Ya sea inspirando a otros o formando parte de la acción. György Lukács es uno de esos seres humanos cuya vida, en verdad, merece nuestra atención debido al grado de influencia que tuvo en la historia.Comprender la vida de György Lukács es comprender más sobre una época concreta de la historia del género humano.
Conocer lo bueno y lo malo de las personas destacadas como György Lukács, personas que hacen rotar y transformarse al mundo, es algo básica para que seamos capaces de poner en valor no sólo la existencia de György Lukács, sino la de toda aquellas gentes que fueron inspiradas por György Lukács, aquellas personas a quienes de un modo u otro György Lukács influyó, y por supuesto, conocer y descifrar cómo fue el hecho de vivir en la época y la sociedad en la que vivió György Lukács.
(György o Georg Lukács; Budapest, 1885 - id., 1971) Filósofo y político húngaro. Considerado entre los mucho más refulgentes pensadores marxistas, tuvo una activa vida política. De familia burguesa, se doctoró en filosofía en 1906 y radicó en Berlín y en Heidelberg de 1909 a 1914, donde fue influido por Georg Simmel y Max Weber y donde trabó amistad con Ernst Bloch. De nuevo en Budapest (1914), ingresó en el Partido Comunista de Hungría (1918) y fue comisario de educación con Béla Kun. Tras la caída de Kun emigró a Viena, Berlín y la Unión Soviética (1933-1945). En 1956, su oposición al estalinismo y su participación en la revuelta húngara lo llevaron primero al ministerio de cultura del gobierno de Imre Nagy, y, tras la invasión soviética, al destierro a Rumania, si bien regresó en 1957.
Lukács fue entre las figuras mucho más representativas y complicadas de la civilización moderna. Los trabajos de Lukács se centraron por una parte en el campo de la teoría literaria, más que nada en la novela, donde efectuó esenciales aportaciones al análisis estético. A su vez, evolucionando desde el idealismo hegeliano al marxismo, Lukács criticó el neopositivismo y el existencialismo por inoperantes. Su obra, redactada en húngaro y alemán, incluye libros tan significativos para la estética como su Teoría de la novela, o en lo relacionado al pensamiento marxista, su Historia y conciencia de clase.
Sus estudios estuvieron siempre y en todo momento íntimamente relacionados con su actividad política, como lo revela la publicación de su obra teorética primordial, Historia y conciencia de clase (1923), que fue sentenciada públicamente y después rechazada por nuestro creador. Proporcionó a la corriente del marxismo occidental una summa filosófica definitiva, precisamente opuesta a las proposición positivistas de la Segunda Internacional y a las de la Tercera Internacional, aparte de negar las tendencias cientificistas y dogmáticas nacidas en el seno del marxismo. El redescubrimiento de esta obra, mediante una traducción francesa publicada en la década de 1960, tuvo una suma importancia para el enfrentamiento cultural europeo y también en todo el mundo.
En 1932 publicó los Manuscritos económico-filosóficos de 1844 y, en 1956, los materiales preparatorios del Capital (los llamados Grundrisse o Lineamenti), en los que contemplaba el tema de la alienación y la relación de continuidad entre Hegel y Marx: el creador efectuó una relectura de los temas de fondo de la obra de Marx, posicionándose contra la ampliación de la dialéctica a ley natural formulada por Engels, insistiendo en la centralidad del inconveniente de la conciencia de clase como crítica en frente de la alienación propia del capitalismo, y centrando el procedimiento dialéctico en la categoría de la integridad que ha de ser recuperada tanto en la praxis como en nuestro sujeto.
El tema de la relación entre Hegel y Marx apareció asimismo en sus proyectos siguientes: destacó la deuda de Marx con el pensamiento dialéctico y el procedimiento hegeliano, evidentes más que nada en las proyectos de juventud, a las que dedicó otro esencial trabajo filosófico (El joven Hegel, 1948) en el que examinó la capacitación del pensamiento dialéctico con relación a el interés de Hegel por la economía y el análisis central del "trabajo" como objetivación teleológica del hombre (término creado asimismo por el Hegel maduro).
La obra de György Lukács se distribuye en tres fases, que corresponden a la capacitación intelectual y al avance de la posición política. La primera etapa, llamada premarxista, llega hasta Historia y conciencia de clase, esto es, hasta el estudio profundo de Marx, posterior a 1915, en contacto con las revoluciones soviética y húngara: recibe en su capacitación filosófica la predominación de Kierkegaard (el creador trata la temática existencialista, lo que enseña su predominación sobre Heidegger), de Hegel y de la filosofía alemana moderna: Max Weber, Georg Simmel, Wilhelm Dilthey, Wilhelm Windelband y Heinrich Rickert. En especial, la corriente del historicismo y el enfrentamiento entre el procedimiento de las ciencias naturales y el de las humanísticas le dieron puntos de referencia escenciales para su posterior análisis del procedimiento dialéctico. Pertenecen a esta primera etapa existencialista las proyectos El alma y las formas (1911) y Teoría de la novela (1915), antecedidas por una sucesión de escritos, en forma trágica, sobre literatura y estética. En las dos proyectos el tema de fondo es la escisión entre el yo y el absoluto, entre el alma y la manera, condición propia de la vida actualizada que la novela detalla en su apariencia trágico.
Tras reventar la Primera Guerra Mundial, el creador se inscribió al Partido Comunista Húngaro, y en 1919 participó activamente en la República soviética de Béla Kun. Más tarde se refugió en Viena y en Berlín, donde escribió, entre 1919 y 1922, Historia y conciencia de clase (cuyo núcleo central es el ensayo "La cosificación y la conciencia del proletariado") y otras 2 proyectos, Lukács sobre Lenin (1924) y Mosed Hess (1926). En 1924 la Internacional comunista, mediante Zinoviev, condenó la obra Historia y conciencia de clase, acusándola de idealismo y de revisionismo. Esta segunda etapa acaba con el reconocimiento, por la parte del creador (por poner un ejemplo en la autocrítica pronunciada en 1929, tras la expulsión del Partido Comunista Húngaro), de la necesidad de no quedar apartado de la pelea política, más que nada en un instante en el que tenía en mente sobre Europa una amenaza de derechas.
A partir de este instante comienza la tercera etapa de su pensamiento, considerablemente más próxima y en ocasiones aun coincidente con la posición del marxismo oficial, especialmente a lo largo de la época de Stalin. Por una sección forman parte a este periodo las proyectos filosóficas como El joven Hegel, que no obstante lleva a cabo sus temas iniciales, y por otro lado ensayos como El ataque a la razón (1954) y otras proyectos inferiores, de crítica extremista a la integridad de la civilización filosófica occidental actualizada, acusada de irracionalismo y opuesta a la línea única del materialismo marxista. En todas y cada una ellas surge, a nivel filosófico, el aspecto mucho más reduccionista y escolástico del creador. Posteriormente se interesó por la ontología, esto es, por el estudio del marxismo como ciencia de los principios de las realidades (orgánica, inorgánica y popular), y desarrolló una monumental obra sobre la "ontología del ser popular". Esta tercera etapa comprende su prolongado periodo de estudios en Moscú (desde 1933) y el regreso a Hungría, tras la Segunda Guerra Mundial, donde aceptó, desde 1956, múltiples cargos políticos y culturales de primer orden. En este periodo desarrolló primordialmente sus primitivos intereses sobre el fenómeno artístico y la crónica de la estética.
Entre su abundante producción ensayística sobre temas estéticos cabe refererir Materiales sobre el realismo (1948), K. Marx y F. Engels como historiadores de la literatura (1948), Contribuciones a la narración de la estética (1954), Goethe y su época (1947), Thomas Mann (1949), Balzac y el realismo francés (1953) y sus enormes proyectos teóricas: la antología de ensayos Prolegómenos a una estética marxista (1957) y los 2 volúmenes monográficos sobre estética: Estética I: Cuestiones preliminares y de principio; Estética II: Problemas de la mímesis (1964). En grupo, el creador estableció las bases de una estética marxista fundamentada en la teoría del realismo, entendiendo por realismo en el arte no el reflejo naturalista de la vida diaria (con lo que se distancia del realismo socialista de Andrei Zhdanov), ni un planteo global dirigido a conocer las leyes, como es la situacion de la ciencia, sino trataría de desarrollar una intuición sensible de lo "especial" que dejara saber el "elemento habitual" y propio de su contexto histórico y popular.
Este realismo, ejemplarizado más que nada en la novelística del siglo XIX, de Balzac, de Tolstoi y más tarde de Thomas Mann, se distingue del realismo corriente y recobra la categoría de integridad a través de lo especial y lo habitual. Por lo tanto, el artista es el que sabe restituir la integridad importante de un instante histórico por medio de unas contrariedades específicas, y la novela es la manera de arte que se amolda mejor a esta finalidad. Ello se da aun pese a la posición política siendo consciente del creador, como en la situacion de Balzac y de Tolstoi. Este planteo, no exento de contradicciones internas, provocó una sucesión de críticas al creador, más que nada por su incapacidad de apreciar las considerables maravillas artísticas "subjetivas" del siglo XX, como las de Kafka, Proust y Joyce, que están fuera del ámbito del realismo.
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Las sutilezas y las peculiaridades que ocupan nuestras vidas son siempre determinantes, ya que destacan la singularidad, y en el tema de la vida de alguien como György Lukács, que detentó su trascendencia en una época determinada, es vital intentar brindar una visión de su persona, vida y personalidad lo más precisa posible.
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