Gregorio Marañón

La historia de las civilizaciones está contada por aquellas personas quea lo largo del tiempo, gracias a su forma de actuar, sus ideales, sus hallazgos o su arte; han hecho quela humanidad, de una forma u otra,progrese.

Vida y Biografía de Gregorio Marañón

(Gregorio Marañón y Posadillo; Madrid, 1887 - 1960) Médico y ensayista español. Estudió en la Facultad de Medicina de Madrid, y consiguió el nivel de licenciado en 1909 y el de doctor en 1910. De los instructores que tuvo, los que según él mucho más le influyeron fueron Federico Olóriz en anatomía, Santiago Ramón y Cajal en histología, Alejandro San Martín en nosología quirúrgica, y Juan Madinaveitia y Manuel Alonso Sañudo en medicina interna. Ramón y Cajal se transformó, además de esto, en una incesante referencia intelectual y ética, especialmente desde la lectura de sus Reglas y consejos. La culminación de este desarrollo fue el alegato en honor de Cajal que pronunció en 1947 con motivo de su ingreso en la Academia de Ciencias y que un par de años después amplió con apariencia de libro con el título Cajal, su tiempo y el nuestro.

Marañón fue iniciado en el estudio de la endocrinología, especialidad que en España se encontraba entonces en sus principios, por Madinaveitia y Sañudo, aprendiendo los síndromes tiroideos con el primero y los pluriglandulares con el último. En 1910 logró indagaciones quimioterápicas en el laboratorio de Paul Ehrlich en Frankfurt. Vuelto a España, empezó a trabajar en el Hospital General de Madrid en 1911. Pensó que la endocrinología había nacido como especialidad autónoma y consideró la obra de Artur Biedl, Innere Sekretion, publicada en 1910, como la exposición paradigmática del papel de las secreciones internas en fisiología.

Este grupo de saberes, juntado a lo largo de lo que llamó periodo de desarrollo explosivo de la endocrinología, lo presentó al público español en La doctrina de las secreciones internas, que fue, de entrada, un curso dado en el Ateneo de Madrid en 1915. Marañón desarrolló su versión de la teoría endocrinológica en la próxima década, esencialmente en su libro sobre el climaterio, La edad crítica, anunciado en 1919, y en su alegato de recepción en la Academia de Medicina, pronunciado en el año 1922 y que se titula Problemas recientes de la doctrina de las secreciones internas.

En este último trabajo, Marañón percibió la crisis que había en la especialidad, causada por los asaltos hipercríticos a la teoría de las secreciones internas por la parte de estudiosos como la lengua francesa Y también. Gley y la lengua inglesa Swale Vincent, quienes procuraron una definición mucho más rigurosa de las hormonas, para excluir los estimulantes metabólicos en general. En España, como en todas y cada una partes, la adrenalina se transformó en el primer campo de guerra, con Marañón y sus acólitos del Instituto de Patología Médica, que defendían un enfoque mucho más extenso de la acción hormonal, y con fisiólogos como Juan Negrín y Augusto Pi Suñer, que estaban en pos de un término mucho más limitado.

Habitual del acercamiento de Marañón a la endocrinología fue su defensa entusiástica de la organoterapia en los años veinte y su participación en un óptimo número de aireados trasplantes de cápsulas suprarrenales y gonadas, en colaboración con León Cardenal. Al igual que Cardenal, se interesó en los métodos de anti-envejecimiento de Eugen Steinach y Serge Voronoff. En La edad crítica y en otros escritos siguientes, aseguró que el envejecimiento y el ocaso de las funcionalidades sexuales estaban muy unidos, y que el primero podía ser descrito con perfección con la terminología del último. Conservó su interés por el envejecimiento y puede ser considerado como entre los creadores de la gerontología en España.

Marañón fue un considerable comentador español del psicoanálisis y de las teorías psicosexuales de Freud. Fue el único médico español esencial que conoció en lo personal a Freud y entre los pocos biólogos que fue considerado con seriedad por los primeros psicoanalistas. Por eso, Marie Bonaparte (en cuya casa Marañón había popular a Freud) escribió en De la sexualité de la femme que Marañón era "un creador no alineado en las filas de los psicoanalistas, pero su trabajo llamó la atención de ellos". Bonaparte citó su trabajo de 1930, La evolución de la sexualidad y de los estados intersexuales, en el que Marañón defendía que cada humano se encontraba dotado con especificaciones de los dos sexos y que estos están mucho más distinguidos conforme se avanza en la escala filogenética.

Para Marañón, para Freud, la libido (a la que Marañón llamaba "apetito sexual") era un impulso primario. Pero para el endocrinólogo esta energía concreta era producida, inicialmente, por un fenómeno químico: la irrupción en la sangre de las secreciones internas de las gónadas. Freud lo aceptó, pero apostilló que los orígenes químicos de la libido eran poco relevantes para su psicología.

Debido al acompañamiento biológico que había brindado a las teorías de Freud, los trabajos de Marañón sobre la sexualidad fueron muy populares en Italia, donde el movimiento católico de oposición a la psicología freudiana era muy grande. Aceptó el término freudiano de sexualidad infantil y pensó que los dos sexos pasaban por etapas de intersexualidad, los hombres en la adolescencia y las mujeres en la menopausia. A nivel filosófico, creyó que el psicoanálisis y la endocrinología eran tareas complementarias, en tanto que ámbas perseguían detallar la idiosincrasia del sujeto, y que la mayor contribución de Freud a la medicina había sido volver a poner una visión humanística.

El interés clínico de Marañón no se limitaba al campo de la sexualidad. Llevó a cabo indagaciones sobre la pituitaria, las suprarrenales (patología de Addison), las paratiroides y, principalmente, sobre el tiroides, glándula a la que dedicó mucho más de 40 trabajos. Fue el primero en probar la recurrente aparición de hipertrofia muscular en las piernas de los pequeños con mixedema y también inyectó, experimentalmente, adrenalina para hallar un estado hipermetabólico en casos de disfunción tiroidea.

En 1931, Marañón creó el Instituto de Patología Médica y resultó escogido diputado para las Cortes Constituyentes republicanas. Un año después fue nombrado sin oposición catedrático de Endocrinología. En los últimos días de 1936, gracias a la guerra civil, debió dejar España, instalándose en París hasta el año 1943, fecha donde regresó a Madrid. A su vuelta, su reaparición pública sucedió en el Paraninfo de la Universidad, donde pronunció una charla.

En 1945 se resolvió la cuestión de su reincorporación para ejercer la docencia de la Endocrinología. En 1946 fue nombrado vocal del Pleno del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (organismo desarrollado por las autoridades del régimen de Franco, instaurado tras terminar la guerra) en representación del Patronato "Santiago Ramón y Cajal". En 1948 el Consejo creó, a solicitud suya, el Instituto de Endocrinología Experimental, que más tarde se integró en el Centro de Investigaciones Biológicas.

Se interesó durante su trayectoria por la historia y la composición de la ciencia. En su alegato académico de 1922, apuntó que todas y cada una de las disciplinas científicas pasan por una sucesión de fases obligadas: precientífica, latencia, desarrollo explosivo, aceptación hiperbólica, movimiento de reacción y periodo "tradicional" de madurez. En exactamente el mismo trabajo apuntó otro esencial aspecto que afectaba a la ciencia de españa: la carencia de tradición científica y del número bastante de estudiosos para proveer un mínimo de crítica, estricta y personal, al avance de la teoría científica. Como historiador, su mejor estudio fue el destinado a las ideas biológicas de Benito Jerónimo Feijoo (1934), en el que, más allá de que sobrevaloró el papel de Feijoo y sus contemporáneos como renovadores científicos, logró, por el contrario, llamar la atención sobre la indudable vitalidad de la ciencia de españa de la Ilustración.

Como escritor resaltó en el campo del ensayo, la biografía y la historiografía. Laín Entralgo, su mucho más señalado biógrafo, ha señalado de su figura tres facetas: la de médico, la de historiador y la de moralista. A la suma de múltiples de ellas se tienen que proyectos como Las ideas biológicas del padre Feijoo (1934), Vocación y ética (1935) o El médico y su ejercicio profesional en nuestro tiempo (1952), si bien lo primordial de su obra literaria son las biografías en las que caracteriza a distintos individuos históricos, transformándolos en distintivos de una temporada y en prototipos de un carácter, lo que no significa, como lamentablemente se ha comprendido en ocasiones, que esos individuos "fuesen" de esta forma, sino Marañón deduce de su actuación ciertas peculiaridades que transforma, como ahora se ha señalado, en prototípicas del personaje o de la temporada.

Son proyectos como Enrique IV de Castilla y su tiempo (1930, reeditado en 1941 como Estudio biológico sobre Enrique IV de Castilla); Amiel. Un estudio sobre la timidez (1932); El Conde-duque de Olivares (la pasión de enviar) (1936); Tiberio. Historia de un resentimiento (1939); Luis Vives (Un español fuera de España) (1942); Antonio Pérez (El hombre, el drama, la temporada) (1947); Cajal: su tiempo y el nuestro (1950) y El Greco y Toledo (1956), a los que se sumó póstumamente Juan Maragall y su tiempo (1963).

A estos ensayos se frecuenta juntar, pese a no tratarse de un personaje histórico sino más bien mítico, Don Juan. Ensayos sobre el origen de su historia de historia legendaria (1940), de enorme interés por confluir en su opinión del mito con visiones como las de Ramón Pérez de Ayala o Miguel de Unamuno. Marañón examinó a los individuos tal y como si se tratara de casos clínicos, interpretó su vida desde un criterio médico y resaltó su condición de individuos ubicados fuera de la normalidad. El ejemplo mucho más polémico y publicado de su singular criterio son sus juicios sobre el mito de don Juan, al que consideró un personaje escasamente viril en oposición a la iniciativa habitual, que lo logró emblema de la masculinidad.

Su estilo, base indudable de su éxito, se identifica por su aptitud expositiva, que se ubica a medio sendero entre la prosa científica y la expresión literaria. Por ello se considera no solo como uno de los más importantes ensayistas de nuestro tiempo, sino más bien asimismo como el eslabón entre el ensayo literario y el particularmente científico.

Colabora para ampliar la biografía de Gregorio Marañón

¿Qué te ha parecido la existencia de Gregorio Marañón? ¿Has hallado la información que esperabas hallar?

Está claro que conocer en profundidad a Gregorio Marañón es algo que está reservado a muy pocas personas, y que pretender reconstruir quién y cómo fue la vida de Gregorio Marañón es una suerte de enigmaque posiblemente podamos reconstruir si colaboramos todos juntos.

Por ese motivo, si eres del tipo de personas que creen en que de modo colaborativo es posible elaborar algo mejor, y conservas información sobre la vida de Gregorio Marañón, o acerca de algún detalle de su personalidad u obra que no hayamos observado en esta biografía, te pedimos que nos lo envíes.

Las sutilezas y las peculiaridades que ocupan nuestras vidas son siempre imprescindibles, ya que perfilan la diversidad, y en el caso de la vida de una persona como Gregorio Marañón, que detentó su importancia en un momento concreto de la historia, es vital procurar ofrecer una visión de su persona, vida y personalidad lo más rigurosa posible.

No lo dudes y contacta con nosotros para referirnos qué sabes tú en relación con Gregorio Marañón. Estaremos complacidos de perfilar esta biografía con más información.