Ya sea inspirando a otros seres humanos o siendo parte de la actuación. Giacomo Puccini es uno de esos seres humanos cuya vida, en verdad, merece nuestra consideración por el grado de influencia que tuvo en la historia.Conocer la biografía de Giacomo Puccini es comprender más acerca de una época concreta de la historia del género humano.
Si has llegado hasta aquí es porque eres consciente de la trascendencia que tuvo Giacomo Puccini en la historia. La manera en que vivió y lo que hizo en el tiempo en que permaneció en este mundo fue decisivo no sólo para las personas que trataron a Giacomo Puccini, sino que a lo mejor dejó una huella mucho más honda de lo que logremossospechar en la vida de gente que tal vez nunca conocieron ni conocerán ya nunca a Giacomo Puccini en persona.Giacomo Puccini ha sido una persona que, por alguna causa, merece ser recordado, y que para bien o para mal, su nombre jamás debe borrarse de la historia.
(Lucca, de hoy Italia, 1858 - Bruselas, 1924) Compositor italiano. Heredero de la enorme tradición lírica italiana, pero al tiempo abierto a otras corrientes y estilos propios del cambio de siglo, Puccini se transformó en el enorme dominador de la escena lírica en todo el mundo a lo largo de los primeros decenios del siglo XX. No fue un constructor prolífico: sin contar ciertas pocas piezas instrumentales y ciertas religiosas compuestas en su juventud, 12 óperas constituyen el abultado de su producción, cifra insignificante en comparación con las de sus precursores, pero bastante para llevar a cabo de él un creador clave del repertorio operístico y entre los mucho más apreciados y jaleados por el público.
Giacomo Puccini nació en el seno de una familia alguno de cuyos integrantes había ocupado, desde el siglo XVIII, el puesto de profesor de capilla de la catedral de Lucca. A la desaparición de su padre, Michele, en 1863, el pequeño Giacomo, más allá de no haber probado un particular talento músico, fue designado a continuar la tradición familiar, con lo que comenzó a recibir enseñanzas de su tío Fortunato Magi, con desenlaces poco esperanzadores.
Fue a la edad de quince años en el momento en que el directivo del Instituto de Música Pacini de Lucca, Carlo Angeloni, logró despertar su interés por el planeta de los sonidos. Puccini se descubrió entonces como un óptimo pianista y organista cuya presencia se disputaban los primordiales salones y también iglesias de la región.
En 1876, la audición en Pisa de la Aida de Verdi formó una genuina revelación para él; bajo su predominación, decidió dedicar sus sacrificios a la composición operística, si bien ello implicase dejar la tradición familiar. Sus años de estudio en el Conservatorio de Milán le reafirmaron en esta resolución. Amilcare Ponchielli, su profesor, lo animó a crear su primera obra para la escena: Le villi, ópera en un acto estrenada en 1884 con un éxito mucho más que apreciable.
Con su tercera ópera, Manon Lescaut, Puccini halló ahora su voz. El estreno de la obra supuso su consagración, confirmada por su posterior trabajo, La bohème, una de sus realizaciones mucho más ovacionadas. En 1900 vio la luz la ópera mucho más trágica de su catálogo, Tosca, y 4 años después la exótica Madama Butterfly.
Su estilo, caracterizado por conjuntar con capacidad elementos estilísticos de distintas procedencias, ahora se encontraba de forma plena configurado. En él la tradición vocal italiana se integraba en un alegato musical fluido y continuo en el que se diluían las diferencias entre los diferentes números de la partitura, al tiempo que se hacía un empleo sutil de ciertos temas recurrentes, a la forma de Wagner. A ello hay que añadir el plantel y también peculiar sentido melódico de su creador, entre las claves de la enorme aceptación que siempre y en todo momento tuvo entre el público.
No obstante, pese a su éxito, tras Madama Butterfly Puccini se vio impulsado a actualizar un lenguaje que conminaba con transformarse en una pura fórmula. Con La fanciulla del West inició esta novedosa etapa, caracterizada por entregar mayor relevancia a la orquesta y por abrirse a armonías novedosas, a veces en los límites de la tonalidad, que revelaban el interés del compositor por la música de Claude Debussy y Arnold Schönberg. En exactamente la misma senda, el músico de Lucca fomentó la renovación de los razonamientos de sus óperas, se alejó de los temas comúnes tratados por otros músicos y abogó por un mayor realismo.
Todas y cada una estas noticias contribuyeron a que sus novedosas óperas, entre ellas las que tienen dentro Il trittico, no alcanzaran, más allá de su calidad, exactamente el mismo nivel de popularidad que sus proyectos precedentes. Su última ópera, la mucho más actualizada y osada de cuantas escribió, Turandot, quedó inacabada a su muerte. La labor de ofrecerle cima, desde los esbozos dejados por el profesor, correspondió a Franco Alfano.
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Debido a esto, si eres de esas personas que confían en que de forma colaborativa es posible crear algo mejor, y posees información sobre la existencia de Giacomo Puccini, o con respecto a algún particularidad de su personalidad u creación que no hayamos observado en esta biografía, te pedimos que nos lo envíes.
Las sutilezas y las peculiaridades que ocupan nuestras vidas son en todos los casos importantes, ya que destacan la singularidad, y en el tema de la vida de un ser como Giacomo Puccini, que detentó su importancia en un momento histórico concreto, es indispensable intentar mostrar una visión de su persona, vida y personalidad lo más precisa posible.
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