Hipólito Yrigoyen

Si has llegado hasta aquí es porque tienes consciencia de la relevancia que detentó Hipólito Yrigoyen en la historia. El modo en que vivió y lo que hizo durante el tiempo que permaneció en el mundo fue determinante no sólo para aquellas personas que frecuentaron a Hipólito Yrigoyen, sino que a caso dejó una señal mucho más insondable de lo que podamosfigurar en la vida de gente que tal vez jamás conocieron ni conocerán ya jamás a Hipólito Yrigoyen en persona.Hipólito Yrigoyen fue una persona que, por algún motivo, merece no ser olvidado, y que para bien o para mal, su nombre jamás debe borrarse de la historia.

Conocer las luces y las sombras de las personas relevantes como Hipólito Yrigoyen, personas que hacen girar y evolucionar al mundo, es una cosa fundamental para que seamos capaces de poner en valor no sólo la existencia de Hipólito Yrigoyen, sino la de toda aquellas gentes que fueron inspiradas por Hipólito Yrigoyen, personas a quienes de un modo u otro Hipólito Yrigoyen influenció, y desde luego, entender y comprender cómo fue vivir en el periodo histórico y la sociedad en la que vivió Hipólito Yrigoyen.

Vida y Biografía de Hipólito Yrigoyen

(Hipólito Yrigoyen o Irigoyen; Buenos Aires, 1852 - 1933). Político argentino que alcanzó en un par de ocasiones la presidencia de la República (1916-1922 y 1928-1930). Cursó sus primeros estudios en el Colegio San José de los progenitores bayoneses y después en el Colegio de la América del Sur. Ingresó después en la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires, pero no consta que lograra recibirse con el título de letrado.

La coyuntura económica de su familia le forzó a trabajar desde su temprana juventud en empleos modestos, que desempeñó consecutivamente en una compañía de transportes, en las áreas de trabajo de un letrado y después en el Estado, como escribiente de la contaduría general, en 1870. Dos años después consiguió el puesto de comisario de policía de entre las parroquias en las que se dividía en el chato político y administrativo la localidad de Buenos Aires.

Asimismo desde muy joven se sintió atraído por la actividad política, y este interés lo indujo a formar parte en los hechos turbulentos de la revolución encabezada por el general Bartolomé Mitre en 1874, si bien entonces apoyó a la facción del gobierno y del candidato a gobernante del país elegido Nicolás Avellaneda. En 1877 se distanció del cargo de comisario que todavía ocupaba, parece ser por cuestiones políticas que no quedan completamente visibles, y en 1878 logró imponerse como candidato a diputado provincial hasta el momento en que los hechos de 1880 y la federalización de Buenos Aires brindaron fin a su orden.

No obstante, en ese año resultó electo en los comicios completados a fin de reemplazar a los miembros del congreso de los diputados que habían quedado cesantes; Hipólito Yrigoyen se desempeñó en el cargo a lo largo de un par de años, tras los que se retiró a la vida privada. En este periodo atendió a la administración de campos de su propiedad ubicados en la provincia de Buenos Aires y a la enseñanza en un centro de estudios superiores.

La llamada "Revolución del 90" lo halló entre sus mucho más entusiastas personajes principales, y desde entonces Yrigoyen por el momento no volvió a dejar la vida pública. Durante los hechos de la revolución, uno de cuyos cabecillas era su tío Leandro N. Alem, Yrigoyen fue propuesto y recibido por las fuerzas revolucionarias para ocupar el cargo de Jefe de Policía en el caso de que se concretase el triunfo y se impusiese un gobierno provisional.

A partir del 90 pasó a ser una figura importante de la política argentina. El presidente de la república, Carlos Pellegrini (1890-1892), lo instó a formar parte en negociaciones entre los partidos en pugna, y su sustituto en la presidencia, Luis Sáenz Peña (1892-1895), lo invitó aun a incorporarse a su gabinete; pero Yrigoyen, animado por una férrea intransigencia respecto al régimen político de la época, rechazó los dos ofrecimientos.

En verdad, 1893 lo halló de nuevo implicado en una revolución, en esta ocasión adelante de los rebelados, en su calidad de presidente del Comité Central bonaerense de la últimamente establecida Unión Cívica Radical. Durante los hechos del 93, Yrigoyen logró involucrar en el movimiento a un considerable número de oficiales del ejército, dirigió en lo personal las operaciones militares y participó en la ocupación de múltiples ciudades de la Provincia de Buenos Aires. Fue proclamado por la revolución gobernador de la Provincia, pero renunció al cargo, que fue ocupado por Juan Carlos Belgrano hasta el momento en que el gobierno nacional, encabezado entonces por Manuel Quintana, intervino la Provincia.

El sistema electoral vigente entonces en la Argentina daba sitio a abusos y manejos por la parte de quienes ejercitaban el poder político, tal es así que el único medio que los radicales vislumbraban para la conquista del poder era la abstención electoral y la pelea armada. Por ello, el 4 de febrero de 1905 explotó una tercera revolución extremista encabezada de nuevo por Yrigoyen que logró ocupar una parte de la ciudad más importante y ciertas ciudades de la provincia, pero fue por último sofocada por el ejército. Yrigoyen resultó entonces proscripto, pero una ley de aministía le dejó regresar a hacerse cargo de sus funcionalidades como dirigente del partido extremista.

Fue entonces, en 1912, en el momento en que se sancionó la llamada "Ley Sáenz Peña", que garantizaba el voto universal, obligación y misterio para los hombres mayores y la representación para la primera minoría, con lo que la Unión Cívica Radical decidió regresar a formar parte de las selecciones. La iniciativa de la élite política gobernante era que la oposición extremista no pasaría de conseguir la minoría en el más destacable de las situaciones, pero en los comicios del 2 de abril 1916 Yrigoyen resultó electo presidente de la república acompañado en la fórmula por Pelagio B. Luna. Al asumir el cargo el 12 de octubre de ese año, Yrigoyen fue llevado en estás por sus simpatizantes desde el congreso de la nación hasta la vivienda de gobierno, por una distancia de sobra de un quilómetro y medio.

Primera presidencia (1916-1922)

La política de Yrigoyen no ingresó noticias substanciales en la economía argentina, relacionada entonces al mercado mundial mediante la exportación de alimentos -substancialmente cereales y carnes- y la importación de modelos manufacturados. Sus intranquilidades eran fundamentalmente político-institucionales, y en cuanto al resto prácticamente absolutamente nadie consideraba esencial efectuar cambios en un modelo económico que había consagrado al país como "granero de todo el mundo".

La Primera Guerra Mundial (1914-1918) favoreció de entrada las exportaciones argentinas a los países beligerantes y activó la producción de manufacturas para sustituir las importaciones que gracias a la guerra no llegaban de forma regular al país. Pero al terminar el enfrentamiento se vio resentido lo que formaba el "motor" de la economía argentina, al desacelerarse el ritmo de su comercio exterior, lo que puso al gobierno extremista frente ocasiones de bien difícil resolución. Yrigoyen no ha podido mucho más que proseguir una política parcialmente restrictiva del gasto público, situación nada simple por visto que su partido, gerente de las clases medias de origen inmigratorio en ascenso, recibía fuertes presiones para premiar fidelidades políticas con cargos y empleos en el aparato del Estado.

Por otra sección, la conflictividad popular actualmente dio sitio a esenciales manifestaciones obreras, conducidas por norma general por líderes ácratas. La mucho más importante es la que se causó en el primer mes del año de 1919 en la localidad de Buenos Aires, que se conoce con el nombre de "Semana Trágica". Durante esos días la localidad fue ámbito de tiroteos entre obreros y policías, y por vez primera el ejército tomó parte en la opresión. Hubo cantidad considerable de víctimas e inclusive se organizaron pogromos contra los inmigrantes judíos, acusados de llevar a la Argentina el comunismo que últimamente había tomado el poder en Rusia. Otros hechos de gravedad se generaron a lo largo de las huelgas en la Patagonia en 1921, donde la queja anarquista fue aplastada por el ejército con destacable ferocidad.

En cuanto a la política exterior, el gobierno extremista se sostuvo en todo instante neutral, más allá de que se generaron ciertos accidentes con el gobierno imperial alemán (en 1917 un barco mercante argentino fue hundido por un submarino alemán y el embajador del imperio fue expulsado, acusado de trasmitir mensajes agraviantes para el país) y de que el gobierno entabló negociaciones muy provechosas con los socios para la venta de artículos argentinos. Una delegación argentina encabezada por el ministro de relaciones exteriores Honorio Pueyrredón y donde participaba además de esto el ministro plenipotenciario argentino en Francia, Marcelo T. de Alvear, tomó parte en las sesiones de la Liga de las Naciones estrenadas en 1920. En ellas plantearon algunas enmiendas al Pacto de la Liga que tendían a limitar su alcance político, lo que provocó disconformidades y determinó el retiro de la delegación argentina.

En el chato de adentro, el primer gobierno de Hipólito Yrigoyen se resolvió a ratificar su autoridad con relación a las oposiciones surgidas en varias provincias, acudiendo en abudancia a la intervención federal. Ello se enseña por visto que el triunfo en las selecciones de 1916 no había sido aplastante, y la oposición preservaba extensos espacios de poder en las cámaras y en los gobiernos y legislaturas provinciales. Durante este periodo se generaron veinte intervenciones que dañaron a las provincias de Mendoza, San Juan, Salta, Jujuy y Tucumán.

Segunda presidencia (1928-1930)

En 1928, tras el interregno del gobierno del asimismo extremista Marcelo T. de Alvear (1922-1928), Yrigoyen volvió a enseñar su candidatura a las selecciones nacionales del 1 de abril de 1928, que ganó en esta ocasión tajantemente: 839.140 votos contra 439.178 de la segunda lista. El partido se encontraba ahora dividido en 2 corrientes antagónicas: la "personalista" apuntada por Yrigoyen y la "antipersonalista" capitaneada por Alvear, cuyos aspirantes fueron quienes consiguieron el segundo sitio en las selecciones. Esta vez la diferencia de votos dejó a Yrigoyen la organización de un gobierno de corte mucho más "habitual", o sea, que viene dentro en mayor medida por integrantes conspicuos de las clases medias en ascenso.

Pero el presidente era ahora adulto mayor y próximamente las adversidades han comenzado a multiplicarse. Se acusaba al gobierno de despilfarro de los caudales públicos a favor de sus incondicionales, a quienes se premiaba con cargos y empleos en el Estado, mientras que medraba dentro del radicalismo la puja por determinar quién sería el sustituto de un presidente cuyo fin se atisbaba próximo. A estas situaciones se sumaban las crecientes adversidades financieras del Estado en un contexto en todo el mundo poco conveniente, y consecuentemente la oposición política aumentó, dentro y fuera del partido.

En verdad, las selecciones parlamentarias del 2 de marzo de 1930 lanzaron desenlaces por demás negativos para el gobierno. El 9 de agosto de 1930 un conjunto de radicales contrarios declaró que el sistema republicano había sido anulado en los hechos, y la conspiración militar comenzó a cobrar forma apoyada por pequeños pero muy activos conjuntos nacionalistas y por una gran parte de la prensa.

El general Dellepiane, ministro de guerra, denunció frente al gobierno lo que era un misterio a voces, esto es, la inminencia de un golpe para derrocar al gobierno del que no existían antecedentes inmediatos en la historia argentina, pero al no ser atendido dimitió al cargo. Los alumnos universitarios demandaban la renuncia de Yrigoyen y llegaron a manifestarse contra él en frente de la vivienda de gobierno. Eenfermo, cercado, desprestigiado y carente del mínimo consenso político preciso, Yrigoyen dejó el gobierno a cargo del vicepresidente Enrique Martínez, quien dictaminó el estado de ubicación, pero no ha podido evitar que, el 6 de septiembre de 1930, el primer golpe para derrocar al gobierno de la Argentina moderna interrumpiese el régimen constitucional.

Yrigoyen renunció a la presidencia de la República y fue encarcelado en un regimiento, para ser entonces recluído en la Isla Martín García, en frente de Buenos Aires, hasta el momento en que en 1932 quedó en independencia, beneficiado por un indulto del general Agustín Pedro Justo que, no obstante, Yrigoyen se dejó negar. A su arribo al puerto de Buenos Aires fue recibido por una frecuentada manifestación habitual, pero poco después se lo forzó a regresar a su confinamiento en Martín García. Su segundo regreso a la ciudad más importante, con permiso por fundamentos de salud, sucedió en el mes de enero de 1933. Fallecido poco tiempo después, su entierro convocó a una multitud de ciudadanos.

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