Ya sea inspirando a otras personas o siendo una pieza esencial de la acción. Gustave Eiffel es uno de esos sujetos cuya vida, en verdad, merece nuestro interés debido al grado de influencia que tuvo en la historia.Comprender la biografía de Gustave Eiffel es conocer más sobre una época concreta de la historia del ser humano.
Comprender lo bueno y lo malo de las personas significativas como Gustave Eiffel, personas que hacen girar y evolucionar al mundo, es algo esencial para que seamos capaces de poner en valor no sólo la vida de Gustave Eiffel, sino la de todos aquellos y aquellas que fueron inspiradas por Gustave Eiffel, gentes a quienes de de una forma u otra Gustave Eiffel influyó, y por supuesto, comprender y entender cómo fue vivir en el periodo histórico y la sociedad en la que vivió Gustave Eiffel.
(Alexandre Gustave Eiffel; Dijon, 1832 - París, 1923) Ingeniero y arquitecto francés. Tras graduarse en la Escuela de Artes y Oficios de París 1855, se especializó en la construcción de puentes metálicos. Su primera obra de este género la efectuó en Burdeos en 1858; en 1877 diseñó el increíble arco de metal de 160 metros del puente sobre el Duero, cerca de Oporto. Poco después superó su marca con el viaducto de Garabit, a lo largo de varios años el tendido artificial mucho más prominente de todo el mundo (120 metros).
Vanguardista en el momento de estimar el aspecto aerodinámico en sus creaciones, hasta el punto de crear en Auteuil el primer laboratorio de aerodinámica, se tienen dentro en su haber proyectos tan distintas como el domo móvil inteligente del observatorio de Niza o la composición metálica de la célebre escultura de la Libertad, en Nueva York.
Sin embargo, su mayor logro fue la pasmante torre de acero ubicada en París y que fue mencionada con su nombre. La torre Eiffel se construyó en el Campo de Marte de París para la Exposición Universal de 1889. Actualmente es uno de las edificaciones mucho más populares de todo el mundo y se convirtió en el símbolo de la ciudad más importante francesa.
La organización de la Exposición Universal, conmemorativa del centenario de la Revolución Francesa (1789), fue aprovechada por Gustave Eiffel para probar al planeta los avances en tecnología de la arquitectura de su país a través de la erección de una torre de 300 metros de altura y composición de hierro. Tras la aprobación del emprendimiento (concebido por su colaborador Maurice Koechlin) por el organismo competente, se erigió en la orilla izquierda del Sena, en pleno centro de París. Las proyectos se empezaron en 1887 y en su construcción se invirtieron un par de años y 6.900 toneladas de hierro.
La torre se levanta sobre una base cuadrada de 125 metros, que tiene engastados en sus ángulos los 4 aguantes de arranque en los que se anotan los distinguidos arcos que afirman los distintos pisos. Las curvas de los 4 laterales dan una impresión de fuerza y de hermosura y los huecos benefician el paso del aire, garantizando la seguridad del edificio. Su sistema de elevadores de enorme cabida fue el primero que se instaló en el planeta. Sus 300 metros la transformaron en el edificio mucho más prominente de todo el mundo hasta la inauguración del Empire State Building de Nueva York en 1922.
Su construcción despertó una encendida polémica, ya que varios la consideraban una ramplona composición carente de sensibilidad artística. En los comienzos de su construcción, un conjunto de intelectuales -entre aquéllos que resaltaban Garnier y Zola- firmaron una carta de queja apuntada al comisario de la Exposición, donde se quejaban de esa "torre vertiginosa y absurda que domina París, como una gigantesca y obscura chimenea de factoría". El compositor Charles Gounod y el escritor Alexandre Dumas hijo redactaron una carta de queja por la construcción de la torre; el escritor Guy de Maupassant abandonó París para probar su disgusto. Pero una vez acabada, varios de los opositores iniciales se sintieron seducidos "por lo fabuloso que recrea nuestra pequeñez. Bien plantada sobre sus piernas arqueadas, sólida, colosal, monstruosa, despiadado, se afirmaría que, desdeñando silbidos y aplausos, trata de buscar y retar al cielo, sin importarle lo que se mueva a sus pies".
Concebida en un inicio como atracción temporal, en 1909 fue comprada por el estado francés. Más tarde se pensó en su demolición gracias a los superiores gastos de cuidado y al riesgo de un futuro debilitamiento de la composición por oxidación. Sin embargo la fuerte reacción habitual frente a la iniciativa de que la torre, considerada como un símbolo nacional, desaparezca, logró que se desistiese de semejante propósito. En esta época, aparte de constituir una atracción turística, la torre aloja las instalaciones de la Radiotelevisión Francesa y marcha como baliza para los aeroplanos que se dirigen al campo de aviación parisiense de Orly.
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