Ya sea inspirando a otros seres humanos o siendo parte de la actuación. Heinrich Brüning es una de esas personas cuya vida, indudablemente, merece nuestra atención por el nivel de influencia que tuvo en la historia.Conocer la vida de Heinrich Brüning es conocer más sobre periodo preciso de la historia del ser humano.
Si has llegado hasta aquí es porque eres sabedor de la trascendencia que detentó Heinrich Brüning en la historia. El modo en que vivió y aquello que hizo mientras estuvo en el mundo fue decisivo no sólo para quienes trataron a Heinrich Brüning, sino que a lo mejor legó una señal mucho más honda de lo que logremosimaginar en la vida de gente que tal vez nunca conocieron ni conocerán ya jamás a Heinrich Brüning de modo personal.Heinrich Brüning fue un ser humano que, por alguna causa, merece no ser olvidado, y que para bien o para mal, su nombre jamás debe borrarse de la historia.
Las biografías y las vidas de personas que, como Heinrich Brüning, atraen nuestra atención, tienen que valernos en todo momento como referencia y reflexión para conferir un marco y un contexto a otra sociedad y otra etapa de la historia que no son las nuestras. Intentar entender la biografía de Heinrich Brüning, el motivo por el cual Heinrich Brüning vivió como lo hizo y actuó de la forma en que lo hizo en su vida, es algo que nos ayudará por un lado a comprender mejor el alma del ser humano, y por el otro, el modo en que avanza, de forma inevitable, la historia.
(Münster, 1885 - Norwich, 1970) Político alemán, canciller de Alemania desde los años 1930 a 1932, a lo largo de la etapa final de la llamada República de Weimar, encabezada por Paul Hindenburg. De ideología conservadora y católico practicante, Brüning asimismo desempeñó el cargo de ministro de Asuntos Exteriores desde octubre del año 1932, poco antes que Adolf Hitler aceptara el poder en Alemania. Como experto en temas financieros, su mayor logro fue el de achicar a proporciones mínimas las reparaciones urgentes de guerra que los socios habían impuesto a Alemania en el Tratado de Versalles (1919). Incapaz de arreglar los serios problemas económicos del país, se vio impulsado a entrenar una política de claro signo derechista que le dejó gobernar con métodos aproximadamente dictatoriales, pasando por prominente al propio Reichstag, lo que no le impidió ser un convencido demócrata.
Heinrich Brüning cursó estudios de filosofía, historia y ciencias políticas en tres universidades distintas. Después de haber efectuado una secuencia de viajes de estudios por Francia y también Inglaterra, en 1915 se doctoró con un importante estudio sobre la economía de su país. Finalizada la Primera Guerra Mundial, donde pasó tres largos años en el frente como fácil soldado, Brüning ingresó en el Partido de Centro (Zentrumspartei, asimismo llamado Centro Católico) y desarrolló una ingente actividad en el sindicato y en la junta de gobierno de esta capacitación católica. Fue escogido diputado del Reichstag por exactamente el mismo partido en el año 1924. En 1929 fue escogido líder del conjunto católico en el Reichstag, frente a la sorpresa de propios y extraños gracias a su juventud; se sostendría en el puesto hasta su salida del país, en el año 1934.
El 30 de marzo de 1930, Paul von Hindenburg, presidente de la República, nombró canciller a Brüning y le encargó la capacitación de un gobierno. Brüning reunió en una coalición a todos y cada uno de los conjuntos democráticos de derechas, pero no ha podido tener la mayor parte precisa en el Reichstag. Debido a su concepción política, fundamentada en la iniciativa de la necesidad de un gobierno fuerte y unido como única vía para sobrepasar la grave crisis que atravesaba Alemania tras la finalización de la Gran Guerra y el crac de 1929, jamás confió bastante en una coalición con el Partido Socialdemócrata (dirigido por Hermann Müller), y bastante menos en el nuevo Partido Nacionalsocialista de Adolf Hitler.
Por todo ello, gracias a sus escasas simpatías hacia los socialdemócratas, los que tenían un peso todavía esencial en el parlamento, en el mes de septiembre del mismo año disolvió el Reichstag para convocar novedosas selecciones, con la promesa de hallar la mayor parte centrista absoluta que le dejara gobernar sobre el Reichstag a través de decretos ley. Sin embargo, los desenlaces no lograron ser mucho más deplorables para los intereses de Brüning, puesto que se causó un apogeo de las fuerzas marxistas y nazis.
El partido nazi logró la nada repudiable cifra de ciento siete escaños, merced a la espléndida utilización por la parte de su líder, Adolf Hitler, del descontento de la mayor parte de la población alemana en relación a la política económica adoptada por Brüning, consistente en bajar los sueldos para frenar la galopante inflación. Desde ese instante, Brüning no tuvo mucho más antídoto que respaldarse en el Partido Socialdemócrata (al que previamente había pretendido dañar) para lograr frenar el apogeo del nazismo.
A inicios de 1932 expiró el período presidencial de Paul Hindenburg, quien, por su elevada reputación política y enorme carisma en las filas del ejército alemán, parecía ser la única persona con la capacidad de vencer a Hitler en las selecciones de presidentes. Tanto el centro-derecha dirigido por Brüning como el Partido Socialdemócrata apoyaron sin reservas al viejo mariscal, que terminó ganando las selecciones. A pesar de esto, el 30 de mayo del mismo año, Hindenburg le retiró su acompañamiento a causa del intento de Brüning de disolver por decreto las organizaciones paramilitares nazis.
Brüning, inútil de mantenerse como canciller, terminó dimitiendo ese día, y fue relevado por Franz von Papen el 1 de junio, quien por su parte fue asimismo destituido el 3 de diciembre del mismo año. El 28 de enero de 1933, Hindenburg nombró a Hitler canciller de Alemania, en tanto que la capacitación nazi se había transformado en la primordial fuerza parlamentaria en las selecciones del año 1932.
Con Hitler en el poder, Brüning abandonó Alemania a fines del año 1933 y se dirigió a Inglaterra, donde continuó hasta 1939 y ejercitó como instructor en la Universidad de Oxford. Al reventar la Segunda Guerra Mundial, Brüning se trasladó a los Estados Unidos de América, y también dio clases en las universidades de Baltimore y Harvard como instructor de Administración Pública.
En 1950 regresó a Alemania para hacerse cargo de la cátedra de Derecho Político de la Universidad de Colonia; dio también una larga serie de charlas por todo el país. Gracias a su periplo estadounidense, Brüning fue entre los inspiradores de la reconciliación entre los Estados Unidos de América y la Alemania de postguerra. Finalmente, en el año 1955 regresó a Estados Unidos, y fijó su vivienda determinante en Norwich-Vermont, localidad donde se dedicó enteramente a la redacción de sus memorias hasta su muerte.
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