Gregorio Álvarez

Ya sea inspirando a otras personas o formando parte de la acción. Gregorio Álvarez es uno de esos seres humanos cuya vida, sin duda alguna, merece nuestro interés por el grado de influencia que tuvo en la historia.Comprender la existencia de Gregorio Álvarez es comprender más acerca de periodo preciso de la historia del género humano.

Si has llegado hasta aquí es porque sabes de la importancia que tuvo Gregorio Álvarez en la historia. Cómo vivió y lo que hizo mientras estuvo en el mundo fue determinante no sólo para aquellas personas que frecuentaron a Gregorio Álvarez, sino que posiblemente produjo una huella mucho más insondable de lo que podamosconcebir en la vida de personas que tal vez nunca conocieron ni conocerán ya nunca a Gregorio Álvarez personalmente.Gregorio Álvarez fue un ser humano que, por algún motivo, merece no ser olvidado, y que para bien o para mal, su nombre nunca debe borrarse de la historia.

Conocer las luces y las sombras de las personas significativas como Gregorio Álvarez, personas que hacen girar y evolucionar al mundo, es algo fundamental para que podamos valorar no sólo la existencia de Gregorio Álvarez, sino la de todas aquellas personas que fueron inspiradas por Gregorio Álvarez, gentes a quienes de de una forma u otra Gregorio Álvarez influenció, y por supuesto, comprender y entender cómo fue el hecho de vivir en la época y la sociedad en la que vivió Gregorio Álvarez.

Vida y Biografía de Gregorio Álvarez

(Gregorio Conrado Álvarez Armelino; Montevideo, 1926 - 2016) Militar y político uruguayo, presidente de la República entre 1981 y 1985. Ingresó en la Academia Militar Nacional en 1940, en la se graduó como oficial del Regimiento de Caballería (1946-1959). De 1960 a 1962 fue jefe de Operaciones de Caballería en la Escuela de Instrucción Militar y, entre 1962 y 1979, de la Guardia Republicana de Montevideo. En 1971 alcanzó el generalato.

Como responsable de la pelea contra la subversión tupamara, Gregorio Álvarez ejecutó los dictados del poder civil bajo las presidencias de Jorge Pacheco Areco (1967-1972) y Juan María Bordaberry (1972-1976), marcadas por la suspensión de las garantías constitucionales, la intensificación de los actos de guerrilla urbana y la consiguiente opresión de las fuerzas de seguridad. La dotación de consecutivos poderes al ejército para batallar al Movimiento Tupamaro le situó en situación de fuerza respecto al poder civil, y desde finales de 1972 el prominente mando militar prodigó actos de injerencia y afirmaciones recriminatorias hacia la clase política, por su lado intensamente dividida en lo que se refiere a los pasos que se tenían que adoptar para sacar al país del marasmo institucional.

En lo que era un discreto y gradual golpe de Estado, en el mes de febrero de 1973 le fue impuesto al presidente Bordaberry un Consejo Nacional de Seguridad gobernado por los militares, en forma de gobierno paralelo, que Gregorio Álvarez pasó a encabezar. El Ejército consumó su plan el 25 de septiembre, con la disolución del Parlamento y la prohibición de la actividad política.

Álvarez, ascendido a comandante de la 4ª División en 1974 y a jefe del Estado Mayor del Ejército en 1978, brotaba como cabeza aparente, presuntamente moderada, de la Junta de Oficiales Generales en el poder, después de las testeras constitucionales de Bordaberry y de su sustituto en 1976, Aparicio Méndez. Durante este periodo especialmente tenebroso, Uruguay sufrió masivas violaciones de los derechos humanos, con un cómputo en torturas, homicidos y población asilada comparable (y aún superior) al de los regímenes similares de Paraguay, Brasil, Argentina y Chile.

Tras dejar en 1979 la jefatura del Ejército, Álvarez, con ambiciones políticas, fue designado por sus compañeros de junta presidente de la República, según el software para la devolución del poder a los civiles, que debía generarse en 1985. Gregorio Álvarez aceptó el poder el 1 de septiembre 1981 y puso en marcha el software de transición. Sus contradicciones y el persistente autoritarismo desencadenaron manifestaciones tumultarias y una huelga general en los últimos meses de 1983 y primeros de 1984.

El 25 de noviembre de ese último año se festejaron las aguardadas selecciones en general (a las que no lograron concurrir por encontrarse en prisión los líderes históricos del Partido Nacional y del Frente Amplio, Wilson Ferreira Aldunate y Líber Seregni, respectivamente), que triunfaron el Partido Colorado y su candidato, Julio María Sanguinetti. Álvarez dimitió el 11 de febrero de 1985 y Sanguinetti aceptó la presidencia el 1 de marzo siguiente. La aprobación el 16 de abril de 1989 en referéndum de la "Ley de caducidad" eximió a Gregorio Álvarez y al resto de los amos militares de toda compromiso por los crímenes realizados a lo largo de la dictadura.

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Las sutilezas y las peculiaridades que ocupan nuestras vidas son siempre imprescindibles, ya que perfilan la diversidad, y en la ocasión de la vida de alguien como Gregorio Álvarez, que poseyó su importancia en un momento concreto de la historia, es esencia procurar brindar un aspecto de su persona, vida y personalidad lo más precisa posible.

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