Giambattista della Porta

La historia del mundo la cuentan los hombres y mujeres queen el transcurrir de los siglos, gracias a su forma de actuar, sus ideales, sus hallazgos o su arte; han hecho queel género humano, de una forma u otra,prospere.

Si has llegado hasta aquí es porque eres consciente de la trascendencia que detentó Giambattista della Porta en la historia. El modo en que vivió y las cosas que hizo durante el tiempo que permaneció en el mundo fue determinante no sólo para quienes conocieron a Giambattista della Porta, sino que tal vez dejó una señal mucho más vasta de lo que logremosfigurar en la vida de personas que tal vez nunca conocieron ni conocerán ya nunca a Giambattista della Porta de modo personal.Giambattista della Porta ha sido una persona que, por alguna causa, merece no ser olvidado, y que para bien o para mal, su nombre nunca debe borrarse de la historia.

Las biografías y las vidas de personas que, como Giambattista della Porta, seducen nuestra atención, deben servirnos en todo momento como referencia y reflexión para ofrecer un marco y un contexto a otra sociedad y otra época que no son las nuestras. Hacer un esfuerzo por comprender la biografía de Giambattista della Porta, el motivo por el cual Giambattista della Porta vivió del modo en que lo hizo y actuó de la forma en que lo hizo durante su vida, es algo que nos ayudará por un lado a conocer mejor el alma del ser humano, y por el otro, el modo en que se mueve, de forma inevitable, la historia.

Vida y Biografía de Giambattista della Porta

(Nápoles, 1535 - 1615) Científico, erudito y dramaturgo italiano. Giambattista de ella Porta recibió una aceptable capacitación; a los quince años había escrito ahora los tres primeros libros de su obra científica más esencial: De la magia natural. Poseyó un singular y extenso talento y se interesó por la óptica, la hidráulica, las matemáticas, la astronomía, la fisiognomonía, la agricultura, la criptografía, la mnemotécnica, la quiromancia, la meteorología y el teatro.

Ubicado siempre y en todo momento entre la ciencia y la magia o la fe y la superstición, fue entre los autores que mucho más contribuyeron a la capacitación del pensamiento científico moderno en la temporada de la Contrarreforma. Su obra De la magia natural (1558) le dio popularidad europea y es el más destacable reflejo de su personalidad. Al ingenuo furor con que participó en la búsqueda de la piedra filosofal y al ámbito de prodigio en que en ocasiones agradó envolver sus descubrimientos, se oponen el rigor de sus indagaciones y la relevancia de ciertas de sus conclusiones. Se le debe la invención de la cámara obscura; en su Fisiognómica, Lavater le cuenta entre sus predecesores, y Kepler y otros le atribuyen alguna prioridad en la construcción de los telescopios. Viajó por Italia, Francia y España, y fue acusado reiteradamente de brujería por la Inquisición. En 1610 ingresó en la Academia de los Lincei.

Los últimos años de su historia estuvieron singularmente aplicados al teatro y a estudios sobre la atmósfera. Se le atribuyen veintinueve comedias, de las que preservamos catorce, visibles por el realismo de las ocasiones y algunas audacias y exuberancias de lenguaje que comunican el teatro barroco; entre ellas cabe refererir Cintia, El astrólogo, La Chiappinaria, El moro, Olimpia y Los 2 hermanos oponentes. Junto a semejantes proyectos aparecen la tragicomedia Penélope y una catástrofe inspirada en la vida de San Jorge.

Proyectos de Giambattista de ella Porta

El tratado en 4 libros De la magia natural, anunciado en Nápoles en 1558, es una obra extraña, mezcla de prácticas de magia y de ensayos científicos. En ella están reunidas, mezcladas con atrayentes visualizaciones experimentales, recetas para ofrecer color rosado al rostro, para tener hijos preciosos o para generar melocotones sin hueso, y especificaciones de monstruos como el dragón volante. El creador señala esenciales visualizaciones sobre los espéculos llamados ustorios, esto es, curvos.

En la edición de 1589, aparte de charlar de una suerte de linterna mágica, detalla el efecto de las lentes, aseverando que con lentes cóncavas se ven los elementos mucho más pequeños pero limpios, y con las lentes convexas se incrementa el tamaño de los elementos, más allá de que se muestran turbios: de este modo, ya que, mezclando lentes cóncavas y convexas, se van a ver limpias y mayores tanto las cosas próximas como las lejanas. Esta comprobación deja sospechar que, de antemano a Galileo, logró Giambattista de ella Porta crear un anteojo de extendida vista, con ocular discordante. Sin embargo, autores como Giambattista de Nelli afirman, con razón, que Giambattista de ella Porta conoció las lentes compuestas pero sin llegar jamás a crear ni a imaginar un auténtico catalejo.

De temas similares a este último se ocupó asimismo el creador en los nueve libros que forman su obra De la refracción óptica, publicada en Nápoles en 1593. El primer libro trata del fenómeno de la refracción mediante superficies lisas y de la refracción atmosférica; el segundo estudia la refracción mediante la "pila cristalina" o esfera de cristal, y asimismo mediante una semiesfera de cristal (considerada en su sección primordial); prosigue entonces un conjunto de cinco libros aplicados a la composición y al desempeño del ojo, tal como el mecanismo de la visión. Finalmente, el octavo trata de las lentes y el noveno se encarga del arco iris y de los colores producidos por refracción.

Este tratado representa una época fundamental de la narración de la ciencia, ya que si bien el contenido de los siete primeros libros y del noveno sea un compendio de los entendimientos ópticos de la temporada, por todos ellos está publicado un método crítico y también revolucionario que no era corriente en el siglo XVI. Della Porta puso de esta manera de relieve las deficiencias teóricas y los puntos enclenques que los seguidores de las ideas de la temporada se creían obligados a dejar en la sombra; por servirnos de un ejemplo, proclama abiertamente que, en temas de refracción, el estudio puede argumentar varias cosas todavía poco visibles y remover varios fallos.

Pero el interés mayor está constituido por el libro octavo, "De las lentes". Es el primer estudio en que se procura una teoría de las lentes. De hecho, las lentes, aplicadas desde el siglo XIII para corregir la visión de los présbites, continuaban de forma voluntaria ignoradas en el ámbito científico; no está la menor referencia a ellas hasta el momento en que nuestro Giambattista de ella Porta las mencionó de paso en la edición de 1589 de De la magia natural, y solo en este momento trata de sentar una teoría, partiendo de los entendimientos que se tenían de la "pila cristalina". La ordenación seguida por Giambattista de ella Porta es la presente; primero se piensan las lentes coincidentes, entonces las discordantes; para cada conjunto se estudia el accionar sobre su eje, entonces fuera del eje, y, finalmente, sus apps, así como el prender fuego con la radiación del sol y la corrección de la visión. Aunque la demostración no sea aún estricta, es verdad que Kepler partió de la obra de Giambattista de ella Porta para entablar las bases de la óptica geométrica actualizada.

Giambattista de ella Porta y el telescopio

Su aportación a la invención del telescopio quedó hasta determinado punto mejor clarificada en el momento en que se halló su obra Del telescopio; considerada perdida, fue hallada en un manuscrito original inédito de la Academia Nacional de los Lincei. La aparición del anteojo, a la que la obra de Giambattista de ella Porta no dejó de contribuir, si bien de forma involuntaria; la publicación del Pralipomena ad Vitellionem de Johannes Kepler, que en 1604 revolucionó las ideas sobre el mecanismo de la visión; la intervención de Galileo Galilei, que en 1609 conmovió al planeta con los espectaculares descubrimientos astronómicos hechos con el anteojo; y, finalmente, la teoría que sobre este instrumento dio Kepler en 1611 en su Dióptrica, forman las veloces etapas de una revolución científica de enorme estilo de la que nació la óptica geométrica actualizada, en la medida en que la óptica tradicional, si bien bimilenaria, pasaba del campo de la ciencia al de la historia.

Della Porta, que en todo lo mencionado tuvo una acción promotora de primer orden, fue por último superado por la ola de progresos. No entendió la obra de Kepler, ni tampoco el anteojo; aun pretendiendo ser su inventor, lo considera "una al azar". Pero en el momento en que el planeta científico, tras de una inútil y general oposición, cedió en frente de la resistencia inflexible de Galileo, y reconoció la capacidad y el valor del nuevo instrumento, Giambattista de ella Porta se ha propuesto ofrecer su teoría. Trabajó en ello 4 años (1611-1615), pero la desaparición le llamó antes que pudiese ofrecer fin a su tentativa.

Las cartas en las que había fijado sus ideas fueron agarradas y, tras ciertas contrariedades, encontraron asilo en la Biblioteca de la Academia de los Lincei. El editor Zanneto charla incluido en un catálogo de libros de próxima publicación una obra de Giambattista de ella Porta, con el título Del telescopio, obra que jamás fue publicada y cuyo manuscrito se creyó perdido. Fue G. Gabrielle, bibliotecario de los Lincei, quien en el curso de sus indagaciones sobre los primeros académicos examinó este manuscrito, hallando exactamente en él un capítulo que se titula Del telescopio. Consciente de la relevancia histórica del hallazgo, se intentó la colaboración de V. Ronchi para interpretar el artículo. La transcripción, realmente difícil, llevada a cabo por María A. Naldoni, mostró que las primeras treinta cartas son el original de otra obra de Giambattista de ella Porta, publicada con el título de Elementorum curvilineorum; y las otras ciento veinte, que tantas son las del códice, poseen la tentativa de Giambattista de argumentar la teoría del anteojo, partiendo de los principios usados veinte años antes en De la refracción óptica para las lentes sencillos.

Aunque el material examinado está lejísimos de haber resultado definitivo, fué viable reconstruir el plan general de la obra y sus fragmentaciones; fué asimismo viable entablar que la tentativa del creador, indudablemente por contar ahora mucho más de ochenta años, y estar cargado de atribuyas y fatigado, debía llevarle al fracaso. En grupo, de las diferentes ediciones de un mismo capítulo contenidas en las cartas, resulta claro que asimismo él tenía esta sensación, y esto debió amargarle bastante sus últimos años, ya que Stelliola refiere haberle oído decir con desfallecimiento, antes de caer en el lecho de muerte, "que la compañía del telescopio le había vuelto orate..., ya que era la mucho más bien difícil y dura de cuantas había emprendido".

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Sin duda alguna descubrir en lo más recóndito a Giambattista della Porta es algo que se reserva a escasas personas, y que intentar reconstruir quién y cómo fue la vida de Giambattista della Porta es una suerte de enigmaque con toda probabilidad logremos reconstruir si colaboramos todos en conjunto.

A causa de esto, si eres de esas personas que confían en que de forma colaborativa existen posibilidades de crear algo mejor, y detentas información acerca de la vida de Giambattista della Porta, o con respecto a algún pormenor de su personalidad u creación que no hayamos contemplado en esta biografía, te pedimos que nos lo envíes.

Los matices y las sutilezas que ocupan nuestras vidas son en todos los casos imprescindibles, ya que perfilan la diversidad, y en el caso de la vida de alguien como Giambattista della Porta, que detentó su relevancia en un momento histórico concreto, es esencia tratar de mostrar un aspecto de su persona, vida y personalidad lo más precisa posible.

Sin dudarlo, contacta con nosotros para contarnos qué sabes con respecto a Giambattista della Porta. Estaremos complacidos de completar esta biografía con más información.