Henri Rousseau

La historia universal la escriben las personas queen el transcurrir de los siglos, gracias a sus obras, sus pensamientos, sus creaciones o su talento; han originado quela sociedad, de un modo u otro,avance.

Ya sea inspirando a otras personas o formando parte de la acción. Henri Rousseau es uno de esos seres humanos cuya vida, indudablemente, merece nuestra consideración debido al nivel de influencia que tuvo en la historia.Conocer la biografía de Henri Rousseau es comprender más sobre época determinada de la historia del ser humano.

Vida y Biografía de Henri Rousseau

(Henri Julien Félix Rousseau, llamado el Aduanero; Laval, Francia, 1844 - París, 1910) Pintor francés. Por sus humildes orígenes no ha podido recibir una capacitación artística y no se dedicó a la pintura hasta 1893, con lo que se le considera autodidacta. Su peculiar pintura figurativa, que combina la ingenuidad formal con la sofisticación temática y compositiva, forma un caso único en el contexto de las vivencias originales de su temporada. Después de unas primeras proyectos (panoramas y naturalezas fallecidas) en las que detalla meticulosamente la verdad descartando completamente la visión, Henri Rousseau pasó a poner sus figuras en un espacio bidimensional de ámbito mítico, como es la situacion en La cabalgata de la desolación. Sin embargo, sus proyectos mucho más atrayentes son aquellas que representan un planeta exótico, lleno de visiones oníricas, de forma frecuente ambientadas en la jungla. En esta línea se anota más que nada el popular cuadro La atractiva de víboras (1907). Su obra ejercitó una señalada predominación en la pintura naif.

La enigmática poesía y la simple técnica de los cuadros de Henri Rousseau, ambientados con cierta frecuencia en niveles exóticos, hicieron de él el prototipo del llamado artista naif o ingenuista. En la década de 1890 su obra fue objeto de la atención de Degas y Gauguin, entre otros muchos; después sería festejado por los cubistas como entre los renovadores de la pintura europea de finales del siglo XIX.

De origen humilde, a lo largo de su juventud pasó 4 años en el ejército, y en 1871 se estableció con su mujer en París como usado de los arbitrios (áreas de trabajo fiscales) municipales, lo que daría origen a su sobrenombre. Apasionado por la pintura más allá de su carencia de capacitación técnica, en 1886 presentó en el Salón de los Independientes su primer cuadro popular, El carnaval de los animales, que pasó inadvertido y que mostraba ahora su inclinación a la representación detallista (producto de su admiración por el arte académico) y al empleo de colores intensos y tenuemente modulados, que serían aspectos propios de su obra.

En 1893 Rousseau, si bien ignorado o ridiculizado por los críticos, abandonó su trabajo para ocuparse absolutamente a la pintura. Vivió de una pequeña pensión y de los retratos que pintaba a sus vecinos, y creó una pequeña escuela donde enseñaba arte y música. Formalmente carecía de instrucción artística, pero con trabajo metódico y tenaz llegó a controlar la técnica del óleo. Admiraba el formalismo de la pintura academicista, pero su obra se caracteriza frente todo por la ingenuidad, el calor humano y la percepción poética.

Próximamente consiguió cierto reconocimiento en los círculos artísticos de vanguardia merced a proyectos como La guerra (1894), alegoría de enorme fuerza expresiva, y La gitana dormida (1897), cuyo paisaje desértico y también irreal, interrumpido solo por las figuras de una muchacha yacente y un león ubicado al lado de ella, fue entre las primeras muestras de su aptitud para hacer mundos de un onírico lirismo. Admirado por artistas de la talla de Pablo Picasso y el escritor Guillaume Apollinaire, que apreciaban su talante a un tiempo ingenuo y orgulloso, Rousseau creó desde 1905 una sucesión de poco comúnes situaciones selváticas (El león hambriento, La atractiva de víboras, El sueño de Yadivigha) cuya apelación a un perdido paraíso natural influyó no solo en el arte naif, sino más bien en varias corrientes imaginativas de la pintura posterior.

En la serie de pinturas sobre la jungla, La atractiva de víboras (1907) es una increíble exhibe del estilo de Rousseau, antirrealista y evocador de espacios y ocasiones entresacados de la niñez y de los sueños. En esta lona, la figura primordial se muestra oscurecida, lo que aumenta su secreto, tocando una flauta a cuyo son semejan asistir los animales, aparte de las víboras mentadas en el título. El marco que sirve de fondo a la escena se muestra ricamente ornado por una abundante y diferente vegetación, mucho más fantástica que real. El cuadro fue pintado desde la narración de un viaje a la India que le logró la madre del pintor Robert Delaunay.

Tomada en su grupo, los temas de la obra de Henri Rousseau van desde los distritos pequeño burgueses de París a las flores, pasando por imágenes de sueños simbólicos y panoramas de fantasía. Sus imaginarios animales y extrañas flores están inspirados en estudios hechos en los jardines botánicos y zoológicos, y probablemente asimismo por un viaje a México que efectuó en su juventud, si bien hoy en día se tiende a meditar que tal viaje no es mucho más que una historia de historia legendaria. Los colores de sus cuadros son intensos y elementales, y el dibujo está hecho más simple hasta el punto de rememorar las producciones infantiles.

Sin embargo, este acercamiento al arte del pueblo está teñido de una paradójica sofisticación, y las creaciones (que tienen alguna similitud en ocasiones con las de Marc Chagall, otro artista empeñado artificialmente en lograr una expresión de fachada espontánea) tienen una robusta carga romántica. Uno de sus panoramas, El sueño, tuvo su interpretación poética en un poema del escritor y crítico Apollinaire, que de la misma Picasso y otros, apoyaron a Rousseau y lanzaron su obra.

El interés del público europeo por el arte primitivo de finales del siglo XIX allanó el sendero para la pintura ineducada y poética de Rousseau. Su obra halló pleno reconocimiento antes de su muerte, y en la actualidad el Aduanero se considera como uno de los más importantes representantes de la pintura naif y de las tendencias neoprimitivistas. Sus fundamentos alegóricos y simbólicos apuntan asimismo el sendero del surrealismo.

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