y las sutilezas que ocupan nuestras vidas son decididamente determinantes, ya que destacan la singularidad, y en la ocasión de la vida de un ser como Howard Schultz, que poseyó su relevancia en un momento histórico concreto, es esencia tratar de ofrecer una perspectiva de su persona, vida y personalidad lo más precisa posible.
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