Si has llegado hasta aquí es porque eres sabedor de la importancia que atesoró Hernando de Acuña en la historia. La forma en que vivió y aquello que hizo en el tiempo en que permaneció en este mundo fue determinante no sólo para quienes conocieron a Hernando de Acuña, sino que a lo mejor produjo una huella mucho más insondable de lo que logremosimaginar en la vida de personas que tal vez jamás conocieron ni conocerán ya jamás a Hernando de Acuña personalmente.Hernando de Acuña ha sido uno de esos seres humanos que, por algún motivo, merece ser recordado, y que para bien o para mal, su nombre jamás debe borrarse de la historia.
Vida y Biografía de Hernando de Acuña
(Valladolid, c. 1520 - Granada, 1580) Poeta español. Combatió con Carlos V en Alemania, Italia y Flandes y con Felipe II en San Quintín. Por orden del primero tradujo El caballero preciso, de Olivier de la Marche (1553). Su obra, entre las mucho más esenciales de la primera generación de versistas petrarquistas, comprende fábulas mitológicas, epístolas, églogas pastoriles y canciones y sonetos de temática cariñosa.
Integrante de una noble familia, Hernando de Acuña sirvió a las órdenes del Marqués del Vasto en la guerra del Piamonte (1536). En 1542 fue nombrado alcaide del castillo de Cherasco. Apresado por los franceses en el lugar de Niza, continuó 4 meses en la prisión de Narbona, donde compuso los 2 sonetos aplicados a una dama populares con el título de Soneto en prisión de franceses. Participó en la acción de Ingolstadt (1547), a riberas del Danubio, al servicio de las tropas lombardas mandadas por el emperador Carlos V contra el duque de Sajonia. Posteriormente acompañó al emperador a Bruselas, donde Acuña le logró distribución de un cancionero destinado a su majestad. Por encargo de Carlos V puso en quintillas dobles la versión en prosa que nuestro emperador había hecho del poema alegórico El caballero preciso, de Olivier de la Marche.
En 1553, Acuña estaba en Amberes; allí recibió el orden de regresar a Bruselas para hacerse cargo de una misión diplomática en África donde estaría ocupado a lo largo de múltiples años. En el viaje de regreso se detuvo cierto tiempo en las costas italianas y cooperó en Sicilia con Juan de Vega en la expulsión de los turcos. De nuevo en Bruselas, notificó del que sería su último servicio al emperador, en tanto que Carlos V firmó unos meses después las renuncias de Bruselas (por las que abdicaba la corona en su hijo Felipe) y murió en 1559, posible fecha de la composición de Acuña Epigrama a la desaparición del Emperador Carlos Quinto.
Hernando de Acuña continuó en las tropas del nuevo rey, Felipe II, con las que participó en la guerra de San Quintín (1557), y regresó a España como integrante de su séquito para ocuparse a lo largo de los años siguientes a tareas diplomáticas encargadas por el monarca. Fue una época de crisis espiritual de la que Hernando de Acuña dejó perseverancia en distintos poemas, más que nada en Adición del caballero preciso, en el que trata el cambio de actitud en la sociedad de españa con el nuevo monarca. Hacia 1560 contrajo matrimonio con Juana de Zúñiga. En 1570 estableció su vivienda en Granada, donde litigaba por la posesión del condado de Buendía. En esta localidad resolvió ciertos inconvenientes políticos entablados con la Audiencia y la Inquisición y murió diez años después. Su agitada vida quedó reflejada en un Memorial dirigido a Felipe II, relación de sus acciones al servicio de la realeza de españa centrada más que nada en los hechos de armas.
Tras la desaparición de Acuña, su viuda, Juana de Zúñiga, publicó la integridad de su obra en verso con el título de Varias poesías compuestas por don Hernando de Acuña (1591). Fábulas mitológicas, epístolas en tercetos, églogas pastoriles, canciones, madrigales y sonetos cariñosos forman el abultado de su obra. Junto a los poemas auténticos, escribió asimismo ediciones de versistas latinos y también italianos de conformidad con la práctica renacentista de la imitatio y distintas traducciones. Se le debe una versión parcial del Orlando enamorado de Boiardo y 2 poemas mitológicos: La contienda de Ayax Telamonio y de Ulises sobre las armas de Achiles y la Fábula de Narciso, donde prosigue el artículo de Ovidio y que tiene visible relación con la obra homónima de Gregorio Silvestre.
Considerado entre los mucho más visibles versistas petrarquistas, en su poesía cariñosa repiquetea la predominación de su amigo y compañero de armas Garcilaso de la Vega, con quien formó la primera generación renacentista de españa, al lado de Juan Boscán, Gutierre de Cetina, Diego Hurtado de Mendoza y Gregorio Silvestre. En semejantes creaciones se refleja un tono sentimental similar a la lírica de Petrarca, más allá de que no es repudiable, como tampoco lo es en la obra de Garcilaso, el peso de la tradición cancioneril hispánica. Pero sobre sus poesías de carácter pastoril y amoroso resalta el célebre Soneto al Rey Nuestro Señor, al que forma parte el popular endecasílabo "un monarca, un imperio y una espada". Al decir del crítico Ángel Valbuena Prat, este soneto "condensa en sus dignos y sobrios versos el ideal de la unidad imperial y católica de los Austrias españoles".
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