Hannah Arendt

Ya sea inspirando a otras personas o siendo parte de la actuación. Hannah Arendt es uno de esos seres humanos cuya vida, indudablemente, merece nuestro interés por el nivel de influencia que tuvo en la historia.Conocer la vida de Hannah Arendt es conocer más acerca de una época concreta de la historia de la humanidad.

Si has llegado hasta aquí es porque tienes conocimiento de la trascendencia que detentó Hannah Arendt en la historia. Cómo vivió y aquello que hizo durante el tiempo que permaneció en el mundo fue decisivo no sólo para las personas que conocieron a Hannah Arendt, sino que quizá legó una huella mucho más profunda de lo que logremosconcebir en la vida de personas que tal vez nunca conocieron ni conocerán ya nunca a Hannah Arendt personalmente.Hannah Arendt ha sido un ser humano que, por algún motivo, merece no ser olvidado, y que para bien o para mal, su nombre nunca debe borrarse de la historia.

Apreciar las luces y las sombras de las personas significativas como Hannah Arendt, personas que hacen rodar y cambiar al mundo, es una cosa fundamental para que podamos apreciar no sólo la existencia de Hannah Arendt, sino la de todas aquellas personas que fueron inspiradas por Hannah Arendt, personas a quienes de de una forma u otra Hannah Arendt influenció, y indudablemente, conocer y descifrar cómo fue el hecho de vivir en la época y la sociedad en la que vivió Hannah Arendt.

Vida y Biografía de Hannah Arendt

(Hannover, 1906 - Nueva York, 1975) Filósofa alemana. De ascendencia judía, Hannah Arendt estudió en las universidades de Marburgo, Friburgo y Heidelberg, y en esta última consiguió el doctorado en filosofía bajo la dirección de Karl Jaspers. Con la subida de Hitler al poder (1933), se exilió en París, de donde asimismo debió escapar en 1940, estableciéndose en Nueva York. En 1951 se nacionalizó estadounidense.

En Los orígenes del totalitarismo (1951), su obra mucho más conocida, mantiene que los totalitarismos se fundamentan en la interpretación de la ley como «ley natural», visión con la que justifican la exterminación de las clases y etnias teóricamente «condenadas» por la naturaleza y la historia. Otras proyectos suyas son La condición humana (1958), Eichmann en Jerusalén (1963), Hombres en tiempos sombríos (1968), Sobre la crueldad (1970) y La crisis de la república (1972).

Biografía

Famosa eminentemente como ensayista política, Hannah Arendt asimismo fue una crítica literaria sutil y atenta. Entre 1924 y 1929 cursó estudios de filosofía y teología, primero en Marburgo y en Friburgo y, por último, en Heidelberg. Tuvo por profesores a Edmund Husserl, Martin Heidegger y Karl Jaspers. Con este último se licenció en 1928.

Obligada a dejar la Alemania hitleriana en 1933, se trasladó a Francia. Durante la Segunda Guerra Mundial, tras la ocupación alemana de Francia (1940), fue internada con otros emigrados; logró escapar y se instaló en Estados Unidos. Allí cooperó en varias gacetas y, tras ser convidada consecutivamente por las universidades de Berkeley y Chicago, enseñó teoría política en la School for Social Research de Nueva York.

Autora de varias proyectos, se dio a saber en 1951 con un trabajo que se titula Los orígenes del totalitarismo, en el que, a través de el análisis del imperialismo del siglo XIX y de los regímenes totalitarios del XX, procuraba reconstruir las contrariedades histórico-políticas que desembocaron en el antisemitismo. De todos métodos, este aspecto primordial de su obra siempre y en todo momento se encuentra introduzco en el cuadro de una reflexión mucho más general sobre la noción de política en el planeta moderno, como pasa en La condición humana (1958), obra donde la autora se interroga sobre los núcleos fundamentales de los conceptos políticos clave, como los de democracia, poder, crueldad o dominio.

Ya que el carácter público de la alegría y la independencia, que Hannah Arendt identificaba respectivamente con la revolución francesa y la independencia de Estados Unidos (de esta forma en Sobre la revolución, 1963), se ha perdido en nuestra tradición, su emprendimiento se introduce en el campo prácticamente utópico de una democracia extremista que no se base sobre el principio de soberanía. En su último trabajo, La vida del espíritu, en tres volúmenes y que quedó inacabado, es visible la referencia poco a poco más clara a la predominación del pensamiento de Martin Heidegger, y a la renovación de las medites de la tradición hebraica sobre las nociones de voz, escritura y trazo.

La finalidad de Los orígenes del totalitarismo (obra que sería reelaborada y traducida al alemán por su autora para una edición de 1955, prologada por Karl Jaspers) es probar que el nacionalsocialismo y el bolcheviquismo son diferentes del despotismo y la tiranía, las maneras de ejercicio autoritario del poder conocidas desde la antigüedad. Las condiciones y los procesos sociales que condujeron al totalitarismo y al sistema burocrático terrorista de los campos de concentración se examinan sirviéndose de abundante material reportaje. La autora divide su investigación en tres partes: antisemitismo, imperialismo y totalitarismo.

Según Arendt, los orígenes del totalitarismo se encuentran "en la ruina y disgregación de los estados nacionales y en el avance anárquico de las modernas sociedades de masas". Los diferentes elementos desencadenados en este desarrollo de disgregación son presentados en ámbas primeras unas partes del libro hasta llegar a sus orígenes históricos, para ser descritos, en la tercera, en su "cristalizada forma totalitaria". Arendt asegura que el antisemitismo (como concepción política, producto de los últimos decenios del siglo XIX) no puede detallarse sencillamente como "odio por los judíos"; las ideas de dominio y persecución nacieron de los sitios recurrentes antisemitas de la ideología política burguesa en el momento en que se disgregó el estado nacional con sus mecanismos de control.

En el avance de la emancipación política de la burguesía hacia "la coalición entre capital y plebe" y en la sociedad dominada por el término seudocientífico de raza, con su máquina burocrática para la aniquilación, Arendt reconoce el resultado "de la publicidad y la organización totalitaria". El aparato estatal se independiza, la política segrega substituye a las leyes y la justicia y los campos de concentración y exterminio "sirven al régimen totalitario como laboratorios para la comprobación de su intención de dominio absoluto sobre el hombre". El nazismo y la dictadura de los soviets solo son probables, según la autora, pues en estos sistemas "cada individuo es achicada a una inmutable identidad de reacciones, de forma que todos estos haces de reacciones puede intercambiarse por algún otro"; y uno de las causas por los que el hombre moderno se transforma tan de manera fácil en víctima de los movimientos totalitarios es "su creciente distanciamiento".

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