Harold Pinter

La historia universal está escrita por aquellos hombres y mujeres quea lo largo del tiempo, gracias a su proceder, sus ideas, sus innovaciones o su ingenio; han originado quela humanidad, de un modo u otro,prospere.

Ya sea inspirando a más seres humanos o tomando parte de la acción. Harold Pinter es uno de esos sujetos cuya vida, en verdad, merece nuestra consideración debido al nivel de influencia que tuvo en la historia.Comprender la biografía de Harold Pinter es conocer más sobre etapa determinada de la historia del género humano.

Si has llegado hasta aquí es porque sabes de la relevancia que tuvo Harold Pinter en la historia. Cómo vivió y aquello que hizo durante el tiempo que estuvo en el mundo fue determinante no sólo para aquellas personas que trataron a Harold Pinter, sino que a lo mejor produjo una señal mucho más insondable de lo que logremosimaginar en la vida de personas que tal vez jamás conocieron ni conocerán ya jamás a Harold Pinter de modo personal.Harold Pinter fue una de esas personas que, por alguna razón, merece ser recordado, y que para bien o para mal, su nombre jamás debe borrarse de la historia.

Conocer las luces y las sombras de las personas destacadas como Harold Pinter, personas que hacen rotar y transformarse al mundo, es algo esencial para que seamos capaces de poner en valor no sólo la existencia de Harold Pinter, sino la de toda aquellas gentes que fueron inspiradas por Harold Pinter, gentes a quienes de de una u otra forma Harold Pinter influyó, y ciertamente, comprender y entender cómo fue vivir en el momento de la historia y la sociedad en la que vivió Harold Pinter.

Vida y Biografía de Harold Pinter

(Londres, 1930 - 2008) Dramaturgo y poeta británico. Considerado el máximo exponente del arte dramático inglés de la segunda mitad del siglo XX, recibió el premio Nobel de Literatura en 2005.

Harold Pinter nació el diez de octubre de 1930 en el vecindario de Hackney, en el habitual East End londinense, en el seno de una familia judía. Al reventar la Segunda Guerra Mundial fue separado de sus progenitores y evacuado a la campiña inglesa. Aquella separación, traumática para él, iba no obstante a dar de comer su imaginación y la mirada introspectiva de su teatro.

Regresó a Londres en 1944 y, tras un corto paso por la Royal Academic of Dramatic Art (1948-1949), se declaró objetor de conciencia y se negó a cumplir el servicio militar. Comenzó entonces a redactar sus primeros poemas y a accionar en múltiples compañías de repertorio en da un giro por las islas Británicas.

Pinter inició su el día de hoy larga obra de teatro (“He escrito veintinueve proyectos y pienso que probablemente sean suficientes”) en 1957 con The Room (La habitación), siendo desde ese momento los cuartos cerrados, con escasos individuos, los niveles de varios de sus dramas. Inmediatamente le proseguiría The Birthday Party (La celebración de cumpleaños, 1958), parte que la crítica maltrató (se estrenó en el West End y fue retirada del letrero una semana tras la primera representación), lo que llevó al principiante dramaturgo a proponerse la oportunidad de dejar la escritura aun antes de empezar verdaderamente su trayectoria.

Pese a estas renuencias, en 1959 su suerte cambió con The Caretaker (que se traduciría como El guardián); en oposición a lo ocurrido un par de años antes, la obra fue un éxito y supuso su primer reconocimiento público. Durante la década de 1960 Pinter conformó una secuencia de proyectos que delimitaron su peculiar estilo, lleno de silencios (dramas escritos en un lenguaje elusivo, en ocasiones cómico, pero que crea un ámbito de amenaza y alienación), que se conocería como pinteresco. “Devolvió el teatro a sus elementos básicos: un espacio cerrado y un diálogo impredecible, donde la multitud está a la merced de cada uno de ellos y las metas se derrumban […] revela el precipicio que subyace en las cotidianas cuestiones diarias y fuerza la entrada a los cuartos cerrados de la opresión”, mantuvo la Academia Sueca tras la concesión del Nobel.

Títulos como A Night Out (Una noche de juerga, 1959, su obra mucho más verdadera), Night School (Escuela nocturna, 1960), The Lover (El apasionado, 1963), The Homecoming (Retorno al hogar, 1964), Landscape (Paisaje, 1967) o Silence (1968) lo transformaron en una figura del teatro británico, cuya predominación sería esencial para una generación de dramaturgos.

Heredero del teatro del absurdo de Samuel Beckett, Eugène Ionesco y Jean Genet, sus proyectos, aliñadas con fantasías eróticas y obsesiones, celos y odios, fueron calificadas como “teatro de la inseguridad”. Sus individuos procuran estar comunicado para reaccionar en frente de una invasión o un intento de invasión en la estrechez de sus vidas, y la mayoria de las veces fallan. Sus diálogos, en fachada insignificantes, reticentes y evasivos -en ocasiones contradictorios-, ocultan intimidaciones, observaciones, peligros. La obra de Pinter, mezcla de realismo y secreto, no transporta explícito mensaje alguno moralizante, sino mucho más bien trata de reflejar un planeta amenazante y violento que nace de nuestra naturaleza humana y de las contradicciones de la sociedad de la cual formamos parte.

Proyectos siguientes son Betrayal (1979), One for the Road (La última copa, 1984) o Celebration (Celebración, 1999), que él mismo llevó a escena en el teatro The Almeida de Londres, en la primavera de 2000.

Activista político

Con el pasar de los años, Pinter se implicaría mucho más en política. Sus proyectos tardías tendieron a ser mucho más cortas, y los temas mucho más políticos, usando frecuentemente alegorías de la opresión. Fue en torno a 1970 en el momento en que Pinter empezó a ser mucho más claro en el aspecto político y adoptó una posición precisamente de izquierdas. El golpe para derrocar al gobierno que derribó al gobierno de Salvador Allende en Chile en 1973 lo consternó intensamente y fue el detonante de su activismo a favor de los derechos humanos. En 1985 viajó a Turquía, donde se opuso abiertamente a la opresión turca y a la supresión del idioma kurdo. Esa experiencia le inspiró la obra Mountain Language (El lenguaje de la montaña), de 1988.

Fue entre los mucho más furiosos críticos del mandatario de EEUU Ronald Reagan y de la primera ministra británica Margaret Thatcher; manifestó públicamente su rechazo al bloqueo estadounidense de la Cuba de Fidel Castro; se opuso a los bombardeos en Kosovo autorizados por la OTAN y a las invasiones de Afganistán y de Iraq. Su situación se radicalizó tras este enfrentamiento, que le llevó a calificar a Tony Blair de “idiota iluso” y a equiparar el Gobierno de George W. Bush, a quien calificó de “asesino de masas”, con el régimen nazi.

En un esfuerzo continuo por atraer la atención pública sobre las violaciones de los derechos humanos y la opresión, este con pasión activista de Amnistía Internacional y de la Campaña pro Desarme Nuclear (CND) publicó sus escritos de forma frecuente en los jornales británicos, como The Guardian y The Independent, y en el tercer mes del año de 2005 sorprendió con el aviso de que se encontraba resuelto a volcar sus energías en la poesía y en el activismo político.

Creador polifacético

Además de piezas tráficas, Harold Pinter escribió proyectos cortas para televisión y radio, dirigió mucho más de treinta producciones teatrales propias y de otros autores (Robert Shaw, James Joyce, David Mamet, Simon Gray…) y fue creador de los guiones de películas como El sirviente (1963) y El mensajero (1971), de Joseph Losey, El último magnate (1976), de Elia Kazan, y La mujer del teniente francés (1981), de Karel Reisz. Publicó además de esto una novela llamada Los enanos, cuentos cortos y cientos y cientos de poemas, asimismo teñidos de ideología.

Integrante honorario de distintas universidades, Pinter recibió, entre otros muchos galardones, el premio Shakespeare, el premio Europeo de Literatura, el Pirandello, el David Cohen de literatura británica, el Laurence Olivier y el Molière de honor al grupo de su trayectoria. Sus guiones para el cine asimismo le reportaron galardones como el Oso de Plata del Festival Internacional de Cine de Berlín (1963), el premio BAFTA (1965 y 1971), la Palma de Oro del Festival Internacional de Cine de Cannes (1971) y el premio de la Commonwealth (1981). Además, fue candidato al Oscar por La mujer del teniente francés y Traición. En 1999 ingresó en la Compañía de Literatura de la Royal Society.

Harold Pinter vivió en Londres con su segunda mujer, la autora Antonia Fraser, con la que se había casado en 1980 tras divorciarse (de manera escandalosa incluido) de la actriz Vivien Merchant, personaje principal de muchas de sus proyectos y madre de su único hijo. En 2002 le fue diagnosticado un cáncer de esófago. Precisamente, su especial estado de salud le llevó a ser hospitalizado unos días antes de la liturgia de distribución del Nobel. Pese a que no ha podido ayudar al acontecimiento (recogió el galardón su editor), recurrió a una grabación en vídeo donde de nuevo logró honor a su popularidad de escritor puesto en compromiso.

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