Conocer las luces y las sombras de las personas relevantes como Henry Hudson, personas que hacen girar y evolucionar al mundo, es una cosa esencial para que podamos poner en valor no sólo la vida de Henry Hudson, sino la de todas aquellas personas que fueron inspiradas por Henry Hudson, aquellas personas a quienes de de una forma u otra Henry Hudson influyó, y sin duda, comprender y entender cómo fue el hecho de vivir en el momento de la historia y la sociedad en la que vivió Henry Hudson.
Las biografías y las vidas de personas que, como Henry Hudson, atraen nuestra curiosidad, tienen que servirnos en todo momento como punto de referencia y reflexión para ofrendar un marco y un contexto a otra sociedad y otra etapa de la historia que no son las nuestras. Tratar de entender la biografía de Henry Hudson, el motivo por qué Henry Hudson vivió como lo hizo y actuó del modo en que lo hizo en su vida, es algo que nos ayudará por un lado a vislumbrar mejor el alma del ser humano, y por el otro, la manera en que avanza, de forma inevitable, la historia.
(Inglaterra, hacia 1565 - Bahía de Hudson, 1611) Navegante de origen inglés que exploró el océano ártico, haciendo esenciales descubrimientos. Antes de 1607, la vida de Henry Hudson es un misterio del que solamente se disponen datos definitivos o medianamente algunos. Ese año Hudson fue contratado por la English Muscovy Company de Londres para procurar conocer un paso desde Europa a China y Japón por el océano Ártico.
Al mando de solo una embarcación, la Hopewell, Hudson partió del puerto de Gravesend con una tripulación formada por su hijo y diez marineros mucho más. Nada mucho más llegar a Groenlandia, el 13 de junio, Hudson puso rumbo norte hasta lograr la isla del Príncipe Carlos, tras de lo que prosiguió bordeando la costa de Spitzberg (de hoy Svalbard) y alcanzó la latitud 80º N, el punto mucho más próximo al Polo Norte logrado hasta el momento por el hombre blanco. Al no localizar salida alguna hacia el oeste, Hudson decidió descender hacia situaciones mucho más meridionales y descubrió la isla de Jan Mayeu. Debido a los inconvenientes surgidos por las bajas temperaturas (el barco se quedó atrapado entre los hielos con riesgo de fracturarse en el medio), Hudson no tuvo mucho más antídoto que regresar a Inglaterra.
El 22 de abril de 1608, Hudson repitió la expedición con exactamente el mismo navío y tripulación, pero en esta ocasión escogió una ruta algo mucho más extendida: navegó por las costas de Noruega hasta las islas de Nueva Zembla, por el mar de Barents. Hudson volvió a batir la marca aproximación al Polo Norte nunca conseguida por navegante alguno. Vencido de nuevo por el frío, el cansancio y el desánimo de no haber logrado encontrar la ruta, Hudson emprendió el viaje de regreso y llegó a Inglaterra el 26 de agosto del mismo año.
Fue despedido de la English Muscovy Company, si bien sus aclaraciones sobre la cantidad considerable de ballenas que había visto a lo largo de sus viajes animó a los holandeses a planear el lugar de una industria ballenera en la región. La Compañía Holandesa de las Indias Occidentales ha propuesto a Hudson dirigir un ambicioso viaje de exploración por la región para buscar el llamado paso del Nordoeste: una ruta que comunicara por mar el Océano Atlántico y el Pacífico bordeando el norte del conjunto de naciones americano. Hudson debía, además de esto, sondear el negocio ballenero, de cuyo control deseaban apropiarse los holandeses por los buenos provecho que reportaba.
Los holandeses equiparon con todo lo preciso para similar compañía un navío de 73 toneladas, el Half Moon (Media Luna) y lo dotaron de una tripulación de veinte marineros especialistas, entre ingleses y holandeses, con los que Hudson se dispuso a zarpar el 25 de marzo de 1609 del puerto holandés de Texel, con rumbo a Nueva Zembla, adonde llegó en la época del mes de mayo.
El hielo volvió a realizar acto de aparición y bloqueó la nave. En previsión de un mucho más que viable intento de amotinamiento por la parte de la tripulación, Hudson renunció de la iniciativa de continuar mucho más hacia el norte y puso rumbo en dirección suroeste, hacia Nueva Escocia, lugar desde el que giró a dirección sur hasta el momento en que alcanzó la costa de norteamérica en el mes de julio. Los nuevos proyectos de Hudson no eran otros que llegar cuanto antes a un hipotético océano, que se suponía estaba en el norte del presente estado estadounidense de Virginia (según las aclaraciones dadas años atrás por el popular capitán y explorador inglés John Smith), el que habría de ser la puerta de entrada de un pequeño istmo que apartaba el Atlántico del Pacífico.
Tras anclar en la ciudad de Sandy Hook, donde los indios le ofrecieron tabaco y demás bartulos para proseguir la marcha, Hudson continuó la travesía hacia el sur. Costeó Terranova hasta el momento en que, el 3 de septiembre, el Half Moon logró su entrada en lo que el día de hoy es la bahía de Nueva York. Al día después, tras rodear y examinar la isla de Manhattan, Hudson descubrió la desembocadura del río que transporta su nombre, y cuyo curso remontó pensando que sería una ruta natural del esperado paso del Nordoeste. Pero, tras recorrer una distancia de 240 km hasta el sitio en el que hoy en día se asienta la localidad estadounidense de Albany, y revisar que no había salida al mar, volvió a Sandy Hook, adonde llegó el 4 de octubre de 1609. Antes de regresar, Hudson había tomado posesión de aquellas tierras representando a Holanda.
A fines de año, el Half Moon llegó al puerto de Darmouth, en Inglaterra, con prácticamente toda la tripulación enferma y exhausta por la travesía efectuada en la mitad de una extremas condiciones meteorológicas. Nada mucho más pisar suelo inglés, Hudson y su tripulación fueron retenidos por orden de las autoridades inglesas. El rey Jacobo I, disgustado al darse cuenta de que Hudson había trabajado como explorador para Holanda, país con el que Inglaterra empezaba a mantener una pelea sin cuartel por el dominio comercial de los mares, le prohibió que informara de los desenlaces de la expedición a la Compañía Holandesa de las Indias Occidentales y le forzó a trabajar desde ese instante para la Corona inglesa.
El 17 de abril de 1610, Hudson partió dentro de un nuevo navío, el Discovery, para efectuar la que sería su cuarta y última expedición con el propósito de ofrecer de una vez con el paso del Nordoeste. El viaje fue patrocinado por la recién construída Compañía Inglesa de las Indias Occidentales, construída a imitación de la de holanda y con exactamente la misma filosofía colonialista y mercantil.
Hudson halló, en la época del mismo año, el ajustado de Hudson, lugar desde el que alcanzó la bahía de Hudson y, más tarde, la bahía de James, sitio en el que se vio forzado a pasar un muy, muy duro invierno debido al hielo y a la carencia de alimentos y madera seca para calentarse. Con la aparición del primer deshielo, en la primavera del año siguiente, la tripulación reventó en un motín que Hudson no ha podido sofocar. En el mes de junio, los amotinados abandonaron a su suerte a Hudson y a siete marineros mucho más (su hijo y otros marineros leales o enfermos), a los que metieron en una pequeña chalupa que, probablemente, debió que zozobrar en algún sitio de la bahía de Hudson, puesto que jamás mucho más se supo de ellos ni se han encontrado restos que tengan la posibilidad de proveer algún rastro sobre el sitio exacto de la catástrofe.
En relación a los amotinados, la mayoría fallecieron en aquellas tierras inhóspitas o en el muy, muy duro viaje de regreso a Inglaterra. Los pocos que alcanzaron la costa inglesa presentaban un estado lamentable y fueron enjaulados en un primer instante, si bien al cabo del tiempo recuperaron la independencia, ya que los cabecillas de la rebelión habían fallecido.
Aunque sus hazañas fueron menos trascendentales que el hallazgo de América de Cristóbal Colón, la apertura de la ruta de las condimentas de Vasco da Gama o la vuelta al planeta de Fernando de Magallanes y Juan Sebastián Elcano, debe reconocerse a Hudson como uno de los más importantes personajes principales de la llamada «era de los descubrimientos». Además de ofrecer su nombre a un río (en Estados Unidos de América), a una bahía y a un ajustado (los dos en Canadá), los viajes de Hudson reportaron secuelas prácticas: el lugar de fábricas balleneras en Spitzberg y la iniciación de un próspero y lucrativo comercio peletero en las márgenes del río Hudson. Dicha actividad dio rincón a la localidad de holanda de Nueva Ámsterdam (más tarde Nueva York), que entonces pasaría a manos de Inglaterra.
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Por ese motivo, si eres del tipo de personas que creen en que de forma cooperativa existen posibilidades de elaborar algo mejor, y detentas información en relación con la vida de Henry Hudson, o sobre algún aspecto de su figura u obra que no se contemple en esta biografía, te pedimos que nos lo hagas llegar.
Las sutilezas y las peculiaridades que llenan nuestras vidas son decididamente imprescindibles, ya que destacan la singularidad, y en el tema de la vida de un ser como Henry Hudson, que poseyó su relevancia en una época concreta, es vital tratar de mostrar una visión de su persona, vida y personalidad lo más precisa posible.
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