La historia del mundo la narran las mujeres y hombres queen el paso de los años, gracias a su forma de actuar, sus ideales, sus hallazgos o su arte; han hecho quela civilización, de un modo u otro,avance.
Ya sea inspirando a otros o tomando parte de la acción. Giovanni Giolitti es uno de esos seres humanos cuya vida, en verdad, merece nuestra consideración por el grado de influencia que tuvo en la historia.Conocer la vida de Giovanni Giolitti es comprender más acerca de etapa determinada de la historia de la humanidad.
Conocer lo bueno y lo malo de las personas significativas como Giovanni Giolitti, personas que hacen rodar y cambiar al mundo, es una cosa básica para que podamos valorar no sólo la vida de Giovanni Giolitti, sino la de todas aquellas personas que fueron inspiradas por Giovanni Giolitti, aquellas personas a quienes de de una forma u otra Giovanni Giolitti influyó, y sin duda, comprender y entender cómo fue vivir en el momento de la historia y la sociedad en la que vivió Giovanni Giolitti.
Vida y Biografía de Giovanni Giolitti
Político liberal italiano (Mondovi, Piamonte, 1842 - Cavour, Piamonte, 1928). Hijo de campesinos, se licenció en derecho por la Universidad de Turín en 1861. Entró enseguida al servicio del Estado italiano, recién unificado por impulso de su país natal, el Piamonte. De la administración pasó a la política, donde ascendió de manera rápida, ya que llegó a ser diputado (desde 1882), ministro (de Hacienda en 1889-90, del Interior en 1901-03) y presidente (en 1892-93, 1903-05, 1906-09 y 1911-14).
En sus consecutivos ordenes, Giovanni Giolitti se apoyó sobre una desequilibrado coalición con hegemonía liberal y apoyos católicos y socialistas, que venía a representar la izquierda del régimen monárquico italiano. Llevó adelante un programa adelantado en el que figuraban muchas solicitudes habituales de los socialistas: impulsó enormes proyectos públicas, nacionalizó los trenes, reconoció de manera oficial a los sindicatos y también ingresó reformas sociales a favor de las clases trabajadoras en terrenos como sanidad, vivienda, pensiones, relaciones laborales y condiciones de trabajo. A él hay que la introducción del voto universal masculino en Italia (1912).
No obstante, la necesidad de tener apoyos parlamentarios para sostenerse en el poder le llevó a entrenar un estilo político amoral (el giolittismo), que consistía en maniobrar de forma continua para ganarse socios y dividir a sus contrincantes, manejar las consultas electorales y pasar sobre los principios para mantener alianzas únicamente coyunturales, lo que corrompía la esencia del régimen representativo y contribuía al descrédito del parlamentarismo liberal de la Italia postunitaria.
En el momento en que pensó que peligraban sus apoyos, Giolitti no vaciló en embarcar al país en una guerra exterior para distraer la atención, atacando a la desgastada Turquía para quitarle Libia y el Dodecaneso (1911-12); en cambio, defendió sin éxito la neutralidad de Italia en la Primera Guerra Mundial (1914-18) en el momento en que se encontraba en la oposición.
Al finalizar la guerra, donde Italia había intervenido con poco acierto militar y con un desilusionante fracaso en las negociaciones de paz, Giolitti fue llamado nuevamente a comandar el Gobierno (1920-21) con la meta de aliviar las graves tensiones sociales y políticas liberadas. Sus promesas al movimiento obrero desactivaron en un inicio la avalancha de huelgas y ocupaciones de factorías; pero se volvieron contra él al no ser con la capacidad de llevarlas a la práctica.
Perdido el acompañamiento de la izquierda, se enemistó asimismo con la derecha: sus proposiciones fiscales fueron desaprobadas por la Iglesia, su emprendimiento de reforma agraria le encaró con los enormes terratenientes y las renuncias territoriales que logró en frente de Yugoslavia al firmar el Tratado de Rapallo (1920) lo desacreditaron frente a la opinión nacionalista. Caído en desgracia y políticamente apartado, asistió pasivamente a la destrucción del régimen parlamentario por Mussolini (1922), si bien comenzó a criticar la dictadura fascista un par de años después.
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Los matices y las sutilezas que llenan nuestras vidas son en todos los casos esenciales, ya que marcan la diferencia, y en el caso de la vida de un ser como Giovanni Giolitti, que tuvo su relevancia en una época concreta, es vital procurar brindar una visión de su persona, vida y personalidad lo más precisa posible.
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