La historia del mundo está escrita por aquellas mujeres y hombres queen el transcurrir de los siglos, gracias a su proceder, sus ideas, sus innovaciones o su ingenio; han ocasionado quela humanidad, de un modo u otro,avance.
Las biografías y las vidas de personas que, como Gonzalo Fernández de Córdoba, cautivan nuestra curiosidad, tienen que valernos siempre como punto de referencia y reflexión para proponer un marco y un contexto a otra sociedad y otra época que no son las nuestras. Tratar de entender la biografía de Gonzalo Fernández de Córdoba, el motivo por el cual Gonzalo Fernández de Córdoba vivió del modo en que lo hizo y actuó del modo en que lo hizo durante su vida, es algo que nos ayudará por un lado a conocer mejor el alma del ser humano, y por el otro, la manera en que avanza, de forma inevitable, la historia.
Vida y Biografía de Gonzalo Fernández de Córdoba
(Llamado El Gran Capitán; Montilla, Córdoba, 1453 - Granada, 1515) Militar al servicio de los Reyes Católicos. Perteneciente a la vivienda de Aguilar, se formó entre la tradición guerrera de la frontera andaluza y la corte real castellana.
En las Guerras de Granada (1480-92) comenzó a entrenar sus creaciones tácticas, que superaban la guerra medieval de choque entre líneas de caballería por la mayor capacidad de maniobra de una infantería mesnadera encuadrada en entidades sólidas; su capacidad para explotar todos y cada uno de los elementos, amoldando la táctica a las condiciones actualmente (empleando, por poner un ejemplo, espías para tener el beneficio de la información, o llevando a la práctica una pelea de guerrillas en alguna de sus campañas), enseña los éxitos de su trayectoria, que le transformaron desde joven en el más importante jefe militar de la monarquía español-aragonesa.
Los reyes le confiaron múltiples embajadas para negociar con el rey Boabdil el Chico de Granada, con quien tenía relaciones de amistad. Los servicios que prestó a lo largo de aquella campaña fueron premiados con la confía de la Orden de Santiago, aparte de otras rentas y señoríos.
Completada la Reconquista con la capitulación de Granada (1492), Isabel y Fernando le emplearon en Italia, donde sostendrían una extendida guerra disputando la hegemonía en la zona contra Francia. La invasión francesa de Nápoles -demandando la herencia de la Casa de Anjou- fue contestada con una campaña de un par de años (1494-96) apuntada por Fernández de Córdoba, que derrotó a los franceses y restituyó al monarca napolitano, correspondiente a la familia real aragonesa. Los éxitos de aquella guerra (como la toma de Reggio, Atella y Nápoles) le valieron el sobrenombre de Gran Capitán y el título de duque de Santángelo.
Regresó a España en 1498, pero próximamente tuvo que regresar a Italia, al zanjar Francia y Aragón su disputa con el Tratado de Granada (1500), que repartía el reino de Nápoles en 2 zonas: el norte para Francia y el sur para Aragón. El propio Fernández de Córdoba fue puesto a cargo del ejército que ocupó Nápoles arrebatándole el Trono a la dinastía que había defendido 4 años antes.
El expansionismo francés provocó además de esto la reapertura del enfrentamiento con España en 1502. Fernández de Córdoba, que se encontraba luchando a los turcos en Cefalonia, fue llamado de nuevo para regentar las tropas españolas. Consciente de su inferioridad numérica en oposición al ejército francés, adoptó un plan protectora, resistiendo el asedio enemigo en Barletta en espera de refuerzos; en relación estos llegaron, salió a campo abierto, y derrotó a los franceses en las peleas de Ceriñola, Garellano y Gaeta (1503). Nápoles pasó de este modo al dominio español, bajo el que se sostendría hasta el siglo XVIII, quedando Gonzalo como gobernador del reino.
La muerte de la reina Isabel la Católica en 1504 marcó el comienzo de la caída en desgracia del Gran Capitán. Su combate con Fernando el Católico alcanzó un punto culminante a causa del Tratado de Blois (1505), por el que el rey devolvió a la Corona francesa las tierras napolitanas que Fernández de Córdoba había expropiado a los príncipes de la Casa de Anjou y había repartido entre sus oficiales. En 1507 Fernando viajó a Nápoles para tomar posesión de su nuevo reino, instante en que cuenta la historia de historia legendaria que demandó al Gran Capitán que rindiese cuentas de su administración financiera; en cualquier caso, fue depuesto como gobernador de Nápoles, adonde jamás regresó pese a sus manifestaciones.
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